Secuestrado(Kirikami Y Katsudeku)

capitulo 15

Denki se encontraba atado al suelo por unos grandes grilletes metálico, uno en cada pie, mano y uno en el cuello.

Los grilletes cada vez se iban acortando más obligándolo a agacharse, y poco a poco iba afixiandose, buscando la llave que lo liberase.

—Ahg —Kaminari se despertó con un sudor frío por toda la espalda—Otra vez ese sueño...

—¿D-dónde estoy?— preguntó Denki levantándose y fijándose a su alrededor.

El chico se encontraba en una habitación completamente oscura, sólo había una pequeña luz debajo de lo que debía ser la puerta.

Al otro lado de la puerta se oían voces, Kaminari pegó la oreja a la puerta y las voces que oyó le hicieron sentir un escalofrío.

—Ya te lo hemos traido, ahora páganos—dijo la voz ronca de un chico.

—Kurogiri se encargará de eso—dijo una voz que Denki reconoció al momento, y que le hizo recordar la muerte de su Madre, era Tomura— si me disculpais, ahora voy a probar mi nuevo juguete.

—Ahg qué fastidio, espero que no lo dejes como los otros—dijo una voz femenina, la reconoció, era la chica del baño.

Unos pasos se dirigieron hacia la puerta y Denki retrocedió por instinto. La puerta se abrió deslumbrando a Kaminari, que ya se había acostumbrado a la oscuridad.

—Ohh pero si estás despierto—dijo Tomura—Eso hace que esto vaya a ser más divertido.

—Déjame en paz—dijo Denki a punto de comenzar a llorar— yo no te he hecho nada.

—¿¡Nada!?—el tono del peliazul se volvió mucho más brusco de repente—¿¡Eso crees, que eres inocente y no has hecho nada!?

Se abalanzó sobre el rubio, tirándolo contra una pared y agarrándole las muñecas, Kaminari pudo ver de cerca todas las cicatrices que tenía en la cara el contrario.

—Tú y tu familia...—comenzó más calmado Tomura—Todo lo que habéis vivido, vuestra casa, vuestra comida, todo eso a salido de mi dinero.

Kaminari no entendía qué estaba diciendo, entonces comenzó a recordar algo que le había extrañado, pero había olvidado.

Hace unos días, el mismo día de la muerte de su madre.

Denki y su madre estaban en su casa, acababan de llegar del funeral de su padre, que había muerto en su servicio de policía.

Kaminari notó que su madre, a parte de la obvia tristeza de haber perdido a su marido, estaba más nerviosa que de costumbre.