O4. Tu propia sangre

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—N-niños... — susurré con dificultad llamándolos, pero ellos simplemente permanecieron en silencio y salieron corriendo a sus habitaciones con aquellos llantos atorados en sus pequeñas gargantas.

Una lágrima más recorrió mi rostro. Volteé a ver a Fred nuevamente quién respiraba agitado, su pecho iba de arriba a abajo, de igual manera, comenzó a temblar debido a todas sus emociones juntas... Y así, sus ojos se cristalizaron al verme.

—Cariño... — me llamó con voz entrecortada y acercándose unos centímetros. Sin embargo, yo retrocedí —N-no se qué me paso...

—Yo tampoco, Fred.

Trague saliva y me di de nuevo la vuelta con todo el orgullo y dolor que sentía y tenía. No hablaría con los niños en este momento, ellos al igual que nosotros necesitaban su espacio y yo ya no quería presionarlos más a entender lo que ocurría... Sólo son niños.

Y no, no podía hablar con Fred ahora mismo... Fred no estaba siendo ni siquiera él mismo y yo no lidiaría con ello, se lo dije y él lo sabe bien. Después de todo, esta fue la primera vez que me ha lastimado físicamente y lo que siento ahora es un sentimiento lleno de coraje y decepción. Sabía que él estaba dolido por el rechazo de las niñas, pero eso no justificaba el que pudiese hacerle daño a otras personas.

Me dirigí a la habitación, lo único que me apetecía hacer en ese momento era recostarme toda la tarde y quizá dormir un poco. No quería saber nada más de los problemas, no quería escuchar lloriqueos, no quería escuchar quejas, no quería escuchar rechazos, simplemente no quería escuchar nada. Sólo quería estar en mi propia burbuja unos minutos. Quería estar en un lugar en el que nadie pudiese decirme nada... En el que yo no pudiese decir o sentir nada.
Pero nada de lo que yo quisiese se haría realidad.

Salí de mis pensamientos al sentir como en el otro lado de la cama alguien más se recostaba, el peso se equilibró en el colchón y yo me moví un poco debido a aquello. Sin embargo, ni siquiera me di la vuelta. No quise hacerlo al escuchar un suspiro el cual era de Fred.

Pero fue imposible tratar de ignorarlo cuando justamente me abrazaba por detrás, su mano paso por mi cintura y me acercó a él dejando así nuestros cuerpos unidos en una simple posición de cuchara. Sentía su respiración en mi cuello y después de eso, paso saliva nervioso.

—Lo lamento... — se volvió a disculpar —Tenías razón... Y-yo soy como el malo de la historia en este momento. Tú lo crees, nuestros hijos lo creen... Yo lo creó.

—Fred, basta...

—No — contestó negándose —No me voy a callar porque no quiero que estés así conmigo, no quiero que mis hijos me tengan miedo. No quiero que mis hijas me vean como miran a su padre biológico... Como un hombre malo y sin ningún tipo de sentimiento bueno. Y sé que no soy malo, tú me lo demostraste, tú me hiciste lo que soy ahora y no sabes cuanto te agradezco eso, cariño.

Escuchaba todo salir de sus finos labios, lo estaba escuchando y tratando de digerir poco a poco todas aquellas palabras. Y es que no sabía si odiarlo o amarlo en este momento... Fred me confundía, sí, pero también hacía que mi corazón latiera a una velocidad la cual no era posible. Me hacía sentir cosas las cuales a veces no quería sentir.

—Por favor responde... — insistió con tristeza susurrando en mi oreja —Dime algo, lo que quieras. Incluso si es un regaño lo apreciare saliendo de tu boca.

—Eres un hijo de puta...

—Lo apreciare saliendo de tu sucia boca entonces.

Reprimí una pequeña risa. Me di la vuelta y entonces me encontré cara a cara con Fred, un Fred el cual se veía exhausto... Las ojeras pronunciadas debajo de sus ojos me lo indicaban al igual que su sonrisa cansada y ojos con un brillo escaso. Él estaba igual de cansado que yo... Ambos lo estábamos.

—No me mires así... — se quejó en susurró de nuevo — ¿Ahora dirás que te doy asco?

—Un poco — bromeé en voz baja al igual que él —, parece que no te haz bañado en días y que no haz dormido en semanas. Das asco.

—Tu sinceridad enamora a cualquiera, amor — dijo soltando una leve risa — A mí por ejemplo.

Le dedique una sonrisa ladeada y entonces, Fred se acercó lo suficiente a mí para dejar un beso en mis labios. Me beso de una manera delicada y lenta, y yo por primera vez en días sentí que recuperaba al Fred que amaba. Al Fred que yo quería aquí desde el primer momento en que cambio.

Cuando se alejó de mí, acarició con delicadeza mi mejilla. Haciendo que una sonrisa se dibujara nuevamente en mi rostro cansado.

—Te amo, ¿entiendes, _____?

Narra: Freya

Él era malo. Él era malo. Él era malo.

Y miles de veces más aquellas palabras se repetían en mi cabeza, no quería creerlas, no quería... Sin embargo, ahí estaban. Recordaba el como le había gritado a mamá, recordaba como ella aseguraba que le dolía el como la sujetaba.

Ella sintió dolor y tristeza tal cual como lo había sentido con nuestro verdadero padre... Ella misma lo dijo y desde ese día clasificamos a ”Spring” como una persona mala y con sentimientos vacíos hacía alguien.

Y yo no quería clasificar así a Fred el cual amaba como padre... Pero, ¿cómo no hacerlo si nos mostró que lo es?

Frey se había quedado dormida debajo de sus sabanas... Ella había terminando de llorar. Y Dan y Dante como siempre, estaban ahí para nosotras. Pero, ellos estaban igual de tristes... Ambos dormían en mi cama mientras que yo me la pasaba sentada en el borde de la cama de Frey. Por primera vez ninguno de los cuatro nos queríamos separar, no ese día.  

Cuando estuve dispuesta a dormir por fin, sentí como si alguien me estuviese observando. Era una sensación extraña... Y me daba miedo. Pero, algo me llevó a ver una de las esquinas obscuras de la habitación, justo ahí había un hombre. Un hombre que se parecía... A mí. A Frey.
—Hola pequeña... — saludó susurrando mientras que una sonrisa se dibujaba en sus pálidos labios — ¿Cómo estás?

No respondí. Algo dentro de mí evitaba que respondiese.

—Veo que no muy bien... — se contestó solo haciendo una mueca — Yo puedo hacer que te sientas feliz, cariño.

—¿Q-quién eres? — me atreví a preguntar, sin embargo, él negó levemente con al cabeza un poco decepcionado de mi pregunta.

—¿No reconoces a tu propio padre, Freya?

Nuestras sombras {Fred & Tú} EDITANDO #O3 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora