14. Acto falaz

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Inhalaba y exhalaba una y otra vez con la intención de calmar mi ritmo cardiaco, si no lo hacía, sentiría que mi corazón saldría de mi pecho, y es que podría escucharlo latir si no hacía algo lo más pronto posible.

Entendía bastante bien el porque a los shadows débiles o los cuales se revelaban estaban amarrados de tobillos y muñecas, eso les impedía el poder atravesar las paredes, les impedía poder esconderse... ¿pero yo por qué?

Estaba a tan sólo un esfuerzo más de lograr desatar la soga de mis ya irritadas y adoloridas muñecas, sin embargo, el dolor era insoportable, podría apostar a que incluso un líquido había recorrido la palma de mi mano, dudaba mucho el que fuese sólo sudor.

Sin embargo, paré instantáneamente en cuanto escuché como la perilla de
la puerta se sacudía.

Fox entro en la habitación con una sonrisa desdeñada y pícara provocando que un escalofrío recorriera toda mi espina dorsal en cuestión de segundos. Pasé saliva y me arrinconé un poco más en aquélla esquina en la que me encontraba.

—¿Cómo te encuentras? —me preguntó posicionándose en cuclillas frente a mí.

—Como si te importara... Pedazo de idiota.

—Tu desprecio sólo provoca que te deseé más —declaró—. Pero hoy, vengo a proponerte algo, quizás te guste, quizás no.

—Sólo habla.

—Te sacaré de aquí sólo por un día, te daré las comodidades que mereces... —murmuró, entonces presté atención a su sucio plan—. Si pasas una noche conmigo, ¿quieres algo más romántico? ¿Por escrito quizá?

Sonreí en forma de burla mientras que Fox simplemente esperaba mi repuesta con un rostro de falsa inocencia.

Entonces solté un suspiro, y lo miré fijamente a los ojos, ojos iguales, pero con sentimientos diferentes a comparación de los hermosos de Fred. Pero... Necesitaba verlos nuevamente.

—Acepto.

Dan

Abrí mis ojos de par en par, atónito y confundido por el simple hecho de no poderme creer lo que estaba viendo con mis propios ojos; era como si me estuviesen haciendo una mala jugada.

—¿Sólo se quedarán allí viéndome como idiotas?

Su voz, tan sólo su manera de hablar me hacía sentir destrozado y débil... Me era imposible, sólo sentí la humedad en mis ojos, pero no me permitía llorar. Aún así.

Te extraño mucho mamá...

—Lo sentimos... —se disculpó mi hermano con voz entrecortada. Sabía que él estaba llorando, sabía perfectamente bien que él no logró soportarlo. Y estaba seguro de que si lo volteaba a ver de esa manera, tampoco lo haría.

—Levanten la mirada —ordenó ella con frialdad. Sin embargo, sólo escuche cómo Dante se removía, no lo miré, no quise mirarla más a ella.

—Maldita sea... —susurró ella—. Obedece cuando te hablen.

Pasé saliva en cuanto noté que se dirigía a mí, así que inmediatamente supe que Dante ya lo había hecho, no sólo eso me lo dijo, si no que también su llanto ahogado el cual parecía no poder mantener más.

—No quiero hacerlo —dije—. No quiero verte.

Entonces escuché como soltaba una risa llena de sorna.

—Me recuerdas... Tanto a Fred —murmuró. Y es ese momento en el que levanto la mirada con brusquedad, observando a la mujer que me visualizaba con superioridad y diversión. Pero no podía odiarla, su apariencia me lo hacía imposible.

—¿Cómo conoces a nuestro padre...? —pregunté tratando de sonar lo más tranquilo posible, sin embargo, no parecía lograrlo.

—Veras... —murmuró—. ¿Tu padre les contó sobre éste mundo?

—La mayoría...

—Aparentemente se saltó mi parte entonces, ya veo —concluyó ella haciendo una leve mueca y cruzando de manera elegante sus brazos—. Fui una de las muchas aventuras de tu adorado padre, y hasta ese momento su favorita. Hasta que un simple día buscó a tu madre... Y, sólo todo cambió. Debo admitir que dolió un poco, sin embargo, no lo suficiente. Tus padres sólo me ayudaron a llegar hasta donde estoy ahora.

Permanecí en silencio tratando de digerir su pequeña historia, tratando de procesar una cosa la cual nuestros padres nos habían ocultado.

Lo que ahora era peor, es enterarse justamente de esta manera.

—Escuche... —dije—. No me interesa, nada de lo que usted me acaba de decir me importa tanto como ellos... Así que, hablo muy en serio cuando digo que no nos afectará y nos deje ir.

—Eres un niño muy inteligente y egocéntrico, tal cómo tu padre —contestó entre risas—. Sin embargo, eso no hará que cambie de opinión. Se quedarán aquí un buen tiempo...

Tn

Miraba con horror y asco las puertas de las habitaciones, es ahí el momento en que pueden darme cuenta de que el lugar en el que me encontraba era un viejo y desgastado hotel. Los sollozos, gritos, palabras obscenas, entre otros sonidos, traspasaban las delgadas pero resistentes paredes del lugar provocando en mí un revoltijo de emociones negativas.

—Te acostumbras con el tiempo... —susurró Fox de manera serena y extasiada en mi oído mientras pasaba después con lentitud sus fríos labios por mi cuello el cual me provocó un escalofrío y que mi bello se pusiera de punta.

Esas sensaciones me provocaban incertidumbre e inquietud.

Él estaba sujetando mis muñecas por detrás mientras me dirigía hasta el dichoso cuarto del que tanto parloteo minutos atrás. Al parecer esa habitación era especial para ellos.

—Llegamos —avisó él tomando mis muñecas con fuerza para detener mi paso. Entonces mi mirada cayó en la puerta de manera oscura y mejor cuidada del lugar. A simple vista llamaba su atención sólo por esa razón.

Fox soltó una de mis muñecas y saco unas llaves de su bolsillo trasero, las coloco en la cerradura y le dio vuelta con cuidado. El click que hizo ésta al ser abierta alertó a Fox y soltó por fin mis muñecas haciendo un ademán para que entrase.

Permanecí estática por segundos, sin embargo, logré reaccionar dando un paso inseguro a la oscura habitación.

Lo único que me mantenía cuerda era el acto falaz que tenía en mente, de él dependía ahora.

Fred

—¿Están seguros? —pregunté— Yo podría ir a ambos lugares si les parece.

—Para nada, Gold y yo visitaremos el hotel, tú ve a la mansión al lado del río —arregló Nahel para después observar a Alfie con el ceño fruncido—. Y... Alfie.

—¿Sí? ¿Qué haré yo? —preguntó el azabache con ojos entrecerrados y mirada fulminante.

—Tú... Te quedarás aquí y harás los quehaceres del hogar. Me gusta que limpien mi piso con aspiradora, pero antes no olvides encerarlo y...

—Y cierra la boca —ordenó Alfie con superioridad interrumpiendo al castaño—. Acompañaré a Fred. Si saben algo, nos veremos en tu casa, la cual, tú enceraras. Y no hay peros.

—Nos vemos después entonces... —susurré dándole una última mirada a los chicos.

Y es que no quería más planes, yo sólo la quería encontrar.

Nuestras sombras {Fred & Tú} EDITANDO #O3 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora