CAPITULO 2 PARTE 2

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Y así como le dijo a su padre, entró a la ducha. Tal vez, sería bueno algo relajador, sus heridas ardían bajo la lluvia pero, ¿qué mejor que sufrir? Así se sentiría bien con ella misma. 
Enredó una toalla alrededor de todo su cuerpo, peinó sus cabellos para después salir del baño con una venda cubriendo las lastimaduras. Su padre sabía su secreto, un día con su esposa la encontraron en el baño tirada a punto de morirse, se había abierto tanto que la sangre que perdió fue mucha, en gran cantidad. 

Flashback. 
— ¿Martina? Nena, ¿dónde estás? —La dulce voz de su madre sonó por toda la casa. 
Nadie respondió.
—Capaz está durmiendo. —Su padre acarició el brazo de su mujer.
Recién habían llegado de una cena importante, y Martina tuvo que quedarse sola. 
—Vale, iré a su habitación para ver como está. —Le sonrió y empezó a subir las escaleras. 
La luz de su habitación brillaba, entonces su madre pensó que ella estaba despierta, entró a la misma, y la luz del baño permanecía prendida… Entró corriendo y vio a su hija tirada en el suelo con una navaja al lado, la sangre esparcida por el lavabo y el piso. 
—Mariana, ¿qué sucede? —Su padre llegó por detrás, y vio a su esposa tirada al lado de ella, llorando. 
Alejandro, se fijó en el pulso de su hija, este era muy suave, la cogió entre sus brazos y bajó las escaleras. 
Cuando llegaron al auto, Martina empezó a moverse incomoda en el asiento. Hablaba entre dientes, no se entendía lo que decía, Mariana lloraba desconsoladamente, y su padre sentía su corazón hecho pedazos al ver a su hija de esa manera. 

Fin flashback.
Salió de la habitación, ya cambiada, llevaba unos pantalones largos holgados, y una remera suelta, sus heridas estaban cubiertas con unas gasas pero sangre no salía de estas… Bajó las escaleras, y al ver a su papá, fue donde él y le abrazó, dio un beso en su mejilla para luego verlo reír y se sentó enfrente de donde estaba Alejandro. 
— ¿Cómo estuvo tu día? —Su padre dio un mordisco a la pizza. 
« Horrible. »
—Bien —Sonrió. —, ¿el tuyo? ¿Volverás a trabajar ahora? 
—Si, debo ir. Volveré… como para las once, ¿sí? 
Martina asintió, y bajó la cabeza. Casi nunca le vía los días de trabajo, se iba más temprano de lo que ella se levantaba y, hay veces que él almuerza en el trabajo. Llega a la noche, y se va directamente a dormir por el cansancio. 
Cuando se dio cuenta, su padre se levantó de la silla y besó su frente para después salir por la puerta. 
Estaba sola. 
« Sola. »
De nuevo. 
Vio la pizza enfrente de ella, tomó una porción, la puso en un plato; caminó hacia la sala y prendió la televisión. Su mente estaba perdida, al mirar la pantalla no sabía que había, toda ella sentía que el mundo no existía, y se sentía bien en ese momento. Un dolor fuerte en su muñeca la hizo despertar del sueño imaginario que se estaba auto-creando, volvió a sangrar. Corrió al baño, se quitó la venda, y metió todo el brazo bajo agua fría. Cerró los ojos con fuerza, ardía, ardía mucho. Las lágrimas salían por sus ojos, al ver que se estaba infectando, tomó el alcohol de los estantes, y muchos algodones. 
Cada vez que el líquido de este tocaba sus lastimaduras, sentía que corría fuego por sus venas, que su sangre estaba hecha de fuego. Lo apretó más, debía aprender a sufrir para poder ser fuerte. 
« No llores, estúpida. Sé fuerte, imbécil. » 
Su mente le recriminó, parecía que una persona que no era ella controlaba su mente mediante controles remotos, palabras, engaños. Miró al techo, y se mordió los labios para que las lágrimas no salieran, empezó a sangrar su labio, y lo solto. 
Las lágrimas no salieron, y su dolor no sano.

CONTINUARA...

I wish you let me die |Adaptada|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora