Capítulo XIV: Decisiones.

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06 Noviembre, 2015

POV Lauren.

Bien, se acercaba la hora. Hoy vería al imbécil de Brad.

Terminé despidiéndome de Camila algo temprano lo cual resultaba inusual.

Camila: ¿Por qué te tienes que ir tan temprano?

Lauren: Tengo cosas... que hacer

Ella me miraba como si no creyese nada de mis palabras, la entendía por supuesto. No sabía ni siquiera cuando empecé a ser tan mala actriz.

Camila: ¿Es por lo de anoche? -vi que su labio inferior comenzaba a temblar. Quería llorar.

Lauren: Claro que no, ángel -la miré pero ella aún mantenía la vista baja-. Camz, mírame, por favor -no lo hacía- ¿Camila? Amor, mírame -levanté su barbilla-. Anoche, fue lo mejor de toda mi vida, puedo jurarte que lo volvería a repetir.

Camila: También fue lo mejor de mi vida, Laur. No sabes cuanto temí que te alejaras. Pensé que tal vez no te gustó.

Lauren: Descuida -la besé- No... -un beso- Voy... -otro- A... Cambiar... Nada... de... Anoche.

Camila: Al menos... ¿puedo verte más tarde?

Lauren: Es un hecho, ángel. Llego a tu casa cerca de las nueve ¿vale?

Camila: Vale.

Lauren: Espero que esta vez no huyas, anoche me dejaste sola -hice un puchero que le encantaba.

Camila: Sabes que mis padres me hubiesen matado, tenía que hacerlo, boba.

Lauren: Ahora eres mía.

Camila: Y tú mía.

La abracé sólo un momento.

Miré mi reloj y tenía poco menos de cuatro horas para la cita con... él. Me atemorizaba un poco de lo que quería hablar porque sabía que no tendría algo bueno que decirme, y no era para menos, el muy idiota ya quería la cabeza de Camila en bandeja de plata, tal vez hablemos de ello. Yo... sólo no quiero lastimarla, en realidad no quiero que la lastimen.

Ayer por la tarde luego de lo sucedido en aquél callejón supe de inmediato que el idiota que la acosaba era Brad, la marca en la mano me lo dijo todo. Pediría explicaciones, eso era seguro. Protegería lo que más había amado así tuviese que encadenarlo en el infierno para la eternidad.

Camila: ¡Hey! -parpadee rápido- ¿Estás bien?

Lauren: Si, descuida. Bueno, ángel te veo más tarde. Cuídate mucho en mi ausencia y cualquier cosa mándame un mensaje de texto, estaré contigo pronto.

Le di una última sonrisa. Le di un último beso sin saber que sería sólo el inicio de una separación.

Ella sólo asentía y me dispuse a salir por fin. Me dirigí con prisa al estacionamiento y empecé a conducir el jeep por la carretera libre. Era un poco más de tiempo para llegar al lugar, pero eso no importaba.

La música sonaba en el radio y una inmensa nube entre colores oscuros y grises se colocó anunciando una fuerte tormenta aproximarse. Conduje un poco más rápido, no quería estancarme y dejar el jeep a la deriva.

Me estaba acercando al lugar indicado. Cuando llegué estacioné el coche debajo de un inmenso árbol de hojas perenne y caminé. Quería algo de tiempo a solas antes de saber qué depararía mi destino, qué depararía el destino de Camila y sobre todo cómo terminaríamos Bradley y yo.

A Sacred OathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora