18-Paz después de la tormenta

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—Zed.

—¿Mh?—el azabache estaba durmiendose entre las manos calidas de su chico quien le acariciaban el cabello.

—Hasta la fecha no entiendo, ¿Por qué me dices Osito? No soy para nada un oso.

Sean sintio los labios de Zed besarle y moverse como un gran gato sobre su cuerpo para tomar una mejor posición.

—Cuando yo era pequeño mi abuelo me regalo un osito de peluche café, era mi juguete favorito y lo amaba porque había sido el abuelo quien me lo dio.

Sean abrazo más fuerte a Zed esperando que siguiera su historia.

—Cuando cumplí siete el abuelo enfermo a muerte y todo lo que tenía para consolarme era ese osito—aclaró su garganta para resolver el nudo que se había alojado en ella—El murió y yo...perdí el oso en el último adiós que le dieron. Cada día recuerdo ese peluche y me lleno de remordimiento por haber perdido algo tan especial.

—Oh, Zed—Sean realmente trataba de hacer que la tristeza se fuera.

—Cuando te conocí hiciste que me sintiera bien, me hiciste sentir seguro y querido. Como mi osito—el castaño se sonrojo teniendo toda la atención de Zed. El azabache cambio de lugar para tener al pequeño sobre su regazo y entre sus brazos—Me enamoré de ti en el mismo instante en que te vi. Por eso te digo osito, mi osito.

—¿Tu me amas?

—Con cada pedazo de mi ser, incluso podría apostar que lo que siento por ti es más que amor—acaricio la suave mejilla del chico—Quiero estar siempre contigo.

Sean sonrio enternecido y dejo que aquella calida mano le tocará.

—¿Quieres ser mi novio?

Zed se levantó de golpe, con sus ojos tan abiertos como los de un buo.

—C-Cariño, se supone que yo debo preguntarte eso.

—Si espero a que tu lo hagas, moriré siendo simplemente tu osito y no más que eso—acaricio por sobre la camisa el cuello—Así que, ¿Aceptas o me consigo a otro?

—Matare a quien te toque—gruño apretando más a su chico contra el, escuchando los hermosos gimoteos al perder un poco de aire—Claro que quiero ser tu novio, amorcito.

    💙                   🐻                   💙

—Mierda, voy a morir—tomo su cabeza entre sus manos y aplicó presión, pero el dolor no se iba.

Unos ronquidos suaves le hicieron ver el lado izquierdo de la cama para mirar como su tío Adam babeaba una almohada. Lo siguiente que vio fue la habitación desconocida donde se encontraban, lucia como la habitación de un puberto.

La respuesta fue dada cuando la puerta se abrió y por ella entró Niall con una taza y una caja de pastillas.

—Por fin despiertan, ya me cansé de decirle a Liam y a Sofía que ustedes  están bien aquí en casa de mi madre.

—¿En casa de tu mamá?

—No podía llevarlos ebrios a mi casa o a sus casas, me matarían—le entregó las cosas esperando a que tomará la pastilla—A parte, mamá prepara un levanta muertos efectivo para las borracheras.

—¿Dónde está la señora Horan ahora?—pregunto después de tomar más agua.

—Preparando el desayuno, vine a levantarlos antes de que ella viniera—se estiró un poco y abofeteo a Adam, quien brinco asustado y tomo la almohada como escudo—Ya levantaré, perezoso. Mamá los está esperando y no querrán verla enojada, la mujer se volvió loca después de la menopausia. 

El Pequeño Osito De Zed |#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora