"Queridos mamá, papá y Claudia:
Se que no es la mejor manera de contarles, pero es que no encontraba la correcta para hacerlo. No es un secreto entre nosotros que estamos a punto de perder nuestra propiedad, la propiedad que por años papá y mamá se han esforzado en construir y pagar; y que al mismo tiempo, todos nosotros como hijos igual hemos contribuido a lograrlo; por todo lo anterior me permito contar que tampoco es un secreto que yo tengo la oportunidad de evitar que perdamos la casa. ¿A qué me refiero? Déjenme contarles:
Hace unos días, mientras me encontraba trabajando en el bar y haciendo una de mis presentaciones, me topé entre la multitud unos ojos muy hermosos, unos ojos que desbordaban sensualidad, atrayentes como solo ellos. Jamás en la vida había visto ojos como esos, jamás. Sin embargo, ignoré la situación y continué con mi trabajo.
Al finalizar y retirarme del lugar, iba caminando por ahí cuando escuché unas voces hablar. Ustedes saben que las calles son peligrosas por las noches, por lo que decidí esconderme. Gran fue mi sorpresa cuando descubrí que una de las voces pertenecía al mismo joven que había visto en el bar y que me llamaba mucho la atención.
Entre las líneas de su conversación con su acompañante, salió a relucir su identidad: era el Príncipe Murat. Sí, yo igual estaba sorprendida. Tan sorprendida que me caí, choqué con un bote de metal, haciendo que ambos se dieran cuenta.Yo sé que espiar a la Realeza es un delito grave, por lo que comencé a correr; aunque bueno, no hay mucho que escapar de un lico Puro, por lo que bastó unas cuantas casitas para que me atraparan en un callejón. Ahí, seguramente ambos estaban dispuestos a callarme o a matarme, pero el príncipe le puso un alto a su acompañante, bajo el argumento de que yo era su compañera de vida, su alma gemela, su Mate.
En primera, no le creí. Era demasiado para ser verdad, pero después de llevarme a casa, me entregó un pañuelo y me dijo que el día que lo necesitara, podía ir a verlo y que sólo tenía que mostrarlo para que supieran quién era. Debo confesar que tampoco le creí.
Me vas odiar, hermano, pero mamá y papá deben saber que tú eras el único que sabía.
Cuando recibimos el aviso, me sentí tan mal, con una impotencia por no poder hacer nada para ayudarles y entonces recordé el pañuelo. El insecto de mi hermano sabe que pensaba que no iba a funcionar, pero ahora estoy aquí, en el palacio, en una habitación especial. Porque ya todos aquí saben que yo soy del príncipe; y sí, sonó muy estúpido ahora que lo leo.El motivo por el cual acepté quedarme es por la casa. El Príncipe me dijo que si quieren mandarme cartas, serán aceptadas, pero por motivos más personales no pueden venir, no por ahora. Yo mandaré fotografías y planeo regresar en una semana.
El príncipe está decidido en enamorarme, pero yo no puedo hacerlo, ¿saben porqué? porque la historia de papá baila en mi cabeza, además, los comentarios que he escuchado de la reina me hacen ver que están podridos; sumado a eso, no conozco realmente al Príncipe, no tengo intenciones de estar con él. Las mujeres en el palacio me miran como si de una prostituta se tratara; y los murmullos de las personas son muy fuertes, algunos dicen que todo esto es pasajero y que el príncipe sólo quiere distraerse. Lo que ellos no saben es que la que se quiere distraer soy yo.
Att. Ramona"
ESTÁS LEYENDO
El príncipe Murat.
FantasiRamona llevaba una vida como cualquier plebeya en el reino Ayla, por las mañanas ayudaba a su familia en la panadería y por las noches, cantaba en un bar del reino para ganar dinero. Su vida da un giro inesperado cuando en una de esas tantas noches...