Jorge estaba sentado sobre uno de los pupitres mirando como los idiotas de sus amigos hacían bromas, y besaban a sus novias con legua y todo. La zorra de Stephie le guiñó un ojo, y se levantó de la silla moviendo sus caderas, acarició su mejilla antes de besarle los labios con legua y todo. A lo lejos, sintió los ojos de Martina sobre él, lo que le provocó a tomar a Stephie por su cintura, y le tocó el trasero. Ella sonrió. Qué fácil que era esta chava.
Estaban en una hora libre, la profesora había faltado, y nadie estaba para reemplazarlo, siquiera un preceptor estaba ahí, no gritaban, tampoco hacían ruido pero, siempre alguien se les quedaba cuidando. No eran el mejor curso de todo ese pasillo de la prepa.
Martina alejó la vista de esa escena, y Mercedes miró donde ella. Abrió los ojos de golpe al ver como sus lenguas se notaban, y la forma que Jorge tenía de tocarle parecía un mujeriego y ella su zorra .
—Zorra.
Stephie se separó de Jorge, y aun tomándolo por los hombros, giró la cabeza para ver el pelo de Mercedes dándole la espalda. Agarró una bolita de papel, y la tomó para tirársela en la cabeza. Cuando esta chocó contra su cabellera rubia, dio media vuelta. Levantó una ceja, y Stephie le saludó con la mano para que le prestara atención.
—Te escuché.
—No te mencioné, si te quisiste sentir identificada es tu problema. —Guiñó un ojo, y volvió a Martina quien le sonreía.
—Dicen que si críticas a una persona es porque estás viendo tus propios defectos… zorrita.
Mercedes bufó, no supo por qué le dijo eso. No se sentía mal porque ella ya sabía exactamente que no lo era, pero lo que faltaba era que esa hueca le molestara a ella. No iba a dejar que le pasara por encima, era directa, y lo era más cuando estaba presente Stephie, esta siguió besando a Jorge quien, ahora había dejado de manosearla.
—La zorra, la puta, la perra y sus derivados son sinónimos de Stephie. —Mercedes llevó una mano a su cintura, descargando el peso en esta.
Se escuchó un grito de aprobación, y algunos otros gritos de risa. Los clones de Stephie –Gisela y Gisel– le miraron de arriba abajo para después acomodar su cabello. Se separó de Jorge, y pasó por entre los escritorios para llegar a su lado, él le siguió deteniéndola cuando intentó tirar de su pelo. Luego, la agarró por la cintura con las dos manos, levantándola en el aire.
Mercedes se dio media vuelta, y le miró peleando con Jorge para que este la soltara. Cuando empezó a calmarse, le dejó en el piso aunque Mercedes tuvo la impresión de que ella le pegaría en cualquier momento, hay gente que dice que cuándo te enoja lo que te dicen es porque es verdad. Entonces, realmente Stephie era una zorra.
Muchos lo han comentado, y entre ellos, chavos. La mayoría eran chavos, y con todos esos Stephie se acostó estando con Jorge o no estando ella le era infiel. No le importaba una relación, y si seguía con el aquel chavo lindo de ojos verdes lo hacía porque era uno de los mejores en la cama.
— ¿Eres tan cobarde como ella? —Le dijo Stephie a Mercedes señalando a Martina detrás de ella. — ¿Eres tan débil y frágil como Martina? ¡¿Eh?! —Le gritó, y todo el curso estaba callado. Stephie tenía el apoyo de la mayoría por más que no le cayeran bien, estaban de su lado porque le tenían miedo.
Mercedes le negó con la cabeza, no era como Martina, era todo lo contrario pero no por eso iba a dejar de tal manera a su amiga. Jorge frunció el ceño, aún seguía en una mezcla de sentimientos, no había dejado de pensar en Martina pero, ahora se había hecho un desafío con sí mismo, no hablaría sobre ella cuando este solo, no pensaría sobre su hermosa sonrisa cuando él le dice algo, tampoco de cómo sus mejillas se ruborizan cuando habla o cuando se da cuenta de que la observan. No iba a pensar en el color de sus ojos, y como la luz del día los hace brillar, no quería olvidar cuando la encontró con todo su pelo mojado después de salir de bañarse, y no tenía maquillaje, estaba realmente bella así… tan natural. Cada vez que intentaba presionar su maldita mente en que alejara sus pensamientos, salía mal. Siempre le recordaba hasta el más mínimo detalle en su cabeza, y rebotaba como si fuera una pelota, le quería, de alguna forma, sentía mucho aprecio. Siempre había sido una muy mala persona con ella inclusive cuando su madre murió, estaba sola, y en vez de ayudarla como hubiera hecho cualquier persona, le lastimaba con su grupo de amigos. Le decían cosas sobre su madre, y de qué esa fue la mejor elección de todas, entonces, empezó a recordar…