CAPITULO 4

398 18 0
                                    

Para su sorpresa, al llegar a su casa, vio el auto de su padre en la entrada del garaje, estacionado y era una sorpresa porque el llegaba por la noche y nunca llegaba tan pronto. 
Se quejó en voz bajita, y cruzó la calle para ir al otro lado donde estaba el porche y entró a su casa. 
Su padre no estaba en la sala y así, en silencio, caminó hacia la escalera, estaba a punto de llegar arriba cuando sintió la voz de Alejandro su padre, a su espalda.
Refunfuño en silencio, y no se dio media vuelta para observarle. Se quedaría así hasta llegar al baño, y maquillarse la mejilla. 
Esta estaba colorada, y eso pasó hace más de tres horas. Así que, Martina supuso que le duraría unos días. 
— ¿Martina? hija, hola. —Dijo su padre al borde de la escalera. 
—Hola pa, ¿cómo estás? —Siguió subiendo las mismas hasta llegar al piso superior. 
—Bien, ¿y tú? No escuché la puerta cuando llegaste y entraste. 
—Entre rápido pa, y como no te vi en la sala pensé que estabas en la habitación.
— ¿Te encuentras bien, Martina? —Empezó a subir los escalones. 
Martina corrió a su habitación sin responder a su pa, cerró con llave la puerta para que no entrara su padre. Todas las noches y todos los días hacía lo mismo porque, no quería que él entrara cuando ella dormía para ver si se lastimaba a sí misma porque su pa estaba seguro de que se lastimaba. 
Alejandro tocó a la puerta, y Martina pensó en una excusa pero su mente estaba vacía. 
— ¿Qué sucede? —Preguntó detrás de esta. 
—Es que… Me dieron ganas de vomitar, lo siento. 
Abrió la puerta de la habitación, y corrió al baño, cerró esta con llave, buscó sus maquillajes. Entre las sombras, labiales y demás cosas que nunca usó y nunca usara, encontró la base en el armario de arriba. 
Se la esparció por la mejilla, esta le dolía pero no le importaba realmente solo quería tapársela para que su pa no le viera. 
Al cabo de unos minutos, esta tenía su color natural. 
Salió del baño, y su padre por su suerte estaba parado frente a la cama esperando que Martina saliera del baño, cuando le vio, caminó despacio hacia ella quien tenía una mano en el estómago intentando interpretar que le dolía aunque, lo que le dolía era ese moretón en la mejilla. 
—Comí un sándwich de pollo en la prepa que me cayó mal. —Explicó y caminó a la cama para acostarse en ella. 
—Oh, bueno, pues te prepararé algo para almorzar que sea bueno para estas situaciones como un plato de arroz érbedo te sentara bien, y hija… ¿Porque tienes algo morado ahí y lo tenias inflamado? —Le señaló una parte de su cuello y de su cabeza. 
Maldijo en forma tan baja que casi ni movió los labios, y cerró los ojos para calmarse. Era buena con las excusas, y ahora debía poder obtener una de su pequeña mente como siempre, siempre poniendo escusas. 
—Estaba en el receso cuando, caminaba por el pasillo y una puerta me chocó y me di un golpe en el cuello y en la cabeza. 
Su padre frunció el entrecejo. 
— ¿Cómo te va a lastimar el cuello y la cabeza? 
—Porque yo miraba hacia el techo, en este había una frase que decía algo como “Los profesores apestan” “La escuela es una mierda”, entonces… —Explicó, y su padre asintió con la cabeza. Caminó donde ella y le besó la nuca. 
—Vale, debes tener más cuidado. 
Y Martina solo asintió con la cabeza. 
Debía mentir muy seguido porque cuando no dice la verdad para que si lo hiciera. Sabía cómo emplear cada palabra para que esta pareciera que fuera verdad. 
Cuando Alejandro se fue de la habitación, Martina se levantó y caminó hacia el tocador, había dejado todo esparcido por el piso por el nerviosismo que tuvo para buscar el maquillaje. 
Lo recogió todo y lo acomodó en una pequeña bolsa rosa con flores violetas. Al pararse, vio en su cuello la lastimadura que no había notado antes. La tocó, y la apretó, dolía, dolía mucho, era como si fueran muchas abejas picándole en el mismo lugar. 

{…}

Cuando su padre se fue, ella recién había empezado a almorzar. Esperó unos minutos por si volvía a buscar algo que capaz se hubiera olvidado, y cuando no fue así, tiró la comida a la basura, su madre le mataría pero, verdaderamente no tenía ganas de comer. 
Prendió la televisión y había una película, “crepúsculo”. Al ver a los vampiros y a Bella, esta le llamó la atención, recién empezaba… 
Alguien llamó a la puerta, y era raro porque nunca recibía visitas corrió hacia esta, y la abrió. 
Stephie. 
Su mano y todo su cuerpo  empezaron a temblar. 
Tenía mucho miedo. 
Esta entró a la casa seguida por sus dos amigas que Martina pensaba que eran dos clones de ella pero, sin cerebro porque solo asentían a que la puta de Stephie y movían la cabeza, sonreían y comían chicles de fresas. 
—Tu casa es linda y muy solitaria. —Sonrió y junto sus manos. 
— ¿Qué haces acá? —Aún seguía en la puerta, que estaba abierta. 
—Venga, solo quiero hablar contigo no te are nada no tengas miedo. 
Martina se quedó quieta, no movió ni un pelo. Stephie hizo un gesto con la cabeza, y sus clones caminaron donde ella, cerraron la puerta, la tomaron de los brazos, y la pusieron justo enfrente de Stephie. Ella le tomó por el cabello, y le pegó en la misma mejilla de antes. 
— ¿No vas a hacerme caso, nena? —Le susurró en el oído entre dientes. 
Volvió a tirarle del pelo, y la empujó contra la pared más cerca que tuvo. 
Solo fueron a su casa para pegarle. 
Martina sintió como si cabeza golpeaba contra la pared, y luego contra el piso, ya que con tanto impactó se tiró al mismo, se quejó mentalmente, y mandó al carajo a Stephie. 
— ¿Quieres decirme algo, Martina? 
Le preguntó ya que, vio que ella le miraba con la ceja fruncida. 
Estaba molesta, enojada, sacada pero, lo peor de todo estaba herida. 
Stephie se sentó en el sillón enfrente de ella con las piernas cruzadas, y le sonrió. 
—Una chica hoy me preguntó qué te había hecho… ¿Entendiste cuando te dije que no hablaras o debo decírtelo de nuevo? —Frunció los labios, y se paró del sofá. 
Fue donde Martina, y le pegó con su pie en medio del estómago, tan solo una vez porque dijo que no quería verla sufrir tanto. 
La castaña estaba a punto de agarrar un cuchillo, y clavárselo a ella misma en el pecho pero, no, no podía dejar que Stephie sintiera esa satisfacción de verla morir. 
— ¿Qué te he hecho? —Preguntó casi sin voz. 
—Vives, sólo eso es una razón por la cual deba maltratarte. 

{…}

Martina después de esa inesperada visita, sintió su mundo caerse a sus pies. El piso del baño era rojo, había gotas de sangre por todo, se había sacado todo el maquillaje. 
Tenía moretones por toda la cara, tenía cortaduras por todo el cuerpo, tenía el alma rota en dos, pero a pesar de todo el daño que recibía… No podía morir, ojalá si ella se matara su padre pudiera entender que no era feliz, pero haría eso infeliz a él, y Martina no deseaba verle de tal manera. 
Se tiró en la cama con un pijama que le cubría toda, y se acurrucó entre las sabanas, y lloró, lloró, lloró toda la noche, se insultó a si misma toda la noche, y tuvo ganas de tirarse por la ventana… ¿Quién quería vivir así el resto de su vida? ¿Quién quería ser indefensa, vulnerable, fea, y antisocial el resto de su vida? De una manera u otra, Martina iba a morir, ahora, mañana o en unos años. 
A eso de las diez de la noche, se levantó y caminó hacia su habitación, esta tenía un hermoso balcón blanco. Abrió las ventanas y la luz que entró, le cegó por un segundo. 
El cielo estaba brillante, y el viento de esa noche era realmente fuerte, hacía mucho frío pero realmente no importaba. 
Se sentó en la barandilla con los pies para la calle. Si hacía un movimiento inadecuado, o si alguien la empujaba por atrás, caería, y se lastimaría más de lo que ya está. 
Empezó a llorar, pensó en que se podría tirar accidentalmente. 
No era la primera vez que se sentaba en el mismo lugar a mirar las estrellas, la hacía sentir más cerca de su madre. Sabía que una de esas tantas luces brillantes del cielo, era su mamá, o le gustaba pensar eso. 
Sintió pasos debajo de ella. 
Agachó la cabeza, y estaba Jorge ahí. 
— ¡¿Qué estás haciendo?! —Le gritó desde abajo. 
« ¿Qué hace aquí? »
— ¡Vete! —Le gritó con las pocas fuerzas que tenía. 
— ¿Vas a suicidarte? 
« Si, algún día. »
—No. ¿Y qué diablos te importa a ti? 
No le debería responder a él, solo iría con un rumor falso diciendo que la vio a punto de tirarse del balcón de su casa porque no soportaba nada de lo que le pasaba, y quería matarse. 
Bufó, y se dio media vuelta, bajando de la barandilla. Cuando giró la cabeza, Jorge ya no estaba. Cerró las dos puertas de vidrio, y sMeró de la pieza de su padre. 
Cuando estaba caminando por el pasillo hacia su habitación, vio a Jorge entrar en su casa. 
« ¿También vas a lastimarme? » Preguntó en su mente hacia ella misma como si sus pensamientos fueran a llegar a él.
« Debería hacerlo, Martina. » 
Su mente como siempre le tiraba abajo, lastimándola más.
— ¡¿Qué diablos haces entrando en una casa ajena?! 
—Lo siento, te vi y pensé que ibas a matarte. —Le respondió. Frunció el ceño. — ¿Qué te pasó en… la cara? 
—Vete, vete ahora mismo. —Señaló hacia la puerta. 
Jorge subió las escaleras hacia ella, y le tomó la cara entre las manos, examinándola. Martina se quedó quieta mirándole a los ojos, sentía su cuerpo temblar. 
Él la soltó de golpe, y Martina se alejó. 
Le dolió. 
— ¿Quién te hizo esto? 
Martina se quedó perpleja. 
— ¿Te importa realmente o vas a ir por todo el Instituto a decir que me lastimaron? ¿Puedes irte? No te importo, ni quiero hacerlo así que deja de hacerte el bueno. —Le respondió, y le empujó por el pecho. —Vete con tus amigos, vete con tu maldita novia, ve a hacerle daño a otra persona, ve a criticar a toda persona, ve a desgarrar a otra gente por dentro, ¡Déjame en paz! —Le gritó, y sus ojos se pusieron brillosos. 
Jorge solo le miró, los labios se le formaron una pequeña línea y se dio media vuelta sin decir nada, y al cerrar la puerta, lo hizo con fuerza. 
Martina se dejó caer en el piso, estaba muy mal, se sentía mal.
No quería que ahora él le contara esto a Stephie, y ella solo quisiera venir a pegarle. 
Estaba harta. 
Se preguntó si esto siempre sería así… Si siempre iba a sentir que su corazón se rompía cada vez que se lastimaba, cada vez que… y que todos los días  tratase de matarse.

CONTINUARA...

I wish you let me die |Adaptada|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora