Cuando Hermione despertó, tenía varios paquetes encima de la cama. No se acordaba de que ese día era Navidad. Abrió uno por uno los regalos. Harry la había regalado un libro que trataba sobre la magia antigua de las pirámides de Egipto. Sonrió al verlo. La conocía muy bien, sabía que la fascinaban este tipo de cosas. Abrió el regalo de Ron: un nuevo juego de plumas preciosas. Sus padres la habían enviado muchos dulces. Los padres de Hermione varios álbunes de fotos, con una nota que decía que debía llenarlos con los momentos felices de su vida. Se quedó pensativa. Vio otro regalo, una pequeña caja, con el símbolo de una serpiente. Lo abrió con dedos temblorosos. Contuvo la respiración. No podía creer lo que estaba viendo. Era un delicado anillo de plata. Se lo probó. El anillo parecía una serpiente rodeando su dedo. Alrededor llevaba pequeños brillantitos. ¿Quién se lo había enviado? Llevaba una carta el paquete.
Hermione:
Espero que con este presente, enterremos el hacha de guerra. Si una vez fuimos amigos, ¿por qué ahora no? Entiendo que ha sido todo por mi culpa, pero la situación ha cambiado. Por favor, llévalo puesto.
Draco Malfoy.
Hermione estaba sorprendida. Draco Malfoy haciéndola un regalo a ella y pidiéndola disculpas indirectamente además de que querer ser su amigo. ¿Qué le ocurría? No quería pensarlo, pero tal vez estaba coaccionado por sus padres. Si era así, todo era mentira, pero cabía otra posibilidad de que no fuese así. De que Draco comprendiera y cambiara. Miró el anillo con la mano estirada en frete suya. Era precioso y claro que lo llevaría puesto. Ella no le había comprado nada, pero como esa mañana se podía ir a Hogsmeade, le invitaría a ir con ella para que pudiese elegir su regalo. Se puso la bata y fue a llamar a su habitación. Oyó que decían adelante y entró. Draco se sorprendió de verla allí.
-Hermione...feliz Navidad.
-Oh, si, feliz Navidad. Esto...Draco, gracias por tu regalo.
-¿Te gusta?
-Si, pero me siento mal. Yo no te he regalado nada.
-No importa, no te regalé con la intención de que tú hicieras lo mismo.
-Pero no es justo. Así que quería pedirte que vengas conmigo a Hogsmeade.-sonaba mejor en sus pensamientos.
-¿Yo?...esto...
-Es para que elijas tu regalo, no te preocupes.
-Está bien, iré.
-Bien, iré a prepararme, quedamos mas tarde en la puerta del castillo, después de desayunar.
-Vale.
Se lo había dicho. Ahora no sabía si se sentía mejor o peor que antes. Solo sabía que lo hecho, hecho estaba. ¿Qué pasaría cuando fueran a Hogsmeade? Estaba muy nerviosa, más porque le gustaba. Casi no desayunó y cuando bajó de vestirse, encontró que Draco ya la estaba esperando. Se paró unos instantes para mirarle. La dio un vuelvo en el estomago. Estaba guapo. Meneó la cabeza para apartar ese pensamiento. Se acercó a el.
-¿Nos vamos?-preguntó tímidamente.
-Si.
El camino fue algo vergonzoso. No hablaban de nada. Los dos tenían vergüenza. Hacía mucho frío. La nieve y el viento les impedían casi caminar por el pueblo, que parecía una postal de navidad. Draco rompió el silencio.
-¡Que frío hace!
-Si. Oye, ¿no sabes algo que quieras que te haga mucha ilusión?
-Pues...no se...
-¿Y si mientras lo piensas entramos en el pub las Tres escobas y tomamos una cerveza de mantequilla? Seguro nos reconforta.
-Buena idea.
Entraron y allí había muchos alumnos. Muy alucinados les vieron entrar a los dos. Draco se sentó mientras Hermione las pedía, no se había dado cuenta de la polémica que levantaba el que estuvieran juntos. Hermione se acercó a la mesa.
-¿Qué ocurre?
-Que...están hablando de nosotros.-dijo dolido.
-¿Quiénes?-miraba alrededor.
-Los demás alumnos.
-¿Eso te importa?
-Bueno, recuerda que tu y yo...
-Draco, ya saben que estamos prometidos, acostúmbrate.
-Lo dices como si no te importara la situación.
-¿A ti te importa?
-Bueno...yo...
-Que idiota he sido. ¿Cómo he podido pensar que podrías cambiar? Solo te importa tu imagen y tu orgullo. A mi también me está afectando esta situación, ¿sabes?
-No lo parece.
-Muy bien, no te preocupes. No te verán más conmigo.
Acto seguido salió del pub. Estaba realmente enfadada con el comportamiento de Draco. Ese era el verdadero Draco y no sabía por que había pensado que podía ser diferente. Al pasar andando rápido por un escaparate se paró en seco al ver algo. Una hermosa esclava de plata para hombre estaba allí. Pensó en comprársela, ya que no quería deberle nada y después de todo, para eso había ido al pueblo. Entró y la compró. Cuando salió, estaba más calmada. Cuando llegó al castillo, antes que Draco, dejó el paquete envuelto encima de la cama de Draco, así no tendría que dárselo ella, el lo encontraría. Después se puso en la sala ha hacer los deberes de Navidad. Draco apareció al rato, con una bandeja llena de comida. Hermione ni le miraba.
-Oye...como no te he visto comiendo, me he permitido traer toda esta comida para que comamos los dos juntos...si quieres.
-Draco, me sorprendes.-Hermione le miraba extrañada.-Cuando creía que eras un patán, de repente eres un cielo. Por favor, deja de confundirme.
-Perdóname, yo es que...todo esto es muy raro...
-Si no te importase lo que piensen los demás, todo sería más fácil.
-Si...-tenia cara triste y se dio la vuelta para dejar a Hermione sola.
-¡Espera!, no te he dicho que no.
-¿Quieres entonces que comamos juntos?
-Si, me muero de hambre.-le sonrió.
Draco se sentó a su lado y se dispusieron a disfrutar de una riquísima comida de Navidad.
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Prometidos
FanfictionHermione encuentra un álbum de fotos en las que sale de pequeña acompañada de un niño rubio que no conoce...y ocurrirán cosas que ni ellas misma se espera.