Capítulo XI: Amando el Control.

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POV Camila.

Lauren luego del instituto tomó una decisión de último minuto para decirme que nuestra cita sería en mi casa, aún no había hablado con mis padres acerca de... ella, tal vez hoy tomaría la oportunidad para hacerlo, pero por desgracia o suerte ellos no estarían hoy en casa. Tendrían una comida de negocios a la cual no podían faltar. Sofía los acompañaría. Eso nos dejaba solas.

¿Realmente quiero estar sola con ella? -Por Dios, Camilita, es lo que más quieres- me decía una y otra vez. Sin ganas de callar a mi yo interior decidí dejarlo por la paz.

Pasará lo que tenga que pasar ¿cierto?

Al cuarto para las cinco las chicas pasaron a recogerme. Al parecer Dinah llamó para quejarse por milésima vez de lo asquerosa que era la comida de hospital. Le llevaríamos algunas cosas, esperando no nos saquen por contrabando.

Dinah: Así que... mi mejor amiga, la chica que no quería salir de fiesta ¿ahora tiene una cita?

Camila: De hecho, ya tuvimos una.

Las tres chicas se miraron entre sí y yo estaba que ardía de la pena.

Normani: ¿Y por qué nunca nos dijiste nada? -exasperó.

Dinah: Eres una tonta ¿en serio no pensabas decirnos?

Camila: Ya, por Dios, fue sólo una y si les dije, recuerden.

Dinah: ¿Y eso qué? Nunca nos dijiste los detalles. Debiste decirme al menos a mí, Chancho. Me decepcionas.

Dinah fingió limpiar una lágrima y dio los peores sollozos actuados de la vida.

Ally: Mientras Mila sea feliz, no le veo problema.

Dinah: Cállate, monja. Tú no tienes derecho a hablar.

Ally: ¿Disculpa?

Yo trataba de aguantar la risa, éstas tres chicas juntas definitivamente alegraban mis días.

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Luego de todas las insoportables quejas de mis amigas y de los innumerables consejos sobre sexualidad y formas de seducción -que por supuesto no usaría- volví a mi casa, ya eran cerca de las ocho. Tendría algo de tiempo para mejorar un poco mi aspecto. Ésta tendría que ser una buena cita.

Después de colocarme el brillo labial el timbre de la puerta me informaba que mi cita por fin llegaba.

Me coloqué frente al espejo.

Camila: Muy bien, Camilita -suspiré-. Ve con todo y no caigas ante sus encantos. Si claro, como si eso fuese posible.

Reí por mi tonto discurso de ánimos. Cierto, por un segundo olvidé que ya estaba abajo.

Corrí abriéndome paso por las escaleras cuidando de no tropezar con los dos pies izquierdos que tenía.

Abrí la puerta.

Lauren: Estás preciosa, ángel. Como siempre.

Camila: Pero mira quién lo dice, la chica más linda del colegio.

Lauren: Ven acá y dame un beso.

Me atrajo hacia ella y me dio uno de los mejores besos de mi vida. Mi mano por instinto paró en su mejilla y la otra la sostenía ella.

Lauren: Mmmm, si, definitivamente das los mejores besos que alguien podría dar.

Camila: Cállate y mejor pasa.

A Sacred OathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora