Regresé a casa casi a las 3 de la mañana, toda mi familia estaba esperándome muy preocupados, me regañaron pues pensaron que algo malo me había pasado, y me prohibieron regresar a esa misma hora, o de lo contrario tendría que dejar de trabajar ahí. No sabía si contarles o no lo que había pasado porque seguramente no iban a creerme ni una sola palabra. Me decidí por simplemente dejarlo ahí, había sido una completa locura.
Cuando llegué a mi habitación, cerré los ojos, tratándome de convencer que todo lo que había vivido en un rato era mentira. El príncipe me había regresado a casa una vez que me preguntara mi nombre y algunos datos que yo consideraba innecesarios. Necesitaba descansar, y necesitaba hacerlo por mucho tiempo.
●
Al día siguiente, después de ayudar en la panadería, me preparé para ir a mi trabajo. Como siempre me coloqué el chador y el vestido negro de siempre. Me despedí de mi familia e inicié el camino de siempre.
Como todos los días, las personas asistieron a escuchar mi número. A mitad del mismo, el príncipe ingresó al lugar, nuevamente con su imagen de joven rico y rubio. Las mujeres del lugar se acercaron nuevamente a él, pero su atención estaba en mí.Terminé mi numero como todas las veces: con éxito. Regresé a mi camerino para descansar un poco.
--¡Laila! ¡Abre la puerta! ¡Alguien quiere verte! --La asquerosa voz de mi jefe resonó por toda mi habitación. ¿No tenía nada mejor que hacer? ¿Quién carajos quería verme, De mala gane me acerqué a abrir la puerta. --Este joven pagó mucho por verte en persona, trátalo bien.
--Hola, preciosa.
--¿Qué haces otra vez aquí, príncipe?
--Eres mi mate, tienes que estar conmigo--Entró a la habitacion y cerró la puerta. --¿Aquí es donde te vistes? Luces tan hermosa. --Se acercó a mí. Tocó con su mano mi mejilla, mi corazón se aceleró. --¿Por qué usas esta peluca? Si tu cabello es hermoso. --Me quitó la peluca --Me gustaría verte sin esto. Justo como te he visto ayer. Eres muy hermosa.
--¿Qué haces aquí?
--Estoy aquí porque todo el día he estado pensando en tí, te quería ver. No tienes idea de cuánto tiempo he estado buscando a mi Mate, jamás pensé encontrarte aquí.
--Yo no puedo ser tu Mate.
--Lo eres, ambos los sabemos. Nuestros corazones se aceleran cuando estamos juntos. No puedo borrar tu voz,ni tus ojos de mi mente. --No sabía si sus palabras eran sinceras, pero mi corazón dio un brinco al escucharlo.
--Pero no puedo serlo... no quiero serlo, no te conozco. No puedo.
--¿Por qué no, mi rosa?
--Porque no te conozco, además, no soy más que una plebeya, y tú un príncipe. Hay muchas otras chicas de muchas otras razas más bellas que yo.
--¿Más bellas? Ramona, mírate al espejo -- pasó sus manos por mis hombros,para verme en el espejo --eres hermosa, jamás había visto cabello tan hermoso como este, tu rostro es precioso, y tu piel, dorada
Jamás lo había visto de cerca, era más alto, yo llegaba hasta sus hombros, sus ojos eran hermosos. Me giré y le quité la peluca rubia.
--¿Por qué tú te pones esto? --le pregunté--Es una de las mejores pelucas, dicen que son hechas de cabellos de sirena.
--No quiero causar escándalo --lo miré extrañada. Era aún más guapo con el cabello negro--Por favor,Ramona, dame una oportunidad. Déjame conocerte más, no tienes idea de cuánto esperé para encontrarte, ahora que te tengo,no puedo dejarte. Por favor.
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El príncipe Murat.
FantasiaRamona llevaba una vida como cualquier plebeya en el reino Ayla, por las mañanas ayudaba a su familia en la panadería y por las noches, cantaba en un bar del reino para ganar dinero. Su vida da un giro inesperado cuando en una de esas tantas noches...