Capítulo XXXIV: Tierra Nueva.

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POV Camila.

A la mañana siguiente todo estaba en completo silencio. No cantaban los pájaros, el día era soleado y el único sonido que había era el de una respiración constante.

Camila yacía sobre su cama. Despertó un poco desorientada. No recordaba mucho de la noche anterior. Sintió una especie de dolor en el pecho y extremidades.

-¿Camila? -su mamá entró con una bandeja llena de comida- ¿Cómo te sientes, cariño?

Camila: Me duele el cuerpo... ¿qué pasó?

Sinu sonreía de oreja a oreja. Colocó un poco de mermelada a una tostada y se la pasó. Camila dio un gran mordisco.

-Sólo descansa, cariño -besó su frente-. Ya lo sabrás.

Esperando por una respuesta se acomodó mejor y esperó a esa pequeña sorpresa que según su madre ocurriría. Era extraño no recordar mucho de lo que había ocurrido, sobretodo porque nunca antes se había sentido de aquella manera. Todo le resultaba tan confuso y a la vez tan lejano. ¿Por qué su cuerpo dolía? ¿por qué tenía marcas de guerra? ¿por qué su boca estaba más seca de lo normal? 
Tocaron a su puerta. Ella dio el paso y una chica de ojos verdes se asomó desde ella. Le sonreía y se le veía muy muy feliz. Camila ladeo un poco su cabeza hacia la izquierda.

Camila: ¿Quién eres? -le preguntó a la chica.

Inmediatamente la sonrisa de la ojiverde fue borrada de su rostro para volverse triste y melancólico.

Lauren: N-no... ¿no recuerdas nada?

Camila negó.

Lauren: ¡Dios!

Camila: Lo siento si te lastimé. Es sólo que en verdad no te recuerdo. Todo me resulta confuso.

Lauren: Descuida, ángel -intentó sonreír, pero le fue imposible.

A su rostro volvían las lágrimas. Una por una fueron cayendo.

Camila: ¿Estás bien?

Lauren: No -susurró-. Esto no debería ser así.

Camila se levantó de su sitio y se acercó hasta quedar justo frente a ella. De un impulso la abrazó. Lauren al inicio no accedió, pero al pasar los segundos poco a poco cedía. Se dejó sostener por su ángel. Ese ángel que prometió cuidar hasta su último respiro.

Ese ángel que la había librado de sus ataduras. Ese ángel que le devolvió las alas, porque sí, Lauren recuperó sus alas.

Todo gracias a su hermoso ángel. Camila.

Un ángel y una estrella que se apagó. Una lucha que dejó a más de uno muerto. Una lucha en donde todo perdió sentido y en donde sólo los valientes ganaron. Todo estaría bien, eso se lo repetía Lauren cada vez. Volvería a enamorar a Camila. No como el primer día, pero de cierta manera de una forma más intensa.

Lauren: Todo estará bien, ángel.

Camila: Eres muy bonita -dijo mientras tocaba su mejilla y sentía algo de familiariadad-. ¿Soy un ángel?

Lauren: Mi ángel.

Definitivamente todo iría bien y quizás, sólo quizás el día de mañana saldría el sol para ellas y al final la luna sellaría sus sueños.

El ángel caído encontró su camino al igual que con quién caminarlo...

A Sacred OathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora