Capítulo 13

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Ahora lo que teníamos que hacer era idear un plan para poder entrar en aquella habitación sin ser vista. 

Nuestras habitaciones estaban en el ala oeste mientras que el pasillo en el ala contraria. Melek propuso pedir ayuda a Seth y fue el momento en el que le conté lo del Lycaón, en primero momento, se alteró, luego me preguntó mil cosas acerca del físico de la bestia y por último, los nervios la atacaron pensando que el Lycaón vendría a buscarnos. 

─Melek... Melek... ─Y la perra seguía y seguía, caminando en círculos, hablando de las múltiples posibilidades en las cuales terminábamos muertas o separadas─ Melek, escúchame ─Era imposible, no había nada que la sacara de la paranoia, ahora estaba temblando, lo siento Diosito, si es que estás ahí, perdóname ─¡Melek, estúpida, reacciona!  ─le solté una bofetada. Ella estaba en shock, porque seguramente nadie alguna vez, y mucho menos una plebeya, la había golpeado

─¿Por qué hiciste eso? ─Preguntó, sus ojos se tornaron de un azul luminoso, anunciando que la transformación estaba cerca

─¿Por qué? ¡¿Por qué?! ─La tomé fuerte de los hombros, obligándola a mirarme ─¡Eres la princesa del Reino Ayla, no deberías ser tan negativa! ¡Deja de pensar que jamás vamos a encontrar a tu hermano o que él está muerto! ¡Lo amo y sé que está vivo! ¡Es mi mate y no descansaré hasta encontrarlo! ─Me miró sorprendida ─¿Ahora qué? ─le pregunté un poco enfadada por su reciente actitud

─¿Tienes idea de cuántas mujeres han pasado por la habitación y el corazón de Murat? ─negué confundida, no entendía a dónde quería llegar con ello. Sonrió ─Creo que realmente eres la Mate de mi querido hermano, nuestra nahiara. Nunca alguna de ellas se había preocupado tanto por él. Las anteriores eran traidoras, Mesut abusaba de ellas o simplemente lograba que se acostaran con él, pero tú, realmente te importa. 

─Por supuesto que sí ─Bajé la mirada ─Al principio cuando lo conocí, pensé que estaba loco por pensar que yo, su una simple plebeya, era su mate; cuando sucedió lo de la compra de mi casa, estuve tan agradecida con él porque no tuvo problemas en cancelar la compra; cuando sucedió lo de Mesut me sentía tan engañada, usada, tan sola, que quería largarme del castillo y hacer como que esto jamás sucedió, pero cuando él atravesó la puerta, una sensación de calidez y seguridad me invadió, sabía que él estaba para cuidarme. Desde el primer momento en el que lo vi mi corazón latía tan rápido, y me sentía tan bien estando con él, pero no quería que las cosas pasaran tan rápido; cuando aquella mujer intentó asesinarlo, la furia me invadió, pero me sentí tan aliviada de saber que él estaba bien... y ahora ─las lágrimas comenzaron a rodar por mi mejilla ─ sé que siento algo por él, algo más que agradecimiento.

─Amor... ─Melek me sonrió

─Y tristeza ─Le devolví como pude la sonrisa ─por que lo extraño tanto y lo pienso, me gustaría que esté aquí para decirle que no tiene que esforzarse en conquistarme, que yo ya lo amo. No sé dónde estará o con quien, sólo sé que está vivo.

─¡Eso es bueno!

─No, no lo és.

─¿Por qué no? ─Me miró confundida ─Se supone que como su Mate, tienes una fuerte conexión con él, eres prácticamente la única que podría saber si sigue vivo o no; ya sabes que si tu Mate muere, quedarás con un vació y poco a poco te volverás...

─Loca... ─la interrumpí, ella guardó silencio y yo suspiré. ─Sucede que últimamente, mi tristeza ha aumentado de intensidad. 

─Supongo que eso es normal, Ramona ─Puso una de sus manos en mi hombro y me sonrió ─No puedes estar alejada de él por tanto tiempo, por eso son compañeros de vida, destinados a estar juntos ─Me limpió las lágrimas ─Ahora, debemos entrar esta misma noche a esa habitación. Encontraremos a mi hermano, aunque sea lo último que haga. 

El príncipe Murat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora