CAPITULO 10

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Apenas salieron de la prepa, caminaron al auto de Diego y cuando Martina abrió la puerta trasera para subir un brazo se apoyó en el techo del auto. Ella levantó la cabeza, y se encontró con Stephie que le miró con superioridad, llegó Jorge a su lado, y le besó el cuello dejándole una marca. Martina bajó la cabeza, e intentó subir al auto pero, Stephie tiró de su hombro para que eso no pasara como siempre aparecía Stephie. 
Abrió la boca para decir algo pero, al escuchar una puerta cerrarse giraron hacia la derecha, y vieron a Diego parado apoyado contra el auto, mirándoles fijamente. Su mirada era firme, y dura. 
Martina sonrió de lado, y miró a el hermano de su amiga, este sonrió pero sin quitar la vista de Stephie y Jorge. 
Ella le miró coqueta parecía una zorra a punto de pillar a su presa, y le habló: 
— ¿Eres su novio? —Enarcó una ceja en forma de broma.
Diego negó con la cabeza. 
—Te mereces a alguien mejor, y a alguien… que por lo menos tenga un poco de belleza como yo. —Señaló a Martina e hizo una mueca con la boca. 
La castaña bajó la cabeza. 
Le dolió. 
—Créeme, Martina es mucho más bella que tú… —Dijo Diego, y caminó al lado de Martina, la ayudó a entrar y cerró la puerta del auto. 
El resto del viaje fue en completo silencio, la mirada de Martina permanecía quieta en el espejo delantero, y miraba hacia donde iban. Miró hacia el espejo retrovisor que estaba pegado en el techo, y descubrió al castaño mirándole, desvió la vista en el segundo que ella lo notó. Sus mejillas tomaron un color carmesí. 
Mercedes dio media vuelta la cabeza, mirando a Martina. 
— ¿Qué pasó? —Le señaló la cara. Y Martina no entiendo. — ¡Estas sonrojada! 
Diego rió, y la volvió a mirar a través del espejo. 
Martina le miró, y sus mejillas ardieron. Mordió su labio, nerviosa. 
Mercedes enarcó una ceja, miró a su amiga, y luego a su hermano. 
Abrió la boca, la cerró, y los señaló. 
Sonrió, y le guiñó un ojo a Martina. 
—Solo voy a decir que, no me metan en el medio de nada. —Mercedes sonrió, y le golpeó en el hombro a su hermano para después, sonreír abiertamente. 

{…}

Fueron a casa de Mercedes, y Martina como era la invitada se ofreció a preparar el almuerzo. Era muy buena preparando pizzas, y eso era lo que haría. 
Mer fue a tomar un baño, y dejó a su amiga con su querido hermano. 
Martina preparaba la masa de las pizzas cuando sintió una presencia en la cocina, pensó en Mercedes y se dio media vuelta. 
—No pensé que… —Se interrumpió a si misma cuando vio que era Diego. 
— ¿Qué cosa no pensaste? —Se rió. 
—Pensé que eras Mercedes, y que ya había terminado de bañarse. 
Diego tomó un vaso de la mesa, abrió el refrigerador, y sacó una caja de jugo de piña. Le ofreció a Martina pero, ella se negó. 
—Mer tarda horas en bañarse. 
Una sonrisa se expandió en la cara de Martina. 
Diego caminó hasta ella, y se le paró justo en frente. 
Observó su cara detenidamente, y pasó una mano por su mejilla, y otra por su frente. 
Martina sintió un escalofrío recorriendo toda su espina dorsal. 
—Tenías la cara llena de harina. —Dijo, y mordió su labio. 
Martina se quedó quieta como una estatua mirando sus ojos. 
Algo que siempre le atraía sobre chicos eran sus ojos, y su sonrisa. Eso siempre sumaba puntos, pero la personalidad siempre estaba primera… Y la de Diego era perfecta. 
Diego acomodó su pelo, y queriendo salir de ese momento incómodo, ayudó a Martina a terminar los bollos de la masa para el almuerzo. 
—La chica que hoy te molestó… ¿Era Stephie? —Preguntó Diego mirando a Martina de reojo. 
—Sí. 
Diego suspiró, y bufó. 
—Sabes que todo lo que dijo es mentira, ¿no? —Dejó todo en la mesa, y se giró para poder mirarla bien. 
—Diego… 
—No, déjame… Ella, ha de ser una de las personas que te lastimaron. —Le acarició la cara con ternura. —Y una, de las que siempre te molestan y te insultan… Pero, ¿sabes? Eres mucho más hermosa que ella, y tu personalidad es mejor que Stephie… No es necesario conocerte desde siempre para saberlo. —Le sonrió, y Martina cerró los ojos, analizando lo que le había dicho.
Nunca nadie, bueno… Nunca un chico, le había dicho cosa tan preciosa. 
Negó a las lágrimas que ardían en sus ojos a salir, y cuando los abrió, veía borroso. 
Una lágrima rebelde cayó y Diego la secó con su pulgar. 
—No llores. 
—Gracias. 
Martina abrazó a Diego por el cuello, y sintió los brazos de él agarrándole la cintura con delicadeza, y apretando sus labios contra su hombro. 
Le acarició el pelo del cráneo, y con dificultad se separó de él. 
Cuando lo hicieron, quedaron a pocos centímetros. 
Mercedes tosió, y ambos se separaron. 
—Estoy aquí desde que él dijo que le parecías hermosa. —dijo la rubia de Mercedes señaló a su hermano, y luego, a su amiga. —Fue como en las películas románticas… Siempre alguien arruina el momento del beso. 
—No íbamos a besarnos. —Dijeron al unísono. 
—Y en las películas o novelas siempre dicen eso. —Tomó una manzana, y le dio un mordisco.
—Mercedes… 
— ¿Qué? —Sonrió. —Yo sé lo que vi, y ustedes… Se llevan mejor de lo que yo pensé.

I wish you let me die |Adaptada|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora