12. El nuevo caso de Myung Soo

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Myung Soo toma su maletín y se lo cuelga en el hombro antes de salir de su oficina. Se detiene frente a las puertas del elevador y, cuando éstas se abren, sus ojos hacen contacto con los del muchacho que ayudó días atrás. Y entonces, extrañamente, no puede evitar que su corazón acelere sus latidos.
    
—Sung Jong, ¿qué haces aquí? —inquiere, con un poco de confusión.
    
—Sólo quiero hablar unos minutos con usted —pide Lee con un semblante tranquilo.

—¿Has cenado ya? —pregunta Myung Soo, interesado por el bienestar de Sung Jong.

—Aún no —confiesa, un tanto avergonzado.

Sonriendo con ligereza, Myung Soo le indica que lo siga fuera del edificio. Ambos suben al vehículo del detective y éste lo invita a comer a una pequeña cafetería.
    
—Me alegra que estés mejor —menciona Myung Soo cuando los dos ocupan una mesa con vista hacia la calle.
    
—Sí, gracias. Todo fue porque usted me ayudó. Ahora tengo un trabajo como camarero y me va muy bien. Puedo mantener la casa de mis padres, y pienso matricularme en la Universidad el próximo año —dice el muchacho con orgullo.
    
—Eso me parece excelente. Me alegra que todo esté resultando bien.

Sung Jong le sonríe con agradecimiento, y aquello provoca que un leve bochorno suba por la espalda de Myung Soo. Quiere atribuirlo a la calefacción del local, pero sabe que eso no tiene nada qué ver con el clima.
    
La muchacha del servicio llega con sus pedidos y ambos le dan las gracias con amabilidad.
    
—¿Puedo preguntarle sobre mi hermano, detective? —cuestiona de pronto Sung Jong, interesado. Y Myung Soo puede notar que su mirada se ha ensombrecido.
    
Aquello hace que el detective recuerde fugazmente a Sung Yeol, y los cargos que enfrenta porque su hermano menor lo ha denunciado por maltrato e intento de violación.

—Por supuesto y, llámame Myung Soo, por favor. Puedes tratarme como cualquier otra persona.
    
El menor asiente con pena, y el detective se emociona un poco cuando el rostro de Sung Jong se ruboriza.
    
—¿Cuánto tiempo estará en la cárcel? No creo que sean muchos años, ¿verdad?
    
—¿Estás preocupado por tu hermano? —expresa Myung Soo, pues cree que, en el fondo, el muchacho se arrepiente de haberlo acusado.
    
—¡No! Estoy preocupado por mí —le hace saber, aliviando la tensión de Myung Soo. Sung Jong suspira y sus ojos se clavan en la taza de café frente a él—. Tengo miedo de lo que pueda hacerme cuando salga. Sung Yeol no está bien.
    
Y las manos de Sung Jong se ciñen a la tibia taza. Myung Soo suspira hondo y, sin pensarlo demasiado, alarga una mano para posarla con suavidad sobre las del muchacho.
    
—No te preocupes —susurra el detective—. Sung Yeol no podrá hacerte daño otra vez, porque yo me encargaré de protegerte —dice con extrema confianza.

Y ante tal afirmación, los grandes ojos de Sung Jong se posan de lleno en los del detective, sintiendo que su cuerpo se estremece por el sutil toque en su mano. De pronto, su pulso se agita un poco más, pero al mismo tiempo siente que la tranquilidad le comienza a invadir el pecho.
    
—Gracias, Myung Soo.
    
El detective curva los labios en una nerviosa sonrisa y desvía la mano hacia su propia taza, tomándola con firmeza para llevarla hasta su boca y beber unos cuantos sorbos del capuchino que ha pedido.

Luego, la conocida melodía en su móvil de una llamada entrante captura su atención, y enseguida saca el aparato del bolsillo interno de su saco para responder.
    
—Kim, tenemos otro caso —dice Jung Yeop al otro lado de la línea, plasmando la seriedad en el rostro del detective.

◇◇

Cuando Myung Soo llega al estacionamiento de aquel hotel de paso, nota que la policía ya ha empezado su trabajo, incluso ve a su compañera revisando la escena; por lo que se acerca a ella para pedir el informe.
    
—Hombre de unos treinta años, presenta una herida de bala en el abdomen y otra en la cabeza. Lo encontraron muerto dentro de su auto —empieza ella. Ha llegado al sitio unos minutos antes que Myung Soo—. El médico forense se está haciendo cargo en este momento.
    
—¿Lo han identificado?
    
—Sí. Aún traía su billetera en el bolsillo de su saco, su reloj, y su celular está en el asiento del copiloto; no hay señales de violencia física, lo que nos hace pensar que no fue un asalto —continua la detective mientras ambos caminan hasta donde se encuentra el cuerpo—. Según la dirección en su licencia de manejo; él vivía a unos veinte minutos de aquí.
    
Ji Soo le extiende la tarjeta a su compañero; Myung Soo asiente y lee el nombre y la dirección grabados en el plástico.
    
—Encárgate de pedir los videos de seguridad. Necesitamos saber si la persona que lo asesinó venía también en el auto o se encontró con él aquí. Yo iré a su casa. Por las fotografías en su billetera, tenía familia, así que les informaré.

Su compañera asiente y Myung Soo se da la vuelta para regresar a su auto.

...    

El departamento que busca Myung Soo, se encuentra en el cuarto piso. El detective ubica la vivienda y se dirige a ella con cautela. Toca la puerta un par de veces y se acomoda la corbata después de sacar su placa para identificarse.

Nadie atiende y vuelve a tocar.
    
Una mujer mayor sale de elevador, cargando unas cuántas bolsas. Myung Soo la mira de reojo y enseguida va a su encuentro, saludándola con cortesía mientras toma el cargamento de sus manos y le acompaña hasta su departamento, que, casualmente, está justo al lado del que debe visitar.
    
—Es usted muy amable —dice la mujer antes de abrir la puerta.
    
—Es un placer, señora.
    
—¿Es policía, verdad? —Kim asiente y la mujer le indica que puede pasar. El detective lo hace y le ayuda a dejar las bolsas en la encimera, en la cocina—. ¿Vino por lo de la discusión? Los llamé desde anoche, pero nadie acudió. Esta vez escuché claramente los gritos, pero ella se fue del departamento en la mañana. Es seguro que regresó a la casa de sus padres. Últimamente han peleado mucho, pero Mi Joo no ha vuelto a traer a las niñas. Yo las cuidaba un par de días a la semana. Sería bueno que servicios infantiles viniera a inspeccionarlas.
    
—Yo pasaré el reporte, señora. Quédese tranquila. Mientras tanto, me gustaría hablar con la señora. ¿Usted sabe dónde viven sus padres?
    
—Oh, sí. Le anotaré la dirección.

...

Fueron otros veinte minutos los que Myung Soo manejó hasta que pudo encontrar la casa. El lugar es grande y elegante, nada comparado al departamento en dónde había estado viviendo.

Myung Soo baja del auto y se identifica por el intercomunicador antes de que le abran la puerta. El ama de llaves lo recibe y lo escolta hasta la sala de estar, donde ya lo espera la mujer con quien necesita hablar.
    
—Buen día, detective. ¿En qué le puedo ayudar?

—Buen día, señora Nam. Me temo que estoy aquí para darle una terrible noticia —la mujer abre más los ojos y no se imagina lo que Myung Soo va a decirle—. Encontramos el cuerpo de su esposo, Nam Woo Hyun. Fue asesinado en el estacionamiento de un hotel.
    
Mi Joo traga saliva con dureza y se lleva una mano al pecho por la conmoción. Esta mañana lo vio salír de la casa rumbo a la universidad.
    
—Pero, ¿está seguro, detective? —pregunta ella con la voz temblorosa.
    
Entonces Myung Soo saca la billetera de Woo Hyun y se la entrega. En ella, Mi Joo encuentra su licencia de manejo y un par de fotos de sus hijas.
    
—Sé que esto es muy difícil de asimilar, pero, tengo que hacerle un par de preguntas, señora.
    
Myung Soo ve a la mujer sorber la nariz y limpiarse las lágrimas con un par de sus dedos. Aunque, esa escena de la esposa sufriendo no lo convence del todo. Mi Joo no parece tan dolida como debería estarlo, si es que de verdad amaba a su esposo. Otra persona en su lugar, estaría destrozada y llorando a mares.

¿No podías amarme? | WooGyu/MyungJongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora