Capitulo #3

9K 581 15
                                    

Desde ese día Kuroko Tetsuya se convirtió en el incubo personal del rey, muchos sabían lo que pasaba dentro de aquellas habitaciones probablemente podían escuchar los gemidos por doquier igual a un eco que revotaba en las paredes doradas o mirar como poco a poco el niño fue tomando gran poder en la política, siendo incubo era capaz de dominar a los demonios y humanos usando simplemente su vibra omega, su dulce aroma resultaba una trampa mortal.

Para Nash aquel chico adorable era una de sus mejores armas contra los traidores, este era capaz de lograr que hablaran o matarlos sin llegar a usar demasiado la fuerza y no es como si no amara la violencia puesto esta era parte de su naturaleza si no porque su trabajo se volvía más sencillo con el peli celeste a su lado.

Lástima los íncubos no son igual de eficientes contra los ángeles dado se supone estos seres no tienen pecados o deseos prohibidos o libidinosos; ellos son puros así que los demonios no los pueden seducir, aunque son capaces de enamorarlos o tentarlos.

De igual manera el mago dejaba esos pensamientos cuando el niño tomaba su sangre caliente porque era lo más cercano a tocar el cielo, simplemente lo llevaba a un mundo lleno de éxtasis.

Los íncubos son seres interesantes.

Cuando no tienen sexo, se alimentan de la sangre y el deseo del individuo en cuestión, si un alfa deja sin alimento a un incubo este enloquece, es la peor de las torturas.

Son seres hechos para el placer y la muerte.

Estando con su pequeño cielo olvidaba sus problemas como la intensa guerra entre los ángeles y los demonios el cual había explotado en medio del caos y la destrucción.

Se perdían miles de vidas en la cruzada infernal, los traidores eran severamente castigados o los mediocres que no hacían bien su trabajo. Los demonios eran perfectas máquinas de matar y se volvía difícil dominarlos dado que siempre se salían de control ante la ira desquiciada por ende era más ardua la tarea para el rey estar supervisándolos. Su modo de actuar era infundir miedo únicamente de esa manera las criaturas le obedecerían sin problemas, la amenaza del dolor causa en un individuo la actitud dócil.

Kuroko castigaba a los demonios desobedientes y también satisfacía a su rey.

Era un trato justo, placer por la sangre llena de lascivia.

Tetsuya se tornada adicto a ella tanto como el rey era gozando del cuerpo exótico.

😈🔥😈🔥😈🔥

Ese día se levantó de entre la cama del rey, la seda cubría su piel desnuda; fue a darse una ducha caliente y cuando salió con su pelo húmedo se puso encima del musculoso golpeando su pecho exigiendo alimento y recostándose para morder su cuello, oliendo el aroma del macho susurrando- Tengo hambre

-Tienes un apetito voraz, hace como una hora te alimente y quieres más- susurro el rubio cansado de aquella insistencia.

-Los íncubos necesitamos mucho cuidado, dijiste que me ibas a sustentar siempre que quería...Ese era nuestro trato, yo fornico contigo cuando tú quieres y de la forma que desees, pero tu niegas darme alimento- expresó obligándole a reaccionar.

Nash enojado le advirtió, distinguiendo aquel olor tan fuerte que llenaba sus sentidos-Deja de usar tus feromonas con tu rey.

No puedes dominar a un alfa.

-A veces no soy capaz de controlarlo, mis instintos son más grandes que mi sensatez- replico avergonzado, desviando su mirada para otro lado.

El demonio de fuego cuchicheo adormilado- Ven mi pequeño demonio, para que no digas que no complazco a mis amantes insatisfechos.

Kuroko se sentó a arqueadas del hombre friccionando y le quito los botones con desesperación incluso sus manos temblaban, respiro el aroma de su piel que olía al más puro deseo, se lamio los labios ¡Delicioso pecado de la lujuria!

Mordió su cuello para extraer su exquisita sangre, el mago al ser el rey podía controlar bien sus sentidos sin crear una fantasía porque si caía en aquella treta podía morir fácilmente sin embargo su cuerpo reaccionaba en un ardiente desenfreno, le gustaba más cuando el pequeño lo mordía en la hora de la pasión y se volvía todo bastante caliente.

Mientras la sombra extraía su sangre adictiva lleno sus deseos.
El mago se retorcía de placer ante ello

-Basta- exigió sentándose luego de un rato, no podía dejar que la peli celeste comiera demasiado porque si le permitía tomar excesivamente su sangre, si se pasaba de la raya caería como los demás demonios en la telaraña de la muerte y la seducción mortal.

Por esa razón siempre eliminaba a los íncubos, eran manipuladores por naturaleza y tan seductores como letales... Incluso si Kuroko era relativamente un niño ingenuo su destino era conquistar el trono de cualquier rey.

No podía dejar que le controlara.

Hundirse de locura por su olor o por sus ojos pedazos de cielo era una trampa, nunca debía caer en una dulce muerte de aquella tentación.

El jugador fantasma obedeció limpiándose su boca y sentándose en su regazo mientras le abrazaba con descaro para tentarle, continúo exigiendo-Quiero más.

Nada era suficiente.

Nash le beso con fiereza, metiendo sus manos debajo de la ropa del otro tal si fuese aquel hombre la atracción misma, un eros de la pasión - Te alimentare de la manera tradicional, la que más te gusta.

Puso su peso debajo suyo, con una mano tocando su cuerpo y otra en su cuello hasta meter sus dedos en su boca- Pareces tan inocente como un ángel, pero eres un demonio pervertido, puedes engañar a todos con la ingenuidad pero muestras tu verdadero rostro cuando estas en mi cama.

Kuroko lo agarro para pasar sus brazos por sus hombres y acercarlo más- Nací siendo un incubo, entre más pervertido sea más delicioso es mi alimento, no lo hago porque quiero si no porque lo necesito.

-No mientras, quieres esto. Entre más rudo soy, más alto gimes mi nombre ¿Quién diría que un pequeño que parece tan inocente le gusta que lo cojan duro y de las maneras más repugnantes? - dijo el amante

Claro para los íncubos que se alimentan de lujuria y de sexo, copular resultaba una acción deliciosa, era como un plato de comida con postre incluido y era necesario hacerlo más de tres veces por día para mantenerse estable, con Nash era más fácil porque podía ser alimentado mediante la sangre, pero el mago siempre prefería la opción más caliente y entretenida.

-Los otros alfas siempre me hicieron daño, me forzaron y amarraron, me golpearon y aun luego de toda esa maldad que tomaba de ellos nunca llegue a sentirme satisfecho pero tú has sido todo lo que necesito.

Nash mordió su cuello dejando un rastro de saliva caliente- Puedo llegar a ser peor que esos hombres, mientras seas obediente te complaceré, pero si me traicionas sentirás que es el verdadero dolor.

-Hablas demasiado, dame lo que necesito ahora. - reclamó ansioso.

-Los omegas no piden, dan y tú te has hecho mal educado quizá debería usar medidas para que no seas respondón- sonrió el demonio.

-He tenido masters que les gusta el sodomasoquismo, a mi no me importa que me golpees mientras sea para el placer porque devoro el pecado de la lujuria que existe en ello, en todos los fetiches y todas las poses. No soy un omega ordinario, soy uno que sabe lo que quiere y debes dármelo como el alfa que eres- dijo el incubo, el absorbía las fantasías, los deseos de las personas y las sentía en carne propia.

-Pequeño travieso siempre termino cayendo en tu juego, tanto que me esfuerzo y nunca estas satisfecho- gruño disfrutando del cuerpo ardiente del peli celeste.

El omega era exigente -Quizás deberías esforzarte mas

-No seas ambicioso, pequeño esclavo.

El mago era apasionado, pero nada saciaba la gula del incubo.

Ni siquiera la lujuria

Incubó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora