--¡Damas y caballeros, ante ustedes, su majestad el príncipe Murat Safkan Kurt y su Luna, la señorita Ramona Becker!
Las trompetas que anunciaban nuestra aparición sonaron, y junto con ello, los aplausos de todos los asistentes. Murat tomó mi mano y me sonrió antes de comenzar a bajas las grandes escaleras juntos. Entre todas estas personas se encontraban reyes, reinas, princesas, príncipes, artistas y cantantes reconocidos en todo nuestro mundo. Los sirvientes que se encontraban en el segundo piso apartados de la fiesta, sonreían ante la escena; los reyes y la princesa se encontraban a los pies de la escalera esperándonos; el rostro del rey y el de la princesa Melek expresaban orgullo, mientras que en el de la reina, no podía diferenciar si se trataba de rencor o de indiferencia. Al terminar de bajar las escaleras, el Rey se acercó a nosotros y susurró algo en lykeicos, que no entendí, pero Murat sí, pues comenzó a reír.
--Agradecemos a todos los presentes por asistir a esta celebración en honor a mi hijo mayor, Murat, --El Rey comenzó un breve discurso, todas las personas guardaron silencio --que dentro de poco tiempo será proclamado como el próximo Rey de Ayla, junto con su Luna, Ramona, la futura reina. --Miré asustada a Murat, intentando preugntarle con la mirada por lo que su padre había dicho, pero él sólo sonrió y realizó un guiño. No me quedó más que sonreír, aunque no entendía nada y todo era muy intenso. Los asistentes comenzaron a aplaudirnos. --Ahora, es momento de olvidar el trago amargo de la mañana, ¡Disfrutad la fiesta!
Los aplausos terminaron y todos quitaron la atención de nosotros para continuar con sus pláticas o lo que sea que esta gente haga en fiestas de este tipo. Para la fiesta me otorgaron otro vestido, este era mucho más hermoso y esplendoroso que el anterior. Este era esponjado, la falda era rojo, aunque la parte del torso, pecho y mangas largas eran de encaje dorado, confeccionado de tal manera que no fuera transparente. Las orillas de la falda también tenían aquel encaje dorado. El cabello lo tenía recogido en un retorcido lateral con trenzas en el frente, que ayudaba a sostener la tiara dorada con pedrería roja. Por su parte, Murat tenía un qipao* más elegante que el anterior, esta vez era el típico color rojo con detalles en dorados. Al parecer a esta gente le gustaba vestir a las parejas igual, algo ridículo desde mi pensar.
--Te ves hermosa, mi Luna --Murat besó mis manos.
--También te ves bien, príncipe. --le sonreí. --Tienes... un mechón de cabello afuera --antes de que pudiera perfeccionar su cabello, una mujer lo tomó del brazo con fuerza, haciendo que él girara hacia ella y soltara mis manos.
--¡Muraaaaaaat, mi amorrrrrrrrrrr! --no sé quién carajos era, pero el tono chillón de su voz lastimaba mis oídos.--¿Por qué no me avisaste de tu regreso? Hubiéramos pasado un tiempo... ya sabes... juntos... --Murat rió nervioso, y quitó las manos de la chica, que ya se habían posado en su pecho.
--Gracias, Acqua, pero declino tu oferta; mira, te presento a mi Luna, Ramona --Murat me tomó de la cintura, acercándome más a él. La chica me miró sorprendida, podríamos decir que con algo de asco, me miró de pies a cabeza y añadió.
--¿Ella? ¿Tu luna? ¿En serio? --preguntó con desprecio
--Así es --le contesté divertida, nadie me iba a mirar de esa manera, nadie, jamás --¿y qué crees? Somos MUY felices juntos, lo amo taaaaaaaaaaanto --concluí abrazandome de Murat para mirarlo, él me miró con una mezcla de gozo y asombro, sonrió y me dio un beso en la mejilla, mientras que yo la miraba a ella, divertida ante su expresión de disgusto --¿Y bien, quién eres tú?
--Ella es...
--Soy Acqua, soy una sirena, soy una de las mejores cantantes de ópera y una de las mejores... MEJORES amigas de Murat... --lo miró de pies a cabeza, deteniéndose en cierta parte --pasamos muy buenos momentos juntos...
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El príncipe Murat.
FantasyRamona llevaba una vida como cualquier plebeya en el reino Ayla, por las mañanas ayudaba a su familia en la panadería y por las noches, cantaba en un bar del reino para ganar dinero. Su vida da un giro inesperado cuando en una de esas tantas noches...