11-¿Todo igual?

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Cinco años después.

Los años estaban pasando cada vez más rápido y realmente Liam quería que sus hijos no crecieran, pero pronto su campeón cumplió los trece años y su princesa los once.

Zayn estaba orgulloso de sus pequeños, de como ambos habían aprendido a adaptarse a sus nuevas vidas. Recibía ayuda de sus amigos de vez en cuando para cuidar de los niños o el mismo se ofrecía a cuidar de los demás niños para que los grandes pudieran salir una que otra vez.

Zed había prometido siempre estar al lado de Sean y hasta la fecha Liam no podía respetarlo, el adolescente de dieciséis años se colaba algunas noches por la ventana del castaño y en las mañanas tenía mala suerte de ser Liam quien despertaba a los niños.

La primera vez que encontró a Zed durmiendo en la habitación de su hijo fue todo un caos, saco al chico golpeandolo con una almohada, lo arrojó sobre su auto y lo entrego a sus padres, gracias a Zayn porque Liam pensaba llamarle a la policía.

Sean era un precioso chico ya grande, sus grandes ojos inocentes atraían las miradas de muchos chicos y chicas, su cabello rizado y suave al tacto, su delicada piel blanca y su cuerpecito desarrollándose muy rápido, según Liam.

Carrie era otro caso, la niña grosera y gruñona que había llegado por primera vez a casa se estaba esfumando poco a poco, lucia más sería, más callada, y aquello estaba preocupando a sus padres.

—¿Qué quieren hacer este fin de semana?—pregunto Zayn mientras hacia su lectura de cada jueves, usando unos lentes de pasta negra. Liam decía que para el era la cosita más hermosa que había visto a parte de sus hijos.

—¿Qué tal unas películas en el patio trasero con la comida de mi suegrito?

Liam miro mal al azabache sentado en un sillón individual.

—Tu cállate, zorro pervertido.

Como cada tarde después de clases, Zed se encontraba en casa de su osito tratando de sobrepasarse con él, según los ojos de Liam. Pero el abogado logró sentarse al lado de su bebé y dejar á King en el sillón individual, solo. Sólo el, solito. Sólo.

—A mi me gusta la idea—comentó Sean mirando a su papá.

—Tengo la impresión de que estarás de acuerdo con todo lo que diga este pejelagarto—Liam miro como Zed sonreía orgulloso. Sus ojos miel fueron hacia su niña, callada viendo la television—¿Tu que dices, princesa?

—Suena bien—contestó distraída—Podríamos invitar a todos los tíos y a los suegros de Sean.

Zayn y Liam se miraron sin tener una respuesta, nadie entendía que era lo que pasaba con Carrie y sinceramente, Liam tenía miedo. De un día para el otro llegó aquel cambio drástico que golpeó a todos, ni siquiera Sean sabía que le pasaba.

                          🐻💙🐻

La mañana siguiente ambos chicos se arreglaban para asistir a clases, la escuela a la que asistían obligatoriamente les quería con uniforme, y Liam no tuvo problema al escogerlos, pero ahora que Carrie había pasado a un cambio, comenzó a usar faldas.

Y aquello no le gustó para nada a Payne.

—¿Qué hiciste de comer, papi?—pregunto la niña llegando a la cocina, el mayor fruncio los labios viendo la falda a la mitad de los muslos blancos de su bebé—Papá, superalo, el uniforme es asi.

Liam pensó en si podía demandar a la escuela por esa clase de faldas, le encontró el lado bueno a la situación de la escuela. Zed no asistía a ella.

El pequeño pervertido asistía a la preparatoria por lo que sólo se veía con Sean en la salida cuando pasaba por este.

El desayuno fue normal y todos lo agradecieron, Zayn se despidió de ellos antes de tomar sus llaves y salir de casa, los chicos tomaron sus mochilas y salieron también de casa con papá Liam.

—Carrie, bebita hermosa—le llamo sonriente, ella le miro—¿Quieres decirle a papi que pasa?

Dudo un momento para contestar, para que a lo último le regalará una sonrisa al castaño y dijera:

—No es nada, sólo estoy triste porque viene mi cumpleaños. No quiero crecer, quiero seguir siendo tu pequeña princesa.

Liam acercó a Carrie para besar la mejilla rosita y luego rasparla con su barba. Ella rio dejando a su padre frotar su mejillas.

—Nunca dejaras de ser mi pequeña princesa, amor—prometió calmando a la niña, ella tomo la mano de Liam y volvió su vista a la ventana sin soltar la extremidad.

Payne sabía que no era eso, había algo más en la actitud de su bebé. Pero no la presionaria.

Llegando a la escuela ambos hermamos se despidieron de su padre para bajar del auto y entrar a la institucion.

Sean rápido localizó a su primo Edward y Sam. Ed había adquirido un rubio castaño, creció un poco mas que Sean, mientras que a Sam le había crecido el cabello a la cintura y algunas partes de su cuerpo comenzaron a cambiar drásticamente, ambos niños le molestaban por ser la chica.

—¿Hiciste la tarea del maestro de Ingles?—pregunto Ed luciendo preocupado.

Sean suspiro cansado, sacando una carpeta de su mochila para dársela a su primo, este chillo agradecido besando la mejilla del castaño antes de correr con la tarea para hacerla.

—No se como sigue cruzando los años de escuela, es peor que el tío Louis—Sam se cruzó de brazos viendo a Ed copiar todo—¿Cómo van las cosas con Zed?

El castaño se sonrojo rápidamente a la mención de su...¿De su que? Zed había dicho algo, pero nunca le pidió una relación. El sólo lo dijo y ya, para Sean eso no era un noviazgo.

Se encogio de hombros y sonrió a su prima.

—Vamos bien, todo tranquilo.

                         🐻💙🐻

—¡Vamos, King!—grito el entrenador al chico—¡Un poco más y te dejo!

El azabache bufo entre el dolor y el cansancio, haciendo el abdominal número cincuenta y venciendo así a su compañero de clases, se dejó caer al suelo sonriendo cansado mientras sus amigos celebraban la victoria.

—¡Bien hecho, Zed!—Victorio Jackson golpeando la espalda de su amigo—Celebremos con una visita a la pizzería de papá.

King miro la hora en su reloj y faltaba al menos todavía una hora para pasar por su osito, por lo que aceptó ir.

El Pequeño Osito De Zed |#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora