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Es increíble cómo el tiempo pasa en un sólo abrir y cerrar de ojos. Alguna vez alguien debió de haberse sentido cohibido por esto, y aquello es justo lo que ocurrió cuatro meses después de la última crisis de Mina con su asunto de castidad. Recordemos un poco:

Mina estaba harta de su virginidad, pues arraigada por las hormonas, y que todas las personas a su alrededor presumieran de perder aquello como un premio, la japonesa estaba apunto de volverse loca. Urgida, exagerada o no, ella no podía esperar más a sentir el ardor en su cuerpo por tocar otro. Sin embargo sabía que no podía obligarse a hacerlo con cualquiera o sin tener al menos un lazo afectivo. Las cosas cada vez se complicaban más para ella, y poco a poco comenzó a dejar pasar el tema, pues sabía que nada de esto le haría bien, y menos si seguía mortificándose por ello.

Cuatro meses pasaron sin dejar huella... o quizás sí. Mina por fin le había restado importancia a su preocupación principal, y no, no eran sus notas, sino su virilidad (creo que ya era obvio); notando lo extremo que hacía parecer el asunto casi como uno descomunal; hacer esto le dio un nuevo campo de vista amplio, aunque no lo crean, porque dejó de lado su frustración y decidió comenzar a disfrutar sin preocupaciones. Salía con sus amigas, se reía más, era extraño como solo debía dejar ese tema de lado para sentirse nuevamente bien con todos esto, incluso consigo misma. Como ya no buscaba presionar a las personas a acostarse con ella, conoció nueva gente,  y por fin reveló la verdadera Myoui Mina, quien solo era una chica serena y pacífica. Aclarando eso, porque ya se habían difundido todos sus esfuerzos por perder su virginidad, y no faltaba quien se burlaba a escondidas de ella, o quien la llamaba "zorra" o "urgida, y es que, sus ganas se notaban a kilómetros. En parte se lo ganó, pero poco le importaba ya. En fin, Mina parecía ser una mejor persona, menos depresiva y malhumorada como había acostumbrado ser hasta hace pocos meses, ¿Cómo le hizo para cambiar tan drásticamente? Nadie lo sabe, pero es mejor hacer que se quede así.

Ver a la japonesa de esa forma alegraba el día a día de sus mejores amigas, pues sabían que ya no debían preocuparse de nada, ya que incluso con ellas Mina comenzó a abrirse, dejando de reservar ciertos de sus aspectos, y a convivir más con todas. Claro qué, esto también le dio una oportunidad y un ligero brillo de esperanza a una persona de estatura pequeña y cabello corto. Poco a poco se fueron acercando más, dejando de lado cualquier pretexto por parte de Chaeyoung para no hablar con ella, como hacía antes debido al pánico que todos sentimos por acercarse a quien te gusta. En poco tiempo comenzaron a entablar nuevos temas de conversación, establecieron más confianza, y una amistad fuerte e inquebrantable se formuló más rápido que el récord de Momo al comer jokbal, pues destacaban lo muy compatibles que eran Mina y Chaeyoung. No las malentiendan, ellas ya tenían una amistad previa, pero nunca se dieron a la tarea de profundizar en ella, quizás por los nervios de una enamorada Chaeyoung, o el poco interés de una despreocupada Mina. Nunca sabes que minuto es el que cambiará tu vida, y éste fue tan solo el comienzo, uno en el que sólo Chaeyoung vio futuro como algo más que la amistad.

Chaeyoung no fue tonta, y al ver cierto acceso al corazón de Mina, no tardó ni un poco en actuar. Cosa que Myoui notó sin saber su intención. La menor consentía siempre que podía a Mina, no faltó vez que no la apoyara, incluso si era lo más minúsculo, hablaban toda la noche, en la mañana no podían esperar a verse, y en la tarde no faltaba día que no salieran; ya que últimamente Momo, Nayeon, y las demás se encontraban muy ocupadas para dar atención a la japonesa, Mina apreciaba más las cosas que  Chaeyoung cumplía solo para y por ella. Se sentía muy agradecida con la menor, y no sólo eso, sino que también comenzaba a quererla más.

Y así, en poco tiempo, Mina pudo darse cuenta de que algo extraño comenzaba a formularse dentro de ella. Sabía que con Chaeyoung se sentía bien, cómoda y tranquila, pero no podía evitar sentir un cosquilleo en el estómago cada vez que la menor la elogiaba o simplemente se le quedaba observando con su mirada tierna y sincera. Y es que ¡Cómo no quererla! Sí todo este tiempo la ha tratado tan bien, incluso al grado de arrepentirse de no haberla conocido mejor antes. Pocas eran las veces en que ambas se miraban sin decir nada, solo admirándose, pero a pesar de ello, cada vez que lo hacían, una chispa se encendía en Mina. Sabía lo que significaba, pero claro, como es Mina nunca lo aceptará.

En fin, después del resumen de lo que  ha sucedido en tan solo cuatro meses, las hormonas en Mina nuevamente atacaron. Sí bien no aceptaba que comenzaba a gustarle la menor, tenía muy en claro que la quería, y mucho. Gracias a esas pequeñas hormonitas que nos hacen odiarlas, Mina parecía fijar su atención ahora no sólo en el sentimiento, sino en el buen físico de Chaeyoung. Su cabello le daba un toque galante y sexy, su voz ronca era un placer, aquella sonrisa tierna con su pequeño  hoyuelo no hacía más  que gustarle inmensamente, y ni hablar de ese sofisticado lunar al costado de sus carnosos y  rosados labios, su cuerpo estaba bien proporcionado y cuidado que la hacía delirar en sueños sin su consentimiento, y bueno, la cereza del pastel que sólo la ponía más loca en su interior, aquel bulto en su entrepierna que de vez en cuando dejaba mostrar por descuidos de la vida. Todos en su círculo social sabían que Chaeyoung tenía un miembro masculino entre sus piernas, pues no era la única entre todas ellas, y eso solo excitaba sin querer a la mayor. Y ahora, si alguien le preguntase a la japonesa: "Mina ¿Con quién te gustaría perder tú virginidad?" Ella sin chistar contestaría que Chaeyoung.

Saben, es que incluso a mí me sorprende que esto haya sucedido tan rápido, pero es mejor a que tuviera que hacer diez capítulos para detallar como ocurrió.

Por otro lado Chaeyoung notaba pesadamente como la mayor la observaba, siempre quiso que ella la mirara como ahora pero si sigue así ¡Sólo aumentará sus nervios y las ganas de comérsela ahí mismo! Porque al parecer, Mina no es la única con hormonas alborotadas aquí. La coreana sabía que cuando por accidente tenía una notoria erección en frente de Mina, ella movía sus ojos con rapidez de arriba a bajo, pues cuando le hablaba ella por momentos miraba sus ojos y velozmente miraba su entrepierna. Claro que era algo incómodo pero su mente divagaba y cada vez menos cordura le quedaba.

— Mina, ¿Cómo te fue hoy? — Chaeyoung corrió por el pasillo del edificio para encontrarse a un lado de la japonesa. Sonrió ampliamente, haciendo que Mina le correspondiera de la misma forma.

— Bien, nada nuevo, ¿Tú qué tal? — Contestó caminando junto de ella hacía la salida, atenta a todo lo que dijera la menor.

— Parece que cada vez todo es más aburrido. — Rió. — ¿Qué te parece venir a mi casa? Sé que te dije que podríamos ir al cine, pero no hay películas buenas, y al menos en mi casa podremos ver un maratón de lo que sea. — Chaeyoung dijo con tanta inocencia que era difícil pensar que algo podría ocurrir esa noche.

— ¡Claro! Sinceramente no tenía ganas de salir al cine.

Caminaron lentamente, no tenían prisa, pero debían llegar antes de que su autobús pasará y tuvieran que esperar al otro horario para que volviese a pasar.

— ¡Hey Mina! — Un chico alto y de una sonrisa encantadora pero mórbida a gusto de la menor se acercó a ellas.

— Bambam, ¿Qué haces aquí? — Mina sonrió ampliamente, con un extraño brillo en sus ojos

— Quería avisarte que esta noche habrá una fiesta en mi casa, y estás cordialmente invitada. — río, poniendo en alerta a Chaeyoung ya que parecía que ella no estuviera ahí. Lentamente él se acercó al oído  de Mina y susurró pensando que la castaña no escucharía— también puedo darte las llaves de mi habitación, podemos intentar hacer aquello que tanto has pedido. ¿Qué dices?

Mina soltó una risilla que Chaeyoung no supo interpretar. La japonesa miró a ésta, quien bajo su mirada en desilusión, ya que, bueno, es Bambam y todas quieren acostarse con el tailandés, además que Mina últimamente se había estado llevando muy bien con Bambam. No quería aceptarlo, pero sabía que ella fácilmente podría preferirlo a él. Mina se tensó incómoda, entre un dilema que pareció decidir rápido después de pensarlo.

— Lo siento, ya tengo compromisos con Chaeyoung, y no puedo posponerlo otro día. — Dijo con una sonrisa amable a quien solo se sorprendió por el rechazo.

— Bueno, podríamos intentar otro día...

— Quizás, pero por ahora estamos bien así. — sin más Mina caminó sin importarle que Bamba se quedase atrás.

Chae por su lado, sí que estaba impresionada. Ignoró un poco la fiera mirada de Bambam a su espalda y caminó a lado de la japonesa. Aún estaba en shock.

~

— Oye, si quieres puedes quedarte también a dormir. Será divertido~ — Ambas tomaron el transporte público que las llevaría al hogar de la castaña, que por fortuna, llegó al mismo tiempo que ellas a la estación. — Total, tengo ropa que podrías usar, y nunca hay nadie en mi casa más que yo.

— ¿Vives sola?

— Sí, ya tiene bastante tiempo, a veces se siente algo solitario, pero ya me acostumbré. — Con una sonrisa ligera y melancólica, Chae se recostó en el hombro de Mina, quien iba a su lado sentada.

— Hm... Entonces sin dudarlo me quedaré. — Mina apoyó su cabeza en la de la menor, y gracias a que el trayecto a casa de la coreana era de media hora, se acurrucaron en sus lugares, al fondo del autobús.

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— Gh... — El gruñido que salía de la boca de Nayeon era perturbador. Nadie podía despertar a la diva si se encontraba en su sueño, pero al parecer, una persona insistente tras la puerta de su casa no lo sabía. El timbre de su casa sonaba y sonaba de forma tan desesperante. Al principio Nayeon creyó que sólo era un testigo de Jehová o algo por el estilo, de esos que solo vienen a joderte, así que planeó ignóralo, pero ahora el timbre sonaba más rápido y parecía que no se daría por vencido. — ¿Qué-Mierda-quieren?

El timbre no paró, y sin dudar se levantó furiosa de su cama. Demandaría a cualquiera que interrumpiera su sueño vespertino de belleza.

— ¡Entrega especial! — Una voz fingida sonó detrás de la puerta, cosa que solo enfureció más a la coreana.

— ¡QUÉ MIERDA QUIERES!...— Nayeon gritó al supuesto repartidor, pero al ver quién era se quedó sin habla. Su voz se cortó, sus piernas temblaron, y solo sus ojos atinaron a reaccionar abriéndose como platos.

— ¿Alguien pidió 1.69 metros de pura perfección? — Aquella persona parada frente a frente de una paralizada Nayeon sonrió de oreja a oreja contacto la sonrisa tan encantadoramente sensual que sólo ella tenía.

Nayeon de igual forma sonrió ligeramente, para después comenzar a reír y lanzarse sin dudar a los brazos de Jeongyeon, de forma tan literal que la más alta la tomó de su cintura y la alzó lo más que pudo. Nayeon aferró sus piernas a los costados de la rubia, sus brazos enrollaron su cuello, y sin dudarlo la beso. La beso tan frenéticamente, mientras que Jeongyeon cerraba la puerta del departamento de Im después de haber entrado aún en la misma posición.

— ¡Se supone que volverías en 4 meses más! Qué... — Fue callada por otro beso fugas de la rubia de pelo corto.

— Digamos que a veces hago milagros.

Jeongyeon y Nayeon mantenían una relación desde hace un año, eran la pareja perfecta a ojos de muchos. Todo era hermoso hasta que a la más alta le llegó una notificación que le daba la oportunidad de trabajar y seguir manteniendo sus estudios pero fuera de la ciudad donde actualmente vivía. Era laboral más que nada, ya que sus estudios en la universidad local se pausarían mientras que ella tomara la opción de emprender y aplicar lo aprendido sin perder año. ¡Era una oportunidad de oro! Claro que, la zona en donde se ubicaban estaba a más de 9 horas en autobús, y unas cuantas menos en avión.  Jeongyeon no dudo en aceptar, pero algo se le había olvidado, o más bien alguien.

Nayeon al enterarse estaba rotundamente en desacuerdo, pero es que no veía lo que se le presentaba a la más alta, fue egoísta, pero nada le quitaría a su Jeongyeon. Tuvieron una pelea intensa, terminaron y no se hablaron hasta que Jeongyeon tomó vuelo a su nuevo destino, aún sin saber cuánto tiempo perduraría ahí. Fueron tiempo amargos. Nayeon tardó en aceptar su error, pero al darse cuenta de lo mucho que necesitaba y extraña a Jeongyeon solo pudo hundirse en tristeza y depresión. Nayeon no eres muy fuerte sentimentalmente, sin embargo era entendible su situación, ella lo último que quería era perder a la rubia, y terminó siendo peor.

Pero como esto no es una historia trágica, ellas resolución sus problemas, fue tardado, pero lograron rescatar aquella chispa de amor que nunca se había apagado realmente entre ellas, todo gracias también a las insistencias y apoyo de sus amigas. No podían verse, pero hacían video llamadas a diario, sin embargo no podían durar así toda la vida. Resulta que Jeongyeon debía permanecer ahí por un año y medio, y en lo que pelearon, se dieron cuenta de las cosas, y volvieron a estar juntas ya había pasado el medio año establecido, pero aún restaban 365 días enteros. Las ansías las consumían, querían verse, besarse, tocarse, y las vídeo llamadas fogosas donde dejaban ver parte de sus intimidades para complacerse, cada vez dejaban de funcionar. Estaban al borde del colapso, y se necesitaban ya.

Fue entonces que sin avisar llegó Jeongyeon a casa de la mayor, pues gracias a su arduo trabajo y dedicación, le restaron su lapso de estadía, y he aquí la escena más cursi y cliché del regreso sorpresa de alguien, claro que, esto no importó en lo absoluto a la parejita. Era bastante tiempo sin sentirse, y podían esperar por finalmente hacerlo. Nada las detendría, o eso pensaba Nayeon.

Jeongyeon llevó a la mayor a la habitación bien conocida de ésta, mientras sus labios, aún cargando el cuerpo de Nayeon, besaban y atrapaban el labio inferior de ésta. La recostó en la cama, pero el cuerpo bajo de ella enroscó el suyo con las piernas, obligándola a juntar sus caderas a las suyas, uniéndose en perfecta sincronía, y pegando sus pelvis uno al otro.

Neyeon aferró sus dedos a los cabellos alborotado de la más alta, quien ahora besaba húmedamente su blanco y sensible cuello, con una lentitud excitante que la volvía loca, a la vez que daba pequeños vaivenes a la entrada de la mayor, haciendo fricción sobre ésta aún sobre toda la ropa, y dando un sutil aumento de temperatura en su cuerpo. Su estómago sentía mariposas por el cosquilleo que había en su entrepierna, e Incluso podía sentir su humedad creciente en su centro palpitante, a la vez del bulto entre las piernas de su muy sensual novia. No podía esperar más, pero un empujón brusco terminó con todo contacto entre ellas, a excepción del de las manos de Jeongyeon en los hombros de Nayeon.

— Bebé, no sabes cuánto me encantaría hacerlo ahora. — no pudo evitar besar de nuevo a la castaña, sin embargo rápidamente se separó . — Pero debo hacer un trabajo final ahora.

— No, no, quédate. — Desesperada, Nayeon beso de nuevo a Jeongyeon mordiendo su labio, y levantando su pierna para rosar con su rodilla el miembro de su novia.

— Lo siento amor, te juro que mañana vuelvo sin falta. Yo también te necesito ahora, pero sino hago esto...

—... — Nayeon calló por un momento. No iba a cometer el mismo error que hace un año, así que sólo se tapó los ojos y dijo. — vete entonces rápido, no quiero ver cómo sales de la casa...

— Amor, prometo regresar, y lo sabes, pero entonces tú prométeme esperar. — Besó una vez más los carnosos labios de quién se encontraba bajo suyo. — Un día más no puede ser tan difícil.

— Entendido ¡Vete antes de que me arrepienta! — Nayeon sin abrir sus ojos hizo un puchero que sólo hizo reír a la más alta. Beso por última vez a la mayor de forma apasionada, para después pararse e irse con todo el pesar del mundo.

— Sólo un día más. — Dijo antes de ser escuchado el cerrar de la puerta tras de ella. Nayeon abrió los ojos y soltó un fuerte suspiro.

— Tonta Jeongyeon. — Nayeon a pesar de todo no pudo evitar formular una sonrisa de oreja a oreja. No podía esperar más, pero por ella lo haría, aunque eso significaría dejar incluso de lado su orgullo.

Una princesa no podía quedarse sin su príncipe, aunque eso ya lo supiéramos.




Just Like A Virgin (G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora