Capitulo 21

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Draco comenzó a gritar lleno de furia. Quería matar a Grindelwald el cual se reía como loco.

-Ahora te toca sufrir a ti.-se acercaba lentamente a el.

-Si tienes valor suéltame y lucha contra mí.

-Muy bien, no creas que voy a tener miedo de un crío.

Lanzó un hechizo y las cadenas de Draco se soltaron. Fue a pegarle, pero Grindelwald le lanzó la maldición imperdonable cruciatus y Draco cayó de rodillas chillando de dolor. Paró y se volvió a levantar con todas sus fuerzas pero le hizo lo mismo. Sudando le costó volver a levantarse y andaba muy mal. Llegó en frente de el, pero veía borroso y estaba mareado y Grindelwald le pegó un puñetazo y Draco cayó al suelo sintiendo el sabor de la sangre en la boca. Vio a Hermione a escasos metros de el pero Grindelwald supo sus intenciones y le dio una patada. Draco tuvo que cogerse el lado dolorido. Grindelwald le estaba apuntando con la varita en el cuello mientras le tenía el pie encima de la tripa. Si Draco intentaba moverse le pisaba con fuerza clavándole el talón.

-¿Que creías? ¿Que ibas a ganarme? Que iluso.

-¡El no podrá contigo, pero nosotros si!-dijo una voz conocida.

Grindewald miró sorprendido detrás suya sin dejar de apuntar a Draco. Allí vio a Dumbledore y Lucius, de pie apuntándole también con la varita.

-Suelta a mi hijo.-dijo Lucius.

-¿Como os atrevéis a venir aquí?-estaba enfurecido.

-Se supone que querías venganza conmigo, ¿no?-dijo Dumbledore.-Deja al muchacho, el no tiene nada que ver.

-Si la tiene. Me prometió que no estaría con Hermione y entonces yo no les molestaría y no ha cumplido su promesa.

-Lo primero es que no deberías haberle obligado a esa promesa. No tienes derecho sobre nadie.

-Déjales libres.-dijo Lucius.

-Tendréis que matarme.

Con un hechizo echó a Draco hacia un lado y se enfrentó a ellos. Mientras ellos luchaban, Draco malherido se acercó a Hermione arrastrándose por el suelo. La muchacha tenía un aspecto horrible. Efectivamente no estaba muerta. Solo desmayada y aliviado apoyó la cabeza en el pecho. No prestaba atención a la dura batalla de su padre y Dumbledore contra Grindewald. Solo le importaba el bien estar de Hermione. Se sentía muy débil y cansado. Cerró los ojos y se desvaneció.

* * * * *

Cuando Draco despertó estaba tumbado en una cómoda cama de la enfermería. Le dolía todo. Recordó todo lo sucedido y se incorporó rápido. Unas manos le volvieron a tumbar. Era la enfermera Pomfrey.

-¿Dónde esta Hermione? ¿Mi padre? ¿Qué ha pasado?

-Tranquilízate.

-Dígame por favor.

-Espera.

-No, ahora, por favor se lo pido.

-Ssshh.

Lucius Malfoy se acercaba en ese momento a ellos. Tenía una expresión preocupada.

-Padre, ¿qué...?

-Draco, estas bien. Menos mal.

-Dime que ha pasado por favor.

-Tranquilo todo está bien. Grindewald ha sido destruido.

-¿Y Hermione?

-Bueno...ella no está herida.

-¿Pero?

-Nada.

-Quiero verla.

-Estas herido todavía.

-Da igual. ¿Dónde está?

-Draco...yo...esto es duro...pero...

-¡Dime!

-Hermione está en el Hospital de San Mungo.

-¿Cómo?

-Vendrá mas tarde. La esta haciendo una revisión...

-¿Por qué?

-Porque...ella...bueno...Grindewald la hizo sufrir mucho y...a dañado su memoria...

Draco no podía creer las palabras que oía. Se le calló el alma a los pies. ¿Por qué a ella? Si Grindewald no estuviese muerto, le mataría el mismo.

-Cuando venga...quiero verla...-estaba muy deprimido.

-Si, hijo. Tu madre y sus padres están con ella. Estará bien. Ahora descansa. Más tarde vengo a por ti.

Salió de la enfermería dejando a Draco muy abatido. Pobre Hermione. No recordaba nada...ni a nadie...

* * * * *

Pasadas unas horas Draco comenzaba a impacientarse. Cuando había decidido ir el solo a ver si ya habían llegado, su padre apareció por la puerta. Sin mediar palabra le siguió hasta el cuarto de Hermione en su sala común. Allí, su madre y la de ella lloraban mientras veían a la chica tumbada en la cama. Tenía mejor aspecto pero...

-Hijo mío...-le abrazó Narcisa. 

-Madre...

Todos salieron de la sala dejando a Draco solo con ella. Se acercó vacilando a la cama y se sentó en el borde. La chica abrió los ojos. Aquellos hermosos ojos que habían enamorado a Draco le miraban sin saber quien era el y todo lo ocurrido. Comenzó a llorar de pena.

-Chico, ¿por qué lloras?

Esas palabras rompieron el corazón de Draco. Su amnesia no podía ser prolongada, porque el intentaría hacer lo posible para que le recordara. La abrazó y Hermione soltó un gritito.

-Mi nombre es Draco, ¿recuerdas?

-No. No se por que no recuerdo nada.

-No te preocupes. Yo te ayudaré a que lo hagas.

-Gracias Draco.

Sabía que no significaba que le recordara, oírla decir su nombre sin sentimiento era doloroso.

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