Capítulo #7

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La obsesión del rey por conquistar la tierra y matar a todos los ángeles, destruyendo el cielo se volvía cada vez más desquiciada al grado de que el demonio únicamente pensaba en su fantasía ambiciosa del dominio mundial.

Para el pequeño incubo distraerle de sus deberes era mala idea, se volvía rudo cuando se estresaba y no deseaba que el tipo trabajara mientras lo sometía, le gustaba que mantuviera toda su atención en él.

El demonio solo le dañaba físicamente cuando desobedecía alguna orden o estaba demasiado enojado, era tan sádico que cualquiera le temería si bien generalmente era un buen amante.

Ese día el rey se encontraba en negociaciones lejos de allí, ya le había alimentado, pero el incubo sentía el peso de su falta de presencia, resultaba ser codependiente; extrañaba no tener un cuerpo tibio en su cama o ser adorado por una criatura poderosa como lo era aquel rubio despampanante.

Sentía Nash lo estaba abandonando.

La frialdad de su partida dolía incesantemente.

A veces miraba la puerta esperando su regreso.

Pero el solo se enfocaba en su trabajo ¿Acaso sus ambiciones eran mas importantes?

Fue a caminar sintiéndose aburrido, sin su Alfa parecía que la vida no tenía sentido; últimamente su rey se ausentaba por meses y eso era negativo para alguien que necesitaba contacto físico entre otras cosas... Su hambre por el afecto le hacía sentirse melancólico.

Decidió ir hacia la biblioteca a distraerse de la ausencia de su amante, donde leyó algunos de los libros sobre ángeles, recordó que Nash le dio una orden a Haizaki de encargarse del ángel, le había prohibido al pelicesleste acercarse si bien tenía curiosidad de hacerlo. Claro que tenía miedo del mago, dado era un hombre poderoso y malvado sin embargo no se encontraba en el castillo en ese momento así que tenía la oportunidad de ver a la criatura misteriosa sin ser castigado por tal delito.

Se pregunta ¿Cómo son los ángeles? ¿Eran seres diferentes?

Aquel hombre parece ser tan sublime con esas alas de color blanco ¿Cómo sería tocarlas? ¿Eran suaves o rasposas como las de Nash?

Las alas del mago eran de color negro, resultaban muy ásperas siempre las usaba para matar como si fuese un arma para su defensa, pero a la hora de la pasión servían de formas bastante inapropiadas.

Al fin decidió desobedecer e ir a visitarlo, por esa razón se coló entre las mazmorras y atrajo a los guardias con sus feromonas para que lo dejen entrar... Tenía en cuenta los ángeles no tienen deseos sucios como los demonios así que sus feromonas no son efectivas con estos.

Al no estar el rey, Kuroko tenía todo el control con los demonios, los dominaba con su cara de póker e indiferencia, también su falta de presencia era un factor importante que le ayudaba a sobrevivir en ese mundo lleno de oscuridad si bien sus poderes resultaban a veces una desventaja.

El verdugo del ángel se llamaba Haizaki, uno de los demonios más sádicos que existen, resultaba ser cruel por naturaleza. Le encanta hacer sufrir a las víctimas por ende es el demonio favorito del rey para torturar ángeles dado este hace perfecto su trabajo, puede llegar a lastimar tanto el cuerpo como la mente, quebrándolos en pedazos incluso hay ángeles que terminan locos de las torturas hasta humanos se han suicidado antes de enfrentarse al malvado ser.

El hombre de cabellos grises era un humano que sentía estima por Nijimura un demonio azotador que le pegaba a menudo, lo quería al grado de pretender estar siempre a su lado e hizo un pacto con este llevándolo a terminar en el mismo infierno por su amor enfermizo. Y actualmente yacía en un alto rango en el estatus de verdugo principal, era omega marcado y vivía junto a su alfa.

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