11. El secreto de Woo Hyun

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Woo Hyun abre otra vez la llave de la regadera para terminar de bañarse, no sin antes recordar lo que hizo con Sung Kyu la tarde anterior en la habitación del hotel.

Y aquello provoca que su entrepierna comience a reaccionar, así que no se resiste a las ganas de masturbarse con el hermoso rostro de su joven alumno impreso en su mente. Son pocos minutos, pero lo suficientemente placenteros para saciar las retorcidas ganas que tiene de volver a follar a Sung Kyu.

No puede evitar comparar, de nueva cuenta, las increíbles sesiones de sexo que el pelirrojo le ha regalado en los últimos días, contra los pasivos y sosos encuentros que tiene con su esposa. Y de nuevo comienza a creer que, si no fuera porque tiene dos pequeñas hijas con ella, ya hubiera considerando la posibilidad de divorciarse de Mi Joo.
    
Pero Woo Hyun no puede pasar de largo su aburrida vida de casado, porque tiene muchas ventajas viviendo con la madre de sus hijas. Tiene un trabajo estable y su vida marcha mucho mejor de lo que pensó en su adolescencia. Así que, lo vea por donde lo vea, el dejar todo eso por un futuro junto a Sung Kyu, (y el cual no está seguro, ni le dejará algún beneficio), no es una opción.
    
Nam cierra la llave del agua y toma una esponjosa toalla para secarse. Se pone el pijama rojo que le regalaron sus hijas la navidad pasada y, cuando se dispone a salir del baño con la sola idea de caer rendido en los brazos de Morfeo en su cálida cama, la puerta se abre con brusquedad, y sus ojos se cruzan con los de su esposa, los cuales nota algo hinchados y húmedos.
    
Mi Joo empuña su mano libre mientras que con la otra le lanza su móvil a su esposo. Woo Hyun se sorprende y sujeta el teléfono antes de que caiga al suelo. Mira de nuevo a la madre de sus hijas y ella no dice ni una palabra más antes de que él pose su vista en la pantalla.
    
Y en el acto, los ojos del profesor se abren cuan grandes son; su piel comienza a perder color, y luego siente que toda su sangre baja hasta sus pies ante cada segundo del video que se está reproduciendo, pues los protagonistas son Sung Kyu y él, manteniendo un pasional beso en un estacionamiento.

◇◇


—¿Cómo fue que... Min Seok? —inquiere Dong Woo con la voz quebrada, no pudiendo soportar más las ganas de soltarse a llorar de nueva cuenta.

Myung Soo toma la carpeta con los documentos y la cierra; el hombre ya está sufriendo demasiado como para que lo siga torturando con aquellas fotografías.

—Tal como lo dijo su abogado, usted le tenía demasiada confianza. Tanta que, usted mismo le proporcionó las claves de sus cuentas personales —comienza a explicar el detective—, así que se hizo con la agenda completa de Ho Won. Un par de días antes del asesinato, le mandó un correo electrónico haciéndose pasar por usted. El señor Lee estaba regresando de su viaje en el extranjero. —Jang mira con más confusión al detective y éste suspira hondo antes de continuar—. El correo era una invitación para el señor Lee de su parte. Decía que quería verlo en el hotel, y que no se molestara en ir primero a su casa. Le dijo también que le tenía una sorpresa y que no lo llamara. Suponemos que llevó al otro muchacho que ofrecía servicios sexuales para hacer más real su mentira, incluso despistar a la policía. Por otro lado, cómo la relación entre ustedes era un secreto, Ho Won borró todos los mensajes.
    
—Entonces, ¿cómo supo que fue Min Seok, y no yo, detective? —cuestiona Dong Woo con la mirada llena de dolor y desconcierto.
    
—Por su reloj —asegura Kim, y Jang entrecierra los ojos sin poder comprender lo que el detective le explica—. Usted se lo regaló a su abogado cuando se graduaron de la universidad; es una pieza única. El señor Kim nunca se lo quita. Incluso cuando fue al hotel para asesinar a Ho Won, lo llevaba puesto —Dong Woo se queda mudo entonces—. Lo demás fue sencillo; nuestro experto en sistemas recuperó los correos borrados y nos dio la dirección de su origen, en estos momentos, mi compañera ha confiscado su compitadora y se está haciendo cargo del interrogatorio al señor Kim.
    
—Ya veo —dice Jang, en un hilo de voz—. Y, ¿ahora que sigue, detective?
    
—Cómo le dije antes, usted tiene cargos por intimidación y lavado de dinero. Algunos de sus ex empleados se han encargado de acusarlo. Aunque, con su estatus económico, no dudo que su nuevo abogado no le consiga un buen trato con el fiscal.
    
El dueño de Woollim deja escapar un sonoro suspiro, y Myung Soo les señala a los dos guardias que custodian al hombre, que lo escolten fuera de la sala de interrogación. El detective sale tras ellos no mucho tiempo después y, antes de que piense en ir a su casa para dormir un poco, su teléfono móvil comieza a sonar.
    
—Buen trabajo, Kim —le dice su jefe al otro lado de la línea, y Myung Soo sonríe con amargura, pues no todo en su trabajo merece una expresión de victoria.

◇◇

    
—¡Suéltame! ¡Nunca más vuelvas a tocarme!
    
—¡Pero, Mi Joo! Déjame explicarte, ¡por favor!
    
Woo Hyun intenta tranquilizar a su esposa, aunque al mismo tiempo piensa en el video que ella acaba de recibir. Está seguro que nadie sabía de su romance con Sung Kyu, y que el pelirrojo lo ama demasiado como para hacerle algo así.
    
—¡¿Qué me vas a explicar, Woo Hyun?! ¡¿Qué ese hombre del video no eres tú?! ¡¿Qué alguien desconocido intenta hacer que nuestro matrimonio se vaya más al carajo?!
    
—Mi Joo...

Woo Hyun se acerca de nuevo a su esposa, pretendiendo tomarla de las manos, pero ella se vuelve a alejar de él con una mirada que le hiela la sangre.
    
—Siempre he sabido que me eres infiel; sería una idiota si creyera lo contrario. Todos estos años he sabido la clase de... hombre que eres, pero... esto... —Y la mujer no puede contener más las lágrimas. La rabia y la decepción se están apoderando de su mente—. Engañarme con otro... hombre...
    
El profesor es capaz de ver el sufrimiento en el rostro de su esposa, y de inmediato quiere inventar otra excusa, pero ya no tiene nada que decir contra lo que la mujer ha visto.
    
—Amor...
    
—¡NO VUELVAS A LLAMARME ASÍ! ¡Maldito degenerado!
    
El hombre comienza a desesperarse y Mi Joo se lleva una mano al pecho; está demasiado alterada. Woo Hyun cree que entrará en una crisis nerviosa.
    
—Está bien, pero, escúchame...
    
—¡No! ¡Lárgate de esta casa! —dice ella de pronto con un nudo en la garganta, y Woo Hyun abre más los ojos ante su cruel petición —. Mis hijas no pueden estar viviendo bajo el mismo techo que un asqueroso homosexual como tú.
    
Y sus palabras hieren a Woo Hyun como nunca antes nadie lo ha herido. Además, no puede creer que su esposa sea capaz de arrebatarle lo más importante para él.
    
—¡No puedes hacer esto!
    
Woo Hyun corre hasta la puerta del cuarto cuando ve a Mi Joo intentar salir de la habitación. Le obstruye el paso, y su esposa lo mira con más odio antes de empuñar las manos.
    
—¡No dejaré que me alejes de mis hijas! —asegura el profesor, y de pronto sujeta de los hombros a la mujer con brusquedad, pero ella se deshace del agarre cuando estampa una de sus manos, en la mejilla de su marido, con demasiada fuerza.
    
—¡Primero te mato, antes de dejar que sigas viviendo aquí!, ¿escuchaste? ¡Te mato!
    
Y Woo Hyun abre los ojos con desmesura ante la dura amenaza de su esposa. Hasta ese momento, el profesor se da cuenta de lo que Mi Joo es capaz de hacer, y todo porque nunca pudo tener su polla bien guardada en sus pantalones.

¿No podías amarme? | WooGyu/MyungJongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora