Capítulo 2H

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Regresé a casa casi a las 3 de la mañana, toda mi familia estaba esperándome muy preocupados, me regañaron pues pensaron que algo malo me había pasado, y me prohibieron regresar a esa misma hora, o de lo contrario tendría que dejar de trabajar ahí. No sabía si contarles o no lo que había pasado porque seguramente no iban a creerme ni una sola palabra. Me decidí por simplemente dejarlo ahí, había sido una completa locura. 

Cuando llegué a mi habitación, cerré los ojos, tratándome de convencer que todo lo que había vivido en un rato era mentira. El príncipe me había regresado a casa una vez que me preguntara mi nombre y algunos datos que yo consideraba innecesarios. Necesitaba descansar, y necesitaba hacerlo por mucho tiempo. 

Al día siguiente, después de ayudar en la panadería, me preparé para ir a mi trabajo. Como siempre me coloqué el chador y el vestido negro de siempre. Me despedí de mi familia e inicié el camino de siempre.
Como todos los días, las personas asistieron a escuchar mi número. A mitad del mismo, el príncipe ingresó al lugar, nuevamente con su imagen de joven rico y rubio. Las mujeres del lugar se acercaron nuevamente a él, pero su atención estaba en mí.

Terminé mi numero como todas las veces: con éxito. Regresé a mi camerino para descansar un poco.

--¡Laila! ¡Abre la puerta! ¡Alguien quiere verte! --La asquerosa voz de mi jefe resonó por toda mi habitación. ¿No tenía nada mejor que hacer? ¿Quién carajos quería verme, De mala gane me acerqué a abrir la puerta. --Este joven pagó mucho por verte en persona, trátalo bien.

--Hola, preciosa.

--¿Qué haces otra vez aquí, príncipe?

--Eres mi mate, tienes que estar conmigo--Entró a la habitacion y cerró la puerta. --¿Aquí es donde te vistes? Luces tan hermosa. --Se acercó a mí. Tocó con su mano mi mejilla, mi corazón se aceleró. --¿Por qué usas esta peluca? Si tu cabello es hermoso. --Me quitó la peluca --Me gustaría verte sin esto. Justo como te he visto ayer. Eres muy hermosa.

--¿Qué haces aquí?

--Estoy aquí porque todo el día he estado pensando en tí, te quería ver. No tienes idea de cuánto tiempo he estado buscando a mi Mate, jamás pensé encontrarte aquí.

--Yo no puedo ser tu Mate.

--Lo eres, ambos los sabemos. Nuestros corazones se aceleran cuando estamos juntos. No puedo borrar tu voz,ni tus ojos de mi mente. --No sabía si sus palabras eran sinceras, pero mi corazón dio un brinco al escucharlo.

--Pero no puedo serlo... no quiero serlo, no te conozco. No puedo.

--¿Por qué no, mi rosa?

--Porque no te conozco, además, no soy más que una plebeya, y tú un príncipe. Hay muchas otras chicas de muchas otras razas más bellas que yo.

--¿Más bellas? Ramona, mírate al espejo -- pasó sus manos por mis hombros,para verme en el espejo --eres hermosa, jamás había visto cabello tan hermoso como este, tu rostro es precioso, y tu piel, dorada

Jamás lo había visto de cerca, era más alto, yo llegaba hasta sus hombros, sus ojos eran hermosos. Me giré y le quité la peluca rubia.

--¿Por qué tú te pones esto? --le pregunté--Es una de las mejores pelucas, dicen que son hechas de cabellos de sirena.

--No quiero causar escándalo --lo miré extrañada. Era aún más guapo con el cabello negro--Por favor,Ramona, dame una oportunidad. Déjame conocerte más, no tienes idea de cuánto esperé para encontrarte, ahora que te tengo,no puedo dejarte. Por favor.

El príncipe Murat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora