quince.

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[POV Miriam]

Oímos el timbre cuando Alfred y yo nos terminamos los cafés.

Alfred fue a la puerta y les recibió. Vi como Agoney y Raoul entraban con los materiales y de una forma me sentí algo decepcionada al no ver a Ana con ellos.

Al llegar arriba y empezar a montar otra vez el estudio nos dimos un pequeño descanso, yo fui un momento a la habitación.

— ¿Dónde está? – Pregunté en voz alta.

— Miriam... – Oí la voz de Amaia y la vi sentada en la cama. – Está con ella pero... – Algo en mi me hacía sentir mal. – Créeme que deben de hablar las cosas...

Oí como se abría la puerta derrepente.

— Perdona Miriam, siento entrar sin llamar, soy un tonto. – Dijo Agoney cerrando la puerta detrás de el. – ¿Puedo hablar contigo?

— Claro, ¿De qué se trata?

— Mi hermana. – Sonrió. – Creo que ella te quiere, Miriam. O al menos tu le gustas mucho.

Mi corazón empezó a latir fuertemente, Amaia me miró sonriente. Ella lo notó, me sentí feliz.

— ¿Por qué piensas eso? ¿Te lo dijo? – El pequeño puso cara pícara.

— No, pero se que se refería a ti. Se que ahora estará hablando con su exnovia. Pero yo se algo que tu no sabes.

— ¿El qué? – Amaia y yo pusimos atención.

— Mimi engañó a Ana, por eso cortaron y ella se vino aquí a vivir una temporada. Mi hermana no aguanta las mentiras. – Se quedó callado. – Creo que eres la persona más real que ha conocido hasta ahora.

Me sentí sorprendida, ¿Como pudo ser capaz de engañar a Ana?¿Con quién? No se me venía nadie a la cabeza que fuera mejor que Ana. Ella... Es simplemente perfecta.

— Y ahora ha venido a reconquistarla. – El asintió. – Yo no pienso "reconquistarla" Agoney. – Puso una cara muy confusa. – Tu hermana no es un objeto, ella al fin y al cabo es la que decide con quién quiere estar y a quien desea querer. Yo simplemente le ofreceré mi amor.

Logró entenderlo un poco mientras que Amaia ponía cara de orgullo hacia mi persona.

— Estoy totalmente de acuerdo contigo Miriam.

Raoul se asomó.

— ¿Seguimos? Vamos a darnos un poquito de prisa por que el cine nos está esperando Ago. – Dijo el rubio esperanzado.

Sonreí.

— Tranquilo, ahora vamos, ¿Puedes dejarnos unos momentos a solas? – El rubio asintió cerrando otra vez la puerta.

— Esto se torna cada vez más interesante. – Dijo la voz de Amaia.

— Te ayudaré. – El moreno me miró confuso. – Lo que has oído. Se que para ti ese rubio es algo más que tu amigo. – llegué a el y pasé mi brazo por sus hombros. – Además me caes bien y vas a ser mi futuro cuñado. Quiero que seas feliz.

— Él y yo... No..no somos pareja. – Dijo nervioso, le sonreí.

— Lo seréis. Creo que a él también le atraes, no deja de buscar tu atención. – Sentí como se sonrojó. – Declárate en el cine o directamente bésale mientras esté un poco con la guardia baja, acércate poco a poco a él y si ves que más que impedírtelo se acerca más a ti, hazlo.

— ¿Por qué tendría que salirme bien? ¿Tu como sabes eso? – frunció el ceño.

— Verás eso es por que era la chica más guapa y popular del instituto, Alfred te lo puede decir, ligaba mucho.

— Pues con mi hermana te está costando bastante. – Bromeó y rió.

— Menudo mocoso que estás tu hecho. – le revolví el pelo. – Si necesitas cualquier cosa me lo pides, ¿Vale?

— Igualmente te lo digo. Mi hermana llegará sobre las ocho por lo que me ha dicho, mis padres no estarán en casa, alguien podría ir y darle una sorpresa... Invitarla a salir... Algo parecido... – Dijo dejándolo caer. – solo es una mera sugerencia. – Yo reí y el estaba dispuesto a salir de la habitación pero se giró y me dijo: – Realmente espero que seas la novia de mi hermana.

Dicho esto salió.

— Tienes el apoyo de su hermano, es buena señal. – Dijo Amaia poniéndose delante mío. – Nada más acabar ponte guapa. Debes ir y enamorar a Ana.

[POV Ana]

Oí el timbre.
Suspiré.

Me parecía increíble que tuviese que pasar por esto de nuevo, básicamente yo me había ido por un tiempo para evitarlo. Pero bueno, no podía hacer que Mimi esperase en la puerta de la entrada toda la tarde, ¿No?

Bajé apresurada y le abrí.

— Hola Anita. – Dijo sin perder la sonrisa.

— Hola, adelante, siéntete como en tu casa. – me echó una mirada fugaz para después obedecerme.

— Es muy bonita. – Dijo sonando agradable.

— vayamos al grano. – Suspiré mientras encaminaba hacia el salón con las pisadas de Mimi siguiéndome.

Me senté en el sillón y ella en el sofá de al lado.

— Ana, principalmente quiero que me dejes hablar.

— Está bien. – Mimi cogió aire.

— Se que lo que hice estuvo fatal y no te voy a poner las típicas excusas de mierda que suelen poner otras personas. – la voz le temblaba. – Ahora es cuando estoy pagando las consecuencias de ello, llevas cuanto... ¿Dos? ¿Tres meses aquí? – Suspiró.– Ana, te echo de menos ... Mi vida ya no es la misma sin ti y el no hablarnos... Me mata.

— Yo también te echo muchísimo de menos Mimi, enserio. – sacó una bonita sonrisa.

— He venido hasta Galicia para pedirte perdón en persona, se que lo hice muchas veces antes pero esta vez quiero que sea la definitiva, y de verdad que lo siento. Tu, precisamente tu no merecías eso... Te hice daño, te engañé, te defraudé.. – Me cogió de la mano. – Se que no soy quien para pedírtelo pero... dame una oportunidad...

— Mimi, yo... – Separé su mano de la mía. – Yo no puedo.

— ¿Porqué no? Tu me quieres y yo te quiero... – Buscaba mi mirada. – Entiendo... Mira Ana...

Me levanté bruscamente.

— Ya, ya se lo que estás pensando. Se que estás pensando "¿enserio esta tía se ha olvidado de mi y de todo lo que tuvimos en estos tres meses?" No Mimi. No lo he olvidado. – Ella quería hablar pero le interrumpí. – y te preguntarás "oh, vaya, ¿Hay una tercera persona?"

— Ana....

— Y yo te responderé "si." Bueno... "puede." De momento no hemos tenido nada serio.

— Ana. – Se levantó.

— Se que en estoy momentos me tienes rencor por rechazarte pero es que... Yo, quiero estar con ella intentarlo, no se... Es que, no la conoces, es tan...

— ¡Ana! – Me agarró de los hombros zarandeandome. – Por dios no estoy pensando nada de eso, ¿Rencorosa de qué? ¿Por quién me has tomado?

— ¿Enserio? – Asintió. – ¿Y que estabas pensando?

—He venido aquí para pedirte perdón y para recuperar nuestra hermandad. Ya sabes que antes de ser novias éramos uña y carne, quiero recuperar eso... Te quiero, y no quiero estar más tiempo alejada de ti. – Dicho esto la abracé. – ¿Eso es que me perdonas y que aceptas volver a ser mi hermana?

— Claro que si Mimicona.

the reason [wariam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora