No lo iba a permitir, habíamos llegado tan lejos como para que nos atraparan. Tenía el diario de mi padre junto con la respuesta, no lo permitiré.
Antes de que dos de los guardias tocaran a Ramona, les di un flechazo en un punto clave entre la armadura y la piel. No había tiempo, tomé a Ramona del brazo y como si no hubiera más, saltamos por la ventana.Comenzamos a correr por todo el tejado del castillo, podríamos escuchar cómo los guardias se formaban para poder encontrarnos. Me di cuenta entonces de que más adelante, justo cerca de la muralla que separaba el castillo había un pequeño río; se me ocurrió que podríamos salir ahí.
--¡Ramona! ¡Salta!
Antes de saltar, tomé el diario y lo metí en la bolsa, para después poder lanzarla en dirección al bosque. Por suerte, aquella bolsa logró cruzar la muralla. Escuchábamos dentro del palacio el movimiento de los guardias, se estaban preparando para salir.
Saltamos del tejado y corrimos ante el cuerpo de agua, le indiqué a Ramona que nadara através de él para salir del castillo, me obedeció. Yo no podía hacerlo, tenía que enfrentar a los guardias. De una de las ventanas del castillo pude ver a mi padre y a la reina observándonos, y en una ventana de un piso más arriba al Lycaón. Sabía que lo miraba, pero justo cuando iba a terminar de ver su rostro, los guardias atravesaron la salida. Algunos ya estaban convertidos en bestias, y otros, tenían ya preparado las espadas.
Definitivamente, no iba a permitir que esto sucediera. Preparé el arco para atacar. No iba a dejar solo a Murat. Desde mi derecha, una de las bestias me intentó atacar, pero clavé una de las flechas justo en el corazón, por lo que cayó, los demás guardias, al ver que realmente pensaba defenderme, se acercaron más. Las bestias gruñían, mientras que los que no estaban convertidos me amenazaban con las espadas. Disparé a uno que intentó tomarme por sorpresa.
Pronto, las flechas se me estaban acabando, me sentí tan desesperada, por que los lobos estaban cada vez más cerca y los guardias ya tenían preparado la cadena para atarme, pero no; porque justo en el momento que las flechas se me habían acabado, una bomba que soltó humo de matalobos cayó justo entre los guardias y yo. El humo nos impidió vernos, por lo que aproveché para meterme al cuerpo de agua y salir nadando. No sé quién me ayudó, lo importante es que ya estaba afuera.
Al salir del agua, tardé cinco minutos en encontrar a Ramona, gracias a la Luna que había encontrado el diario y que éste estaba sano y salvo.
─¿Y ahora?─ me preguntó, su ropa estaba igual de mojada que la mía.
─Lo importante es salir de aquí, huir, no podemos dejar que nos atrapen.
Era real, se escuchaban los alaridos y aullidos detrás de la muralla, muy seguramente estaban preparándose para salir a buscarnos. Los Lobos teníamos buenos sentidos, no tardarían mucho en encontrarme, después de todo el castillo está impregnado de mi olor.
─Tenemos que leer el diario, no podemos andar sin rumbo.
─No podemos, Ramona, tenemos que irnos ahora mismo, si andamos así, nos encontrarán; tenemos que buscar un lugar dónde pasar la noche.
Caminamos kilómetros y kilómetros hasta que llegamos al límite entre nuestro reino y el de los humanos, a la lejanía, miramos una granja. Los Lobos y Los Humanos tenían un pequeño conflicto, lo que nos impedía cruzar así por así al reino como a otros; por lo que para que el ejército cruzara, les tomaría mínimo hasta el medio día de mañana en lo que mis padres y los Reyes humanos llegaban a un acuerdo.
Pasamos la noche dentro de un granero de una granja humana. Los perros nos atacaron al entrar por poco los humanos se enteraban de nuestra presencia, por lo que tuvimos que dormirlos. Ramona bebió de la sangre de una gallina y yo terminé de comerla, sé que es algo muy primitivo, pero estábamos seguras que no tendríamos comida en mucho tiempo.
Debo admitir que por un momento pensé en atacar a los humanos de la casa y robar la comida, pero no es algo que una princesa haría, aunque tal y como Ramona me dijo antes de dormir, ahora no éramos más que fugitivas.
No pude conciliar el sueño, Ramona por el contrario, durmió tan profundamente que parecía enfermizo. Por mi parte, decidí que era mejor ojear un poco el diario para que no perdamos del valioso tiempo y emprendamos el viaje lo más pronto posible.
A veces me gustaría que mis padres supieran lo mucho que amo a esa mujer, no hay nadie como ella, incluso mi prometida. Pero es que no puedo entender, porqué ellos quieren que me case con ella. Entiendo que es por el bien de nuestra nación y después de todo es mi destino casarme con ella, pero realmente no puedo alejar a esa mujer de mis pensamientos. He pensado tanto en proponerle un concubinato, pero no, mi prometida ha estallado en ira. No entiendo, se supone que el harem no es algo tan anormal, y ni siquiera es uno.... Luna, no sé qué hacer.
Creo que mañana iré a verla al bosque.
─Ahora entiendo porqué Murat es tan indeciso─murmuré para mí misma. Continué leyendo más del diario, pero no encontré gran cosa, las siguientes 5 páginas eran una descripción detallada de lo hermosa que era la mujer. Podía sentir el amor que aquella caligrafía perfecta emanaba. Después, un poco más del momento en que se conocieron, ahora no tenía tiempo de leer acerca de ello, así que simplemente volví a saltar varias páginas.
Es difícil poder vernos juntos después de todo este problema, así que le he dicho a mi amada que nos veamos en el bosque del Reino, pero ella me dijo que no, me dijo que era muy inseguro, y que si de verdad queríamos vernos y amarnos sin que nos molestaran, yo tendría que visitarla en un lugar especial, un lugar al que era difícil acceder.
─¿Por qué le da tantas vueltas al asunto? Sólo quiero saber dónde encontrar a Selina... ─No habían más que otras dos páginas que narraban de lo peligroso de la travesía, y otras dos que decían porqué realmente quería hacerlo.
Selina me dijo que acceder al Bosque de las Brujas sin saber algo de magia era muy peligroso, por lo que tenía que reunir ciertos objetos para que sirvieran como amuleto; ya que decían que los que se atrevían a entrar, morían en el intento u horas después de regresar, y yo no quiero morir, quiero seguir mirando su hermosa existencia.
1.-Ancas de Rana del Estanque Mágico del Reino de los Anuros.
2.-Manzana del Árbol del Pecado Humano.
3.-Verruga de Piel Verde.
4.-Roca cualquiera.
5.-Sangre de un Vampiro Noble.
6.-Manojo de Pelaje de Lico Noble.
7.-Lágrimas de un Hada Rosa.
8.- Escamas de una Sirena.
9.- Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza, pero al final sus ramas sirven.Pasé gran parte de la noche pensando cómo empezaríamos a buscar, ya que algunas de las cosas serían relativamente fáciles de obtener, como por ejemplo, una roca cualquiera, sangre de un vampiro y un manojo de pelaje. Las demás debíamos de empezar a buscar ya. Tal parece que las cosas se encuentran en desorden, porque el Reino de los Anuros, está muy lejos de aquí, pasando el Reino Verde, después el Reino de Rocas. La Manzana del Árbol del Pecado, no tenía ni idea de qué era, pero tal vez se encontraba en el Reino Humano.
Teníamos que movernos lo más pronto posible, y quedarnos en el Reino Humano no era una opción, el más cercano al sur era el Reino de los Vampiros, al oeste el Reino Verde, al Norte el Reino Tundra, y al este nuestro Reino. Era menos probable que fueran con los Vampiros, teníamos una relación de hipocresía, así que no era muy seguro que fueran ahí.
Definitivamente iríamos al Reino de los Vampiros, ahí estaba Rey, seguramente nos ayudaría.
Escribí en un pergamino mi plan, para que mañana Ramona lo leyera, teníamos que movernos rápido...
.
HOLA.
Después de tanto tiempo, aquí estoy nuevamente con este proyecto. Debo admitir que pensé en abandonar esto ya que estaba muy ligada a mis sentimientos, peeeero me compré unos buenos libros de fantasía que volvieron a motivarme.
De hecho, tengo un capítulo 14 B con un final radical... que pensaba publicar desde hace mucho tiempo, pero debo decir que le gané cierto cariño a mi creación, así que pensé que llegaría el momento en que me volviera a inspirar, y aquí estoy.
ESTÁS LEYENDO
El príncipe Murat.
FantasyRamona llevaba una vida como cualquier plebeya en el reino Ayla, por las mañanas ayudaba a su familia en la panadería y por las noches, cantaba en un bar del reino para ganar dinero. Su vida da un giro inesperado cuando en una de esas tantas noches...