Esta es una historia de amor.Una que terminó siendo una tragedia.
Akashi Seikuro era un ángel de gran prestigio el cual siempre había sentido repulsión a los humanos porque eran seres corruptos y llenos de maldad que asesinaban a sus semejantes, ultrajaban sin detenerse por ende no comprendía como en el cielo gastaba recursos en estos animales malvados.
Le daba aversión el planeta tierra, pero fue enviado a dar reportes del lugar, algo muy rutinario que no tomaba mucho tiempo dado aún era un novato debía obedecer esas simples ordenes que le causaban dolores de cabeza.
Cuando llego al lugar fue caminando por una pradera pensando que había lugares maravillosos en el mundo, lastima los humanos eran criaturas destructivas ; en su mayoría eran unas desagradables betas, no tenían calores o se veían afectados por feromonas como otras criaturas si bien existían algunas excepciones aunque eran muy lujuriosos tanto como los demonios.
Los humanos vivían en el pecado, en su propio infierno personal.
Los ángeles no tenían problemas porque ellos no tenían relaciones sexuales, eran seres puros así que no sentían el deseo, su cuerpo no les obligará a marcar como los demonios los cuales residían en la oscuridad, los omegas eran tratados como seres inferiores que solo sirven para sexo, los alfas eran los poderosos superiores en la línea que dominaban por completo a los demás.
Nacer omega en un mundo alfa significaba ser sometido, el primer alfa que mordiera al omega virgen este se volvía suyo y nadie más podría quitárselo si consumaban, era una regla bastante cruel que condenaba a una persona a la desdicha si su alfa resultaba una mala persona.
Mientas pensaba en ello escucho los gritos desesperados de una mujer, fue a ver qué pasaba presenciando como unos demonios trataban de abusar de una pobre chica en estado de calor, era raro porque los humanos generalmente eran betas, pero ella ciertamente era un omega puro... De inmediato él se enfrentó a ellos, como eran tres, uno de estos le golpeo el pecho, aun así, Akashi no dejo que tocaran un pelo de la pobre muchacha y demostró su poder como representante del ejército celestial.
A pesar de que no le agradaban los humanos, no permitiría que lastimaran a una persona inocente después de todo era un ángel y estos eran seres llenos de bondad, luz siempre luchan contra el mal.
Cuando los demonios se fueron como cobardes, Akashi cayó desmayado ante el dolor inminente de pelear contra aquellos malvados sujetos de clase alta en poder, luego de un tiempo se despertó sintiendo su cuerpo hirviendo de la fiebre, pudo notar a su costado había una hermosa persona tratando sus heridas y poniéndole pañitos en su frente, parecía cansada así que suponía no había dormido por tratarle, ya había tomado sus supresores porque no tenía el olor característico a celo.
Al principio era renuente a hablar cuando ella le preguntó cómo estaba, no obstante, aquella mujer era diferente, le mostró el lado más amable de la humanidad, uno que no conocía.
Atendió sus heridas con dulzura sin esperar nada a cambio, cuido cuando yacía enfermo y tuvo paciencia con su personalidad fría como el témpano de hielo dado era callado, distante y a veces grosero, no confiaba en ella sin embargo como necesitaba atención médica dejo que lo cuidara, leyera algún libro cerca de la chimenea o le cocinara algún postre delicioso.
Confió en aquella mortal
El tiempo pasó, Seijuro se sano, pero no se marchó de hecho nunca pensó que desearía quedarse en la tierra tanto como ahora quizá era atraído por aquella hermosa niña de cabellos azules que lograba que su corazón latiera sin parar, que le mostró la dulzura de la vida.
Un día entre la brisa y las flores se besaron, como si sus almas estuvieran hechas para estar juntas simplemente sus labios colisionaron en un beso que culminó con una confesión de amor.
Ambos se miraban de reojo, basto un beso para caer en cuenta que ambos sentían lo mismo y su corazón latía a un mismo ritmo.
Akashi le contó quien era realmente, le contó sobre el cielo y que era un ángel, ella le acepto tal como era porque también lo amaba de la misma manera fiera.
El ángel decidió quedarse a su lado.
Fue prohibido enamorarse
Pero eso no impidió que lo hicieran.
Él la amaba tanto, como nunca sintió nada por alguien más y sufría al saber que un día su amada moriría, pensaba que quizás si le pedía a Dios suficiente podía morir con ella, en sus brazos cálidos ¡Morir juntos, vivir juntos era lo que más deseaba!
El amor no era pecado.
Pero él era un soldado del gran ejército, no podía quedarse en la tierra porque tenía obligaciones en el cielo.
Estaba dividido entre dos mundos.
Akashi no le importaba volver al cielo porque quería quedarse al lado de su amada así que rompió las reglas y desobedeció al elegir quedarse con Tetsuya y renunciar al cielo por su gran amor a aquella alma pura.
Reafirmando su decisión un día sabiendo las tradiciones de los humanos compró un anillo y le pidió matrimonio entre luces radiantes, violines con acordes suaves.
Quería vivir con ella, morir con ella y amarle por siempre.
Al casarse se fueron a vivir a un lugar bastante alejado cerca de una costa, yacían juntos y no importaba nada más que su amor.
Para alguien que había vivido toda una vida en soledad como Kuroko, rechazada por ser omega en un mundo de betas; encontrar esa luz en su camino era una bendición, por fin se sentía completa y no aquel vacío destructivo o el miedo constante al acoso... Había sentido por fin que era el amor.
Eran felices cuando estaban juntos, cuando despertaban con las manos entrelazadas, cocinaban, iban a nadar al río o a ver el atardecer.Eran una pareja enamorada.
Se amaban tanto y eran felices porque se tenían, eso les bastaba.
Pero no todo es perfecto en este cuento de hadas cuando el villano aún no aparecido.
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Incubó
RomanceKuroko es un demonio sexual que se alimenta del deseo de los humanos y demonios. Es sirviente del rey del infierno Nash Gold Jr, quien lo mantiene en sus aposentos reales como su amante. Kuroko sobrevive en el infierno hasta que la guerra explota y...