Capitulo 2

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Cuando Hermione bajó del dormitorio, sus padres la esperaban abajo, arreglados. La dijeron que estaba muy guapa y salieron fuera. Una limusina negra les estaba esperando. Montaron y el chofer condujo durante bastante tiempo. Hermione todavía no era muy consciente de lo que estaba haciendo hasta que bajaron y se encontró frente a una enorme verja negra, en la que ponía en una placa: Mansión Malfoy. Entraron siguiendo a un mayordomo. Hermione atravesó el gran jardín después de sus padres. En seguida supo que ese era el jardín que salía en las fotos.

En la lejanía, en la puerta de la casa, se veían tres figuras. Las tres rubias. Eran Lucius, Narcisa y Draco Mafoy. Los padres de Hermione se acercaron y saludaron amistosamente. Draco miraba para otro lado, no muy contento de esa situación con las manos en los bolsillos. Hermione miraba alucinada la escena.

-Vaya, así que esta es la bella Hermione.-dijo Narcisa acercándose a ella.-Soy Narcisa, la madre de Draco, ¿te acuerdas de mi?-sonreía.

-Eh...yo...no, lo siento. Encantada.-dijo azorada.

-No pasa nada querida. Eras muy pequeña.-se dirigió a sus padres.-¿Pasamos dentro?-luego a su hijo- Draco, enséñale la mansión a Hermione.

Eso ya era demasiado. Sus padres desaparecieron por la puerta hablando. Ellos se quedaron parados sin decir nada. Draco no quería ni mirar a Hermione y ella se sentía muy incomoda en esa situación.

-No creas que nuestra relación va a cambiar.-rompió el silencio Draco.-Que mis padres se lleven bien con los tuyos es una vergüenza, no quiere decir que nosotros hagamos lo mismo.

-Ni lo había pensado Malfoy.-dijo Hermione ofendida.

-Bien, mientras estemos aquí, te trataré con respeto Granger. Podremos hablar, pero lo mínimo.

-Me parece excelente idea.-le miraba desafiante.

-Pues bienvenida a la Mansión Malfoy. Ese es el jardín y está es la casa. Por ese camino que se adentra en el bosque se llega a un pequeño lago.

-Que bonito.

Draco la miró y se fijó en que su traje la quedaba a las mil maravillas. Llevaba el pelo recogido en un elegante moño. Vio el colgante pender de su cuello.

-¿Por qué tiene mis iniciales ese collar?

-No lo se. Me dijeron que me lo pusiese.

-Es raro, yo tengo esto.

La mostró un sello dorado con las iniciales “H. G.” Hermione lo miró asombrada.

-¿Qué ocurrirá? Nunca me dijeron mi padres que eran amigos de los tuyos hasta que encontré el álbum de fotos del verano del 1992.-Hermione encogía los hombros.

-Lo mismo digo. Es muy extraño

Un silencio incómodo flotaba en el aire.

-Tienes una casa bonita.-dijo Hermione intentando entablar conversación, a pesar de todo.

-Gracias. Es muy lujosa. Como mi padre trabaja en el Ministerio se lo puede permitir, no como los Weasley, que a pesar de eso, son pobres. 

-No te permito que hables así de esa familia.-dijo enfadada.

-Es verdad, son muy amigos tuyos, ¿verdad? Lo siento.-dijo burlonamente.

-No vuelvas a decirlo.-dijo extrañada.

-Este año será muy importante. Es el ultimo curso y luego después nos enfrentaremos a la vida adulta. No estoy para bromas.

-Vaya, que maduro. Es verdad que tendremos que estudiar para poder ejercer el puesto de trabajo que deseamos.

-Siempre he sido maduro. Nunca me has conocido.

-Lo mismo te digo. Aunque no puedes negar que has sido malvado.

-Bueno ¿y que? No creas que ahora voy a cambiar porque este hablando contigo. Solo es que me obligan.

-Ahí esta el verdadero Draco. Que falta de respeto. ¿No puedes hablar civilizadamente? Lo estabas haciendo bien en un principio.

-Puedo intentarlo.

-Muy bien. Empezaré yo. ¿Qué tienes pensado hacer después de Hogwarts?

-Trabajar en el Ministerio de Magia como mi padre.

-Ah, ¿en que sección?

-Quiero ser Auror.-Draco se sonrojó visiblemente porque se dio cuenta de que estaba contándole demasiadas cosas a Hermione. Hablaba con ella como una amiga.

-Es estupendo. A mi me gustaría trabajar en el Hospital de San Mungo. Quiero ayudar.

-Los dos son buenos trabajos y difíciles de conseguir.

-Si, he oído que necesitamos las máximas puntuaciones de los EXTASIS para poder conseguir el puesto. Pero lo conseguiré.

-Seguro que si, siempre has sido inteligente.

-¿Eso es un cumplido?

-Si cada vez que digo algo amable, me lo restriegas por la cara, dejaré de hacerlo.-tenía el cejo fruncido.

-Perdona.-estaba avergonzada de su reacción.-es que...nunca te había visto ser así. Se me hace extraño. No volveré a meterme contigo.

-Vale.

Un mayordomo llegó a la puerta y vio a los dos jóvenes que habían estado conversando uno enfrente del otro. Habían empezado muy bien la conversación, pero al final habían acabado peor que antes. Seguían sin tener confianza y se sentían incómodos estando juntos. Era demasiado extraño para ellos. Se odiaban y de repente se enteraban de que sus padres se conocían y ellos a la fuerza tenían que hablar y hacerse amigos. Sería una tarea difícil.

-Señorito Malfoy, sus padres me piden que le avise de que pronto comenzará la cena.

-Gracias Paul. En seguida vamos. 

El mayordomo hizo una reverencia y se fue.

-Es increíble. Tu casa es muy refinada.

-¿Entramos ya?-la cortó Draco. El sabía que era verdad, pero le molestaba que se lo repitiese. Si tenía envidia lo sentía, pero esa era su forma de vida.

-Si.

Hermione se puso al lado de Draco. Ante su incredulidad, el le ofreció que se agarrara a su brazo. Muy avergonzada por estas situaciones tan extrañas, entraron a la casa. Anduvieron agarrados por un largo pasillo después del Hall. Todas las paredes estaban repletas de cuadros y había mesitas con esculturas y figuras, seguramente caras. Grandes lámparas pendían del techo que daban mucha luz. Caminaban sobre una alfombra roja. Pasaron una gran puerta.

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