ocho.

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[POV Miriam]

Llevaba unos días ignorando a Ana, no quería volver a saber nada más de ella. Se que a Amaia eso le hacía daño y yo no quería herirla, Amaia era la persona más importante para mi en mi vida.

— Eres una idiota. – Decía detrás mío. – ¿A qué estás jugando? La chica se preocupa por ti y tu pasas de ella.

La miré con rabia.

— Pues si, ¿Qué pasa? ¿Ahora tengo que hacer lo que te sale a ti de los cojones por que sientes pena por mi? – Le dije alzándole la voz.

Ella me miró con tristeza.

— Miriam no es eso. No lo entiendes. – Hizo un gesto de negación. – No eres feliz, lo siento y lo se, puedo ver a través de ti. Quiero que pases página y encuentres a otra persona que no sea  yo. – Se acercó a mi. – Verte así me hace infeliz a mi.

Volvió a darme un fuerte dolor de cabeza. Tanto fue así que me desplome en el sofá que tenía detrás.

[ Flashback ]

Seguí a Amaia, la cuál iba con paso acelerado. La lluvia mojaba la acera y en ella formaba pequeños charcos. El olor a humedad entraba por mis fosas nasales haciendo que al menos en esa incómoda escena pudiese disfrutar algo de la lluvia.

— ¡Amaia! Coño, espérame. – Ella llegó a mi coche. – ¿Qué cojones te pasa para irte así? ¿Acaso no te alegras de que por fin tenga un buen trabajo y la gente reconozca mi esfuerzo?

Solo dijo.

— Miriam, sube al coche y déjame en casa de Alfred, por favor. – Empezó a hervirme la sangre pensando en lo peor. ¿Acaso mi novia me la estaba pegando con nuestro mejor amigo?

En ese mismo momento me sentí como si fuera una tormenta. Los rayos y truenos eran todos aquellos pensamientos negativos que rondaban por mi mente en ese preciso instante a la vez que con desgana subía al coche.

— ¿Quieres que te lleve con Alfred? – Ella frunció el ceño. Yo negué irónicamente. – No puedo entender como eres tan capulla, yo te lo di todo, estabilidad económica, te ofrecí mi casa y .... Y ahora me la pegas con nuestro mejor amigo, hay que joderse. – Dije intentando no chillarle.

— ¡¿Pero tu de qué vas?! Vale que me hayas dado esa estabilidad pero lo que si se que no me das es amor, Miriam, esto está fracturando totalmente nuestra relación y yo ya estoy harta. – No sabía si eso era la verdad o si era una excusa. – Así que déjame en casa de Alfred. Necesito hablar con alguien que no este todo el santo jodido día encerrada en la habitación componiendo canciones de amor cuando ya no lo siente.

— ¡¿QUÉ NO LO SIENTO?! ¿TU QUE COJONES SABRÁS LO QUE SIENTO O NO? ¿ERES ADIVINA ACASO? DÍMELO. – La miré, ella lloraba.

— ¡POR QUE YA NO ME MIRAS COMO ANTES! ¡YA NO ME TOCAS! ¡NO ME PRESTAS ATENCIÓN! PARA TI SOY COMO UNA PUTA PERSONAL NORMAL CUANDO ANTES NO ME HACÍAS SENTIR ASÍ. – Sentí como las lágrimas de impotencia y rabia se apoderaban de mis mejillas. Era cierto todo que me estaba contando y ahora es cuando me estaba dando cuenta, justo cuando estaba a punto de perderla. – ¡Miriam cuidado!

Cuando puse mi vista, borrosa por las lágrimas, enfrente donde un empapado parabrisas me impedía ver menos aún, divisé un coche rojo que perdía totalmente el control.

Por inercia giré el volante, pero para nuestra desgracia caímos por el terraplén y la última imagen que recuerdo era justamente cuando el coche chocó contra un árbol tumbado, a causa del viento y de la lluvia, y el coche empezó a dar vueltas de campana.

[ Fin de Flashback ]

No se cuanto tiempo estuve tumbada en el sofá, toqué mi nariz y esta tenía un hilo de sangre.

the reason [wariam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora