Epílogo

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—Es hora de contarles un cuento, será uno muy pequeñito —les dije a las niñas mientras tomaba asiento en un banco de la habitación—. Este ya se los conté a sus hermanos, les gustó bastante.

Ambas se miraron entre sí, al parecer no se veían muy convencidas.

—No queremos ese cuento —murmuró Freya con timidez.

—Ni siquiera saben cuál es.

—Papá Spring nos contó uno mejor cuando vivíamos en su castillo, él decía que éramos princesas.

—Yo quería ser una guerrera... —bufó Frey con pesar—. Pero su historia me gustó.

—Yo también la quiero escuchar.

Fred apareció en el umbral de la puerta, ambas niñas sonrieron y se acomodaron sobre sus recámaras.

—Sientate al lado de mamá, no es una historia larga —expresó Freya—. Comenzaré yo.

—Adelante —aceptó Fred.

Tomó otro de los pequeños bancos y se sentó a mi lado, ambos esperamos a que las niñas comenzarán.

—Había un lobo el cual robó un enorme castillo a un príncipe, él príncipe se fue y el lobo estaba muy sólo ahí así que salió del castillo en busca de poder dejar de sentirse así —contó Freya—. Entonces más adelante encontró otro castillo, este no era tan grande como el que había robado, pero él lo quería.

—Entonces cuando trato de hacerlo descubrió que en ese nuevo castillo vivían dos princesas y una reina. El lobo también vio que habían tres  mayordomos que cuidaban bastante de ellas. Por eso tuvo cuidado al estar ahí. Con el tiempo, el lobo quiso a las dos pequeñas princesas y se enamoró de la reina del castillo —continuó Freya—. El lobo se enteró de que el príncipe se había convertido en rey y que ellas eran su familia. Por eso el lobo supo que debía irse, él quería lo mejor para ellas, así que se despidió y pidió perdón antes de irse. Él no quiso volver a sentirse triste así que escribiría cartas a las princesas de vez en cuando, una vez escribió una a la reina. Así pasaron los años y el lobo nunca más se volvió a sentir triste porque sabía que ellas estaban bien y él se sentía bien con ello.

—Así que técnicamente todos vivieron felices para siempre —terminó Frey encogiéndose de hombros—. Fin.

Pasaron minutos antes de que cualquiera dijera algo, las niñas esperaban ansiosas por nuestras palabras. Pero Fred estaba en silencio con un rostro caótico igual que el mío. Ambos habíamos captado bastante bien todas aquellas referencias, y esperabamos a que ellas no las hayan entendido también.

Pero ese cuento me era familiar no sólo por ello...

Flashback

—Iba a ver a los niños —le dije—. Quería ver si ya estaban dormidos.

—Ya veo, pero puedes regresar a tu habitación si quieres —contestó—. Ya los dejé dormidos, no fue tan difícil... Sólo fue cuestión de galletas, leche caliente, mantas y una historia absurda sobre un lobo, príncipes, princesas, villanos y mayordomos.

—Esa historia suena... Interesante y peculiar.

Fin de flashback

—Es muy bonita... —murmuró Fred para mí sorpresa con una tenue sonrisa— Gracias, pequeñas.

—Ahora ustedes deben dormir —dije levantándome del banquillo—. Vamos, traviesas.

—Espera mamá... Tenemos algo que darte —avisó Frey sacando un sobre de uno de sus libros de cuentos, entonces la extendió hacia mí—. El lobo quiere que leas su carta.

Nuestras sombras {Fred & Tú} EDITANDO #O3 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora