CAPITULO 15

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Era sábado por la mañana, le había llegado un mensaje de una compañera de prepa que decía que debía ir al prepa para hacer una tarea. Martina cerró su celular, y buscó sus botas entre sus zapatillas. Tomó una cazadora negra, y su gorro de lana preferido gris. 

Le avisó a su padre que saldría, no le diría que iría al prepa, por las dudas. 

Salió de la casa, y hacía mucho frío, demasiado. 

Volvió a entrar, y tomó las llaves del auto de su padre. 

Entró en el mismo, y prendió la calefacción. Iba a llamar a Mercedes pero se quedó sin crédito, así que esperaría hasta encontrarla allí y arreglar para salir algún lado para que no sea un sábado muy aburrido. 

Estacionó en el aparcamiento, y solo vio un auto pero, no lo reconoció. Apagó el motor, se abrochó la cazadora, y salió con su mochila colgando de su hombro. 

Abrió la puerta principal, y no se escuchó ningún sonido cerca. Agarró su teléfono para preguntarle Mercedes dónde estaban pero, en ese momento, recibió un mensaje de la misma compañera. Emprendió su viaje hacia los vestidores de Gimnasio. 

Escuchó unas risas en los baños del mismo, y al ver salir a Stephie con sus clones detrás, entendió que había caído en la broma que le tenían planeada. Ahora debía enfrentar lo peor. Stephie cruzó sus brazos por sobre su pecho, y recargó todo el peso en una pierna. 

—Nunca creí que fueras tan fácil de engañar. —Dijo mientras caminó hacia ella, y tiró su bolso hacia un lado. —Dame tu celular, quiero saber si le avisaste a Mercedes porque seguramente que sí. —Extendió su mano. Martina tembló para dárselo tenía mucho miedo. 

Tiró el teléfono encima del bolso de Martina con una sonrisa de superioridad. Sus dos clones caminaron y se colocaron detrás de la castaña. 

Stephie se acercó a Martina, y le vio a los ojos con furia. Ella había pensando en salir huyendo de ahí pero, sería inútil. Provocaría más enojo en las tres, y la neta que eso no era bueno para nada. 

{…}

Martina tosía tirada en medio del piso, no podía moverse. Se arrastraba por el piso pero, no conseguía nada. Solo provocaba más tos, no respiraba muy bien, y tenía la pierna sangrando, Stephie había traído la navaja que no usó la anterior vez, y le había hecho una marca. 

Salía sangre de su nariz, y de su labio superior. Se agarró de la pared para apoyar la espalda contra los azulejos; nunca nada le había costado tanto que aquello. No sentía sus piernas, ni sus brazos, prácticamente, parecía que su cuerpo no estaba ahí. 

Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, estaba con su ropa interior, y una blusa cubriéndola solamente. Tenía moretones en la cara, y en el todo cuello. 

No entendía, no podía entender como existía gente que te lastimara de tal manera como la gente podía ser tan mala con ella. Estuvo a punto de morir, y ellas solo siguieron, siguieron, y siguieron hasta dejarla de aquel modo. 

Tal vez estaba muerta, y no lo sabía. 

Escuchó pasos a lo lejos, y rezó que no entraran a este lugar. No quería tener que dar explicaciones, y que luego, Stephie se enterara y fuera por ella. 

Martina nunca le hizo daño a nadie. Siempre intentó ser buena con cualquier persona que se le acercara a hablarle, pero ella nunca recibió nada a cambio. No sabía por qué su vida era tan fea, era tan horrible. 

Podría llamar a Mercedes pero, no tenía crédito. Debía arreglarse sola. 

Estiró su brazo, y con una mano sobre la barra donde suelen estar las toallas, se paró. Al estar completamente de pie, se tambaleó, y volvió a caer de rodillas. Ahogó un grito, y la barra cayó sobre ella, golpeándola. 

I wish you let me die |Adaptada|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora