dos.

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[POV Ana]

Me levanté cuando empecé a escuchar "malamente" de Rosalia.
Era mi alarma.

Ya eran las diez y media.

Me incorporé un poco en la cama.
Estaba algo friolera esta mañana.

— No debí de haberme dejado la ventana abierta. – Dije mientras salía de mi trance.

Me levanté vagamente de la cama arastrando un poco los pies y fui a la ventana a cerrarla.

Por inercia miré a la casa de la vecina, no había movimiento alguno por ahí.
Me separé del cristal después de comprobar que se había cerrado bien.

Bajé las escaleras y no había nadie. Pensé en hacer la rutina que hacía en Canarias. Ir a correr.

Así que desayuné un par de tostadas con un café con leche y cuando terminé me fui a mi habitación a cambiarme.

Me fui quitando lentamente mi pijama, fui a mi armario.

Saqué un top negro de la marca puma y unos leguins a conjunto y después cogí una sudadera nike blanca y negra.

Finalmente me puse unas deportivas del mismo color y me hice una coleta.

Me puse el brazalete para llevar ahí el movil y también me conecté los cascos reproducciondo mi lista de Spotify llamada "para motivarme"

En el aleatorio me salió "Bang La Desck" de Utopia.

Esa canción me motivaba muchísimo.
Así que a trote bajé las escaleras.
Salí a la puerta de la calle.

Dios el frió casi me mata.
Aceleré un poco mi paso.

A ritmo de la música seguí corrienso durante media hora.

Al cruzar la esquina me choqué con alguien. Mis cascos se desconectaron del móvil y eso creó algo de fastidio en mi.

— Lo siento, no miré bien por donde iba... – Al incorporarme y ver quién era se me heló la sangre.

Era la vecina rara.
Retrocedí un par de pasos.

— Vaya, ahora parece que no tienes tanta curiosidad. – Dijo con una voz ronca. Se nota que no pasó una mala noche. Su voz y sus ojeras le delataban. Se acercó y volví a retroceder. – ¿Qué pasa? ¿te doy miedo?

— No. – Dije decidida. – Yo... No es eso, tu no me das miedo. – Se volvió a acercar y esta vez no me alejé.

— Vaya vaya... Entonces de vecina tengo a una chica valiente, ¿eh? – No le contesté. – No sabía yo que mi vecino engreído tenía una hermana.

Soltó sin mirarme a los ojos mientras lo decía.

— ¡No hables así de mi hermano! – Se hizo la sorprendida.

— Madre mía, la chica valiente se nos enfada... Dios mío, estoy temblando. – Hizo el amago de figir que temblaba pero después me miró con mala cara. – Lo es si habla mal de la gente que ni conoce.

— Es verdad lo que dice. – Levantó la ceja. – Estás loca. – Solté.

Se rió en mi cara mientras negaba.

— Al menos las mejores personas lo están. – fruncí el ceño. Miró hacia un lado con una mirada triste.

— Tía, eso es de Alicia en el país de laa maravillas. – Se encogió de hombros.

— Eso que más da. – Se acercó. – Juzga por ti misma cuando llegues a conocerme si es que llegas a hacerlo.

Diciendo esto se fue de mi vista.
El corazón me iba a mil.

Esa gilipollas me ha asustado y muchísimo, me imponía bastante estar cerca suyo.

Entré dentro de casa antes de que la brisa congelase mis pulmones.
No estaba todavía acostumbrada a este clima.

— Ana, hija ven aquí. – Me llamó mi madrastra. – He visto que hablabas con Miriam. – Supuse que así se lamaba la vecina siniestra. – Es mejor que no estés cerca de ella, no digi que sea mala, por dios no... – Se puso nerviosa. – Es solo que emocionalmente, digamos que esa chica no está bien.

— Ni sabía eso ni la verdad es que me importe mucho. – Conteste mientras cogía una manzana. – Es muy rara. Intimida mucho. – Puso una mirada triste. – ¿Qué pasa?

— Nada cielo, es que ella... – hizo una pausa. – ella antes no era así.

— ¿Y como era? – pregunté por curiosidad. Iba a contestarme cuando Agoney bajó las escaleras y se unió a la conversación.

— Ana hoy te voy a llevar a ver a un par de amigos a un karaoke después de cenar. ¿Vale? – Dijo muy ilusionado.

— Me parece un plan perfecto micky. – Le dije cariñosamente. El me sonrió.

Era increíble que Miriam tuviese tan mala imagen de él si era un ser tan bueno.

Pasamos la mañana haciendo un poco el vago y después de comer subí a mi habitación.

Revisé mis redes sociales, pero nada. Estaba muy aburrida.

La ventana llamaba mi atención.
Pero sabía que no era la ventana, sino, la vecina misteriosa.

Se que debía de alejarme pero algo me atraía de verdad a esa chica de pelo rizado.

Al asomarme la vi en el jardín. Otra vez la vi tristemente hablando sola, no balbucenado como ayer por la noche.

En cierto modo me daba algo de pena.
La verdad es que quería comprobar si lo que decía mi madrastra era verdad, lo de que antes era diferente.

Quiza Miriam sea una manera para acercarme un poco más a quién soy intentado ayudarla.

Todos parecían en contra de ella en ese pueblo.

Pero yo no quería darle la espalda tan fácilmente. Es un desafío que quiero correr.

No se cuanto tiempo llevé mirándola, pero nuestros ojos conectaron.
En verdad sus ojos eran algo bonitos y digo "algo" por que estaban llenos de tristeza, yo lo se.

Los ojos son el espejo del alma y yo al asomarme por esa puerta vi que ella necesita ser feliz, necesita a alguien que la ayude.

Y ese alguien quiero ser yo.

the reason [wariam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora