veinte.

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La velada entre Miriam y Ana era estupenda, ambas sonreían, eran felices teniéndose la una a la otra.

A veces sacaban temas de conversaciones muy interesante y otras veces solo hablaban de esas típicas tonterías como quien era el mejor personaje de la saga de Harry Potter o cuál era el mejor aroma que existía en el mundo.

Miriam miró embelesada a Ana mientras que esta reía por la bobería que acababa de soltar la rubia.

—¿Por qué me miras de esa forma?–Preguntó Ana tras darse cuenta de la mirada dulce de Miriam.

—¿De que forma te miro? –Preguntó Miriam alzando sus cejas y cambiando el tono a uno más interesante.

—Pues, no se. Me miras como...

“Como si estuvieras enamorada de mi.” – Pensó Ana.

Ana, conservando su sonrisa, se sonrrojó y bajó su mirada.

Miriam sonrió al ver a Ana tan adorable. Pasó su mano por encima de la mesa y agarro la mano de Ana.

La morena alzó la vista, primero miró las manos unidas y después desvío su mirada a los ojos de Miriam.

—Estoy enamorada. –Soltó Miriam. Con su pulgar acariciaba la mano de Ana.– De ti. Y se que estoy preparada para dar un paso más grande contigo, se que lo estoy por que te miro y... –Hizo una pausa. Notó el brillo en los ojos de Ana.– Te miro y no me pierdo como antes, me encuentro. Me encuentro a ti y a mi acurrucadas un domingo por la noche en el sofá, me encuentro a ti y a mi haciendo el amor por cada rincón de nuestra casa, me encuentro a ti y a mi descubriendo la otra cara de la luna, la parte no explorada de la vida... Me encuentro en ti como tu te encuentras en mi cada vez que me miras, y lo se, por que justo en estos momentos tu me estás mirando de la misma forma.

Después de esa confesión hubo un silencio cómodo, ambas se miraban, terminaron de cenar y siguieron conversando mientras se terminaban sus copas de vino.

—Miriam, yo también tengo algo que decirte acerca de lo que me has dicho antes. –Ana no sabía si su valentía salía de ella misma o era a causa del vino que recientemente habían saboreado sus labios. Miriam le miró  atenta. – En ti he encontrado una razón para empezar de nuevo. Me fui de Canarias, me alejé de ese clima tropical y ese sol y me vine aquí, A Coruña, me acerqué al frío, a lo familiar, me alejé de mi ajetreada vida pero me acerqué a una vida en la que me siento más yo que nunca. Una vida en la que quiero incluirte a ti, no se, no tengo ni idea de cuánto vaya a durar esto, no se si estaremos meses, si serán días, o si estaremos años o para toda la vida pero... Es un riesgo que quiero correr, pienso que vale la pena arriesgarse por ti. Desde el minuto uno que te conocí algo me atraía a ti como si fueses un imán para mis emociones, poco a poco te abriste, te fui conociendo, me fui enamorando. –Como un acto reflejo Ana acarició la mejilla de Miriam, la rubia suspiró al sentir el tacto de la canaria.–  Te quiero Miriam.

—Ana, se que no soy una persona perfecta, se que soy complicada y que tengo miles de cosas, tanto buenas como malas, se que he estado muchísimo tiempo haciéndome daño, sufriendo, y nunca quiero hacerte daño, al contrario, si me dejas, prometo hacerte la chica más feliz del mundo. –Acercó su rostro al de la morena peligrosamente.–Yo también he encontrado una razón para mi, para cambiar lo que antes solía ser, me siento mejor desde que estás en mi vida, me haces mejor persona. He cambiado gracias a ti. Tu también eres mi razón para empezar de nuevo, juntas.

Tras decir esto ambas se fundieron en un esperado y deseado beso. Su lenguas bailaban con intensidad, ambas extrañaron sus labios unidos.

Después de un par de besos ambas se fueron del restaurante agarradas de la mano tras pagar su cena. El viaje hacia la habitación se hizo en silencio, pero ambas, irradiando felicidad, se buscaban entre miradas besos, sonrisas y caricias.

the reason [wariam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora