O2. Sonrisas perdidas

726 85 33
                                    

Narra: Tn

Observar a Fred tan deprimido era algo lo cual no podía seguir haciendo, habían pasado tres días desde la pelea que tuvo con las niñas, y desde entonces debía admitir que nada era igual. Ellas se alejaban lo más posible de Fred, ni siquiera cruzaban miradas, ni una risa, una sonrisa... No había nada. Y estaba segura de que eso a Fred lo desgarraba por dentro.

Sentir el rechazo no es lo mismo si lo hacen las personas que más amas, en este caso Fred odiaba ser rechazado por ellas, y yo odiaba sentirme últimamente rechazada por él.

—Fred, ¿qué te parece si mañana damos un paseo con los niños por el parque? Me parece... Una buena forma de comenzar a estar más tiempo juntos y que los niños disfruten sus vacaciones. ¿No es buena idea?

—No me gusta salir — respondió frío — Es algo que sabes perfectamente bien.

—S-sí... Pero, nunca te habías negado a ello — Murmuré ya con mi voz un poco apagada, me sentía mal con ese Fred. Estaba segura de que en los peores casos yo estaba siendo un poco exagerada pero sólo habían transcurrido tres simples días, no me iba a precipitar a nada.

— Pues justo ahora prefiero rechazarlo, _____. Además, me encuentro de cierto modo exhausto.

Fred se levantó del sofá haciéndome a un lado con un poco de irritación, y así, yo decidí alejarme un poco sobre el sofá observando como Fred me dedicaba una última mirada sin expresión.

— Iré a dormir.

Narra: Frey

El rostro de mamá se veía triste, débil, extraño. No podía entender muy bien lo que ocurría... Pero, verla a ella con esa mirada apagada después de que pa... Fred la haya apartado fue muy doloroso para mí.

Quería ver la sonrisa de mamá... Ella era lo único que me quedaba con una sonrisa así de grande. Porqué, la de Freya se perdió. Freya ya no tenía una sonrisa.

Todo estaba mal y yo no sabía que hacer, ni siquiera yo me sentía con ganas de sonreír. ¿Por qué las cosas son así? ¿Por qué de pronto sonreír costaba tanto cuando antes lo hacía sin ni siquiera esforzarme?

Decidí dejar de observar a mamá  desde la puerta de mi habitación, ella comenzó a sollozar en silencio mientras cubría su rostro, pero entendí que mientras más veía, más imposible sería recuperar la sonrisa que me hacía falta para sentirme mejor.

En cuanto volví a ver el interior de la habitación, logre ver a Freya envuelta en un pequeño bollo con aquella sabana blanca, rendida y cansada en un sueño absoluto. Pero yo no quería dormir...

Mi mirada cayó sobre mi mochila, la mochila que siempre cargaba para ir a la escuela, definitivamente ya había encontrado que hacer.

Tomé la mochila y corrí en silencio hasta el baño que estaba en el pasillo,  cuidando que nadie me hubiese visto llegar hasta allí, y cuando lo confirme, entré sin más.

Dejé la mochila sobre la tapadera del baño, abriéndola y buscando entre los libros y lápices lo que buscaba, sin embargo, al no encontrar nada, tome la mochila con ambas manos y le di la vuelta provocando que todo cayera al piso. Y justo ahí escuché el sonido en particular de las tijeras al caer.

Por fin las encontré.

Narra: Tn

11:48 p.m

— Despierta, despierta, despierta... — escuché, lo único que era capaz de escuchar eran murmullos y nada más que eso. Sin embargo, también pude sentir como pequeñas manitas trataban de moverme, pero no tuvieron éxito.

Abrí poco a poco mis ojos tratando de adaptarme a la poca luz que había en el lugar, y era extraño... Al parecer me había quedado dormida en el living.

— Tranquilo... Ya despertó — volví a escuchar, y esa voz claramente era de Dan.

Abrí mis ojos ya por completo encontrándome con ambos pequeños, Dante con una media sonrisa y Dan con una línea recta en sus labios.

— ¿Q-qué es lo que ocurre, pequeños?
— Sólo... Estamos preocupados — soltó Dante con vergüenza en sus palabras — Por todos aquí.

Arrugue mi entrecejo acomodándome mejor sobre el sofá, observando a ambos confundida y ahora de igual manera que ellos, preocupada.

— ¿Por qué, cariño?

— Bueno, es bastante obvio, madre — respondió Dan — Es bastante tarde y no estas en cama con nuestro padre, Frey y Freya están bastante tristes y papá ni siquiera te ve. ¿Por qué las cosas están así de un momento para el otro?

Permanecí en silencio, no podía responderle algo que ni siquiera yo sabía, ¿como explicarle algo así especialmente a un niño pequeño?

— N-no lo sé, amor... Pero, yo siempre voy a estar con ustedes. Siempre. ¿Entendieron? — pregunté con una sonrisa forzada, acariciando sus cabellos azabaches y tratando de apagar esa inseguridad en ellos. Y así, ambos asintieron con sus pequeñas cabezas.

— ¿Qué les parece si vamos a dormir ya? — propuse con una sonrisa un poco más relajada.

— Sí — dijeron al unisonó.

Me levanté del sofá y tome sus pequeñas manos así dirigiéndonos hasta su habitación. Sin embargo, no pude evitar ver también la habitación de las niñas ya que ambas habitaciones se encontraban a la par.

Quizá ellas ya estaban dormidas... Pero aún así no pude evitar abrir la puerta y tratar de verlas a ambas.

Pero Frey no estaba ahí.

Me alarme tanto, que corrí hasta Freya agitándola levemente; logrando que despertara.

Dan y Dante corrieron hasta nosotros, igualmente confundidos que Freya al notar nuestras miradas desesperadas sobre ella.

— ¿¡Freya, dónde esta tu hermana!? — especté desesperada, pero Freya se encogió aún más confundida y ya con cierto miedo en sus ojos.

— N-no lo sé... ¿qué esta ocurriendo? No me asusten más...

— Frey no esta aquí... — le respondió Dan —. ¿Dónde podría estar?

— ¡La encontré! — gritó Dante asustado desde el marco de la puerta, y en ese momento lo seguimos enseguida hasta llegar al baño, mis ojos se abrieron de par en par mirando la escena, completamente atónita y llevando mis manos a mi boca evitando soltar un grito de sorpresa y angustia el cual me desgarraría la garganta.

— F-frey... ¿qué haz hecho?

Nuestras sombras {Fred & Tú} EDITANDO #O3 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora