Asintieron y siguieron las órdenes de su más estimado director. Harry fue a la torre oeste a buscar el unicornio y Dumbledore a la este. Ron se quedó cuidando de Hermione y vigilando a Draco y a Grindelwald. No entendía por que Dumbledore no le había permitido encadenar a Draco. Era también malo.
Al rato Harry volvió con las manos vacías, al igual que Dumbledore. Despertaron a Hermione con el contra hechizo enervate para ver si ella sabía algo. Les explicó que el unicornio se encontraba en la torre donde ella había estado prisionera. Se ofreció ir a buscarlo ella misma, ya que los unicornios confiaban más en las mujeres que en los hombres, además había estado con el mucho tiempo, ya debería conocerla. Llegó a la torre y allí estaba, en el suelo tumbado. Muy cansada se acercó a el y le acarició suavemente el lomo. El unicornio abrió un ojo lloroso.
-Vamos pequeño. Tenemos que volver a casa. Laura te esta esperando.-dijo con voz dulce para que confiase en el.-Venga.-le sonrió.
Malamente llegó otra vez a la sala grande donde se encontraban sus amigos. Lo que encontró allí no se lo esperaba. Grindelwald estaba despierto con su varita en la mano y a su lado estaba Draco. Dumbledore, Harry y Ron les apuntaban con sus varitas. Estaban hablando.
-Mientras no me mates, volveré a levantarme y a escaparme.-decía Grindelwald.
-No vencerás. Deja al chico libre.-le contestó Dumbledore.
-¿Cómo dices?-preguntó Harry alucinando.
-Profesor, pero...Draco...-Hermione no comprendía nada.
-Hermione, vuelve al castillo, no te preocupes, pero debes curar al unicornio. Solo así mi nieta se recuperará.
-Yo...
-Hermione, ¡corre!-la dijo Ron.
Afectada por todo lo sucedido, comenzó a llorar amargamente. ¿Qué pasaba con Draco? ¿Todo se había acabado? El unicornio la hizo montar y salió cabalgando rápidamente. A la hora o así llegó a Hogwarts. Al ver que los profesores se acercaban, dejó que su sufrimiento ganase y se desmayó de dolor.
* * * * *
Cuando despertó estaba en una cama de la enfermería y la señora Pomfrey estaba mirando su estado. Se fue y Hermione se sintió muy sola y volvió a llorar recordando todo lo sucedido. Se preguntaba donde estarían sus amigos y Dumbledore y...Draco...Alguien entró por la puerta:
-Profesora Laura...
-Hermione, veo que estas despierta. Tranquila.
-¿Qué ha pasado? Cuéntemelo por favor.-suplicó.
-Todo ha salido bien, aunque Grindelwald ha escapado, dijo que volvería.
-No...
-No te preocupes, estaremos preparados.
-Vale...-necesitaba preguntar por el.- ¿Y...Draco?
-Bueno, cuando vuelvas a tu sala común sabrás todo.
-No, por favor, dígame que quería decir Dumbledore. ¿Draco no tenía la culpa de nada?
-No, solo te diré eso. Por lo que se ve Grindelwald utilizaba a Draco mediante la maldición imperdonable imperius.-Hermione se llevó las manos a la boca.-Si. Ahora te dejo que descanses, cuando te hayas recuperado volverás a tu habitación. Y contra antes mejor.
-Gracias, adiós...
* * * * *
Durante la semana que Hermione estuvo en la enfermería fue visitada por mucha gente, pero ninguna de esas personas era la que mas le importaba, Draco. Ayudada por Harry y Ron fue a su sala común, que parecía vacía. Ellos no la querían tampoco explicar nada. Se metió en su habitación y se tumbó en la cama. Alguien llamó a la puerta. Esperanzada de que fuera Draco abrió. Efectivamente era el. Impulsivamente se lanzó a sus brazos. Comenzaron a besarse. Draco se separó.
-Hermione...yo...
-Tranquilo, se que estabas bajo la maldición imperius...
-Todo fue por mi culpa...
-Olvídalo.
Hermione cerró la puerta de la habitación. Necesitaba esta con Draco más que nunca. ¿Cómo había podido pensar que el la hubiese hecho algo malo? Comenzó a provocarle, ya que este se resistía. ¿Tenía miedo? Si ya lo habían hecho una vez...Draco no pudo retenerse más y apretó a Hermione contra la pared mientras se besaban apasionadamente. Olvidando lo sucedido antes se dejaron otra vez llevar por la pasión...
Hermione despertó completamente sola en su cama. Sentía un breve sentimiento de felicidad. Se levantó y después de asearse se vistió y bajó a desayunar. En el Gran Comedor encontró a Draco con los demás Slytherin. Hermione sonrió a pesar de las miradas despectivas que la echaban.
Cuando volvió a su sala común, Draco estaba ya allí.
-Hermione tengo que hablar contigo...
-Dime.
-Es muy duro para mi esto...pero es lo mejor...
-Draco, no me asustes...-tenía lagrimas en los ojos.
-Lo siento Hermione, pero desde que estamos juntos han pasado muchas cosas. Será mejor dejarlo.
-No...
-Perdóname, no me odies por ello.
-¿Qué vas ha hacer? Estamos prometidos y yo...he confiado en ti. Me he entregado en cuerpo y alma a ti...
-Le diré a mi madre que lo anulamos de mutuo acuerdo. No pueden obligarnos.
-¿Mutuo acuerdo? ¡Yo no quiero!
-Hermione, si no es así, le diré que...me has sido infiel...
-No te atrevas...es mentira.
-Si así anulan el compromiso, estará bien. No te preocupes. Les diré que yo no te prestaba nada de atención y que no pudiste evitarlo.
-¡Maldito!-le pegó una bofetada. Draco no se lo esperaba. Se tocaba la mejilla colorada y dolorida.-Te odio, ¿Cómo pude quererte? ¿Cómo pude hacer eso? Me has herido, nunca mas quiero volver a verte. Sigues siendo la misma persona horrible que conocí, nunca cambiaras, nadie te querrá...he sido una boba...
Las lágrimas comenzaban a salir y Hermione no podía retenerlas. Corrió a su habitación y cerró con llave. Tenía el corazón roto. Lloró durante toda la noche, intentando ahogar sus penas.
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Prometidos
FanfictionHermione encuentra un álbum de fotos en las que sale de pequeña acompañada de un niño rubio que no conoce...y ocurrirán cosas que ni ellas misma se espera.