Capitulo#4

7.2K 436 26
                                    

El poderoso rey tenía un sistema para su demonio sexual el cual llamaba "Operación RPX" y se trataba de un método de manipulación para sacar información o matar al huésped enemigo de una forma sumamente efectiva.

Lo primero que hacía era poner en contacto la victima con el incubo, este usaba sus feromonas tan fuertes que el sujeto en cuestión quedaba drogado y luego el rey le preguntaba el nivel de deseo el cual persistentemente resulta estar una escala que iba de la A hasta la D, por ejemplo:

A. Era el máximo deseo sexual que pudiese existir

Portador: Generalmente alfas o demonios de alto nivel.

B. Es un grado bastante alto en el estándar.

Portador: los demás demonios se mantienen en esta categoría especialmente betas y omegas.

C. Regular a poca

Portador: generalmente esta aplica a los humanos dado no son tan sensitivos como los demonios y también algunas omegas.

D. Los que no sienten deseos impuros sin embargo pueden llegar a sentir amor, cosa que es más peligrosa que un encantamiento común.

Portador: Ángeles.

Incluso si era poco el deseo que un sujeto en cuestión pudiese sentir, Kuroko podría controlarle por medio del deseo que este expulsaba.

La fase siguiente, era la segunda pregunta: ¿Cuál es la fantasía de la víctima?

La sombra podía ver las fantasías de las personas, las reproducía en su mente puesto que ese era el veneno que usaba para matarlos, los demonios resultaban ser muy pervertidos persistentemente soñaban miles de cosas asquerosas las cuales debía vivir el encubo con el fin de usarlo en su contra.

Cuando Nash indicaba la orden, el peli celeste les daba un beso apasionado como una serpiente mordiendo a su víctima, estos de inmediato caían en el éxtasis ardiente hasta morir de aquellos mismos deseos que tenían.
Era una muy excitante manera de morir; contando que, en ese lugar lleno de tortura, la muerte que el proporcionada él incubo era bastante decente Morir por la pasión

Por un sueño

No era tan malo

⭐🌙⭐

Kuroko trabajaba cada vez que era necesario siendo un verdugo benevolente, un domingo en la noche por ejemplo no laboraba si no que compartía la cena con su rey

Nash comía carne roja en una larga mesa solitaria, con una copa llena de vino tinto, una música clásica de fondo como todo un elegante rey amaba las cosas finas y al lado yacía la sombra, parte de su trabajo era mantenerse al lado de su amo cada vez que era solicitado.

Era reconocido como una especie de concubina, aunque tenía más poder que una, de igual manera, aunque su apetito era voraz debía reconocer el rey siempre lo alimentaba tal como prometió.

Ser un incubo era tener hambre.

Un hambre inagotable.

Pero se hacía más fácil cuando tenía a un hombre que se encargara de sus necesidades.

Nash termino de comer y le dijo- Ven aquí

El mago lo sentó en su regazo dándole un poco de aquella roja bebida alcohólica, metiendo su dedo en la copa y poniéndosela dentro de la boca para que este chupara sus dedos, en un arranque se cansó de los juegos previos y lo empujo pegando la cabeza en la mesa de golpe inclinando el cuerpo delgado mientras separaba las piernas con su pie lo más extenso posible.

Incubó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora