trece.

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[POV Ana]

Mimi me había dejado totalmente alucinada cuando la vi en la puerta de la casa de mi padre.

Estaba yo misma preguntándome si de verdad era ella quien estaba ahí parada, cuando llegué ahí la abracé y volví a sentir el aroma de su pelo. La agarré con fuerzas con una gran sonrisa.

— ¡Banana! ¡Te eché muchísimo de menos! – Dijo muy entusiasmada.

— Y yo a ti...jo... – La miré. – Pero que guapa...– Ella sonrió tímida bajando la mirada.

— Tu si que lo estás... – Un leve sonrojo cubrió mis mejillas.

Derrepente me acordé de todo y mi semblante se volvió serio.

— ¿Por qué has venido?

Me miró un poco confusa pero cambió su pose y me miró a los ojos.

— A pasar unas vacaciones... ¡Venga Ana! Claro y en botella...– Movió sus manos obvia.

— Pues no, no lo veo claro. – Suspiré. – Mimi, ¿A qué has venido?

— Por ti... Mira yo... – Oí un portazo, me giré y noté que en la calle estaban Agoney y Raoul junto al coche de Alfred.

Alfred se subía al coche mientras que Raoul miraba confuso la situación y Agoney miraba la puerta de la casa de Miriam con cierta pena.

Lo peor me lo temí cuando no vi ningún rastro de Miriam.

Me pareció extraño. Se que resolvieron sus diferencias pero no que Agoney se llegase a preocupar por ella.

Me giré a Mimi de nuevo.

— Hablaremos de esto en otro momento, ¿Vale? Ahora mismo como comprenderás no puedo, lo siento.

Con mirada confusa y decepcionada aceptó y se volvió a subir al taxi rumbo al centro del pueblo.
Supongo que se irá a pasar la noche en un hotel.

* * *

Cuando estaba totalmente aburrida viendo por encima una serie en Netflix oí como un coche llegaba a la calle. Era el de Alfred ya descargado.

Se le veía algo aliviado.
Y yo también me sentí de la misma manera por que su llegada significaba que Miriam no estaría ya sola en casa.

Me pasé desde que me visitó Mimi mirando por mi ventana vigilando la casa de mi vecina de pelo rizado. No parecía haber señales de ella.

Agoney entró en mi habitación, no sin antes tocar. Le permití el acceso.

— Oye Anita, voy con Raoul a tomar algo, Papá y Mamá no están, podrías ir... A casa de Miriam.

Esto era extraño viniendo de mi hermano.

— Vaya si que os lleváis bien ahora. – Dije con una pequeña sonrisa. El me la devolvió tímido.

— Si, es muy buena y siento que es de fiar. No debí juzgarla tan rápidamente sin haberla conocido.

— Oh.

Solo dije eso, se creó un pequeño silencio.

— Ana ... – Se sentó en la cama. – Tengo que contarte algo, mira... – Apagué la televisión y presté toda mi atención en mi hermano pequeño. – Es sobre mi, yo... Es algo que prácticamente nadie sabe. No es algo malo, es solo que forma parte de mi, pero, a ver...bueno... – Empezaba a ponerse nervioso.–  Tampoco es que eso me identifique como persona... Por que yo sigo siendo Agoney. – Yo asentí. – Ana, soy gay.

Yo asentí con una sonrisa y casi me entra la risa floja al ver la carita de mi hermano esperando mi respuesta.

— ¿Y? Ago... Eres mi hermano pequeño y te amo con toda todita mi alma... Espero que en ningún momento pensaste en que te dejaría de querer solo por tener una orientación sexual no normativa. – Reí. – Mírame a mi, soy bisexual.

Le acaricié la mejilla y el me abrazó.
Mantuvimos ese abrazo durante un tiempo algo largo. Sentí como el lloró, no se si de la emoción o si sentía tantos nervios por haber sido la primera persona a la que se lo ha contado que al final ha estallado.

— Mi niño, ya pasó. Te quiero, mucho. – Le retiré sus lágrimas de las mejillas y él sonrió. – ¿Raoul es algo más para ti? – Asintió.– ¿Sois novios? – Negó. – ¿Él lo sabe? – Volvió a negar.

— Él no sabe nada, ni que soy gay ni de que me he enamorado de él.

— Alguna vez se lo tendrás que contar cielo. Ambas cosas.

Él asintió, cuando se le pasó volvió a mirarme.

— ¿Y tu? ¿Sigues enamorada de Mimi? – Me pareció extraño que me preguntase. Normalmente él y yo no hablábamos de mis relaciones amorosas.

Mi familia solo conoció a Javi, pero a Mimi no la traje nunca aquí, prácticamente sabían de su existencia por lo que colgaba yo en las redes sociales.

— Pues, no te sabría contestar a eso. – Me encogí de hombros.

— ¿Por qué?

— No se la respuesta a tu pregunta Agoney, simplemente eso. – Asistió asimilandolo.

Cambió de tema.

— ¿Para ti que es el amor? – Soplé dudosa.

— Pues, creo que el amor es... – salió una pequeña sonrisita de mi. – Creo que es querer a una persona con sus virtudes y defectos, la aceptación mutua, la confianza.... El amor son largas conversaciones, risas aseguradas, abrazos, besos lentos ya sean dulces o algo asalvajados, ojos que nada más mirarte te dicen mucho más que las palabras... – Paré. – ¿Por qué me preguntas eso?

— No se, solo quería saber tu punto de vista. – Una sonrisa afloró en su juvenil cara.

— uhhmm... Ya. – contesté no muy convencida. – No querría saber la verdadera razón.

Él se encogió de hombros.
Finalmente salió de mi habitación dejándome sola cuando oí la puerta de la entrada cerrarse.

Lo más curioso es que al hacerme esa pregunta solo pude pensar en una sola persona. En ella.

the reason [wariam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora