-Draco, eso es...
-Seguramente estaba tranquila sabiendo que Hermione y yo nos odiábamos y por eso pasaba de nosotros. Pero ahora sabe que estamos esperando además un bebe...
-Draco...
-¡Hermione!...tengo que protegerla.
-Si, eres auror, será fácil.
-Eso espero. Cuéntaselo a Ron, ten informado al Ministerio de esta amenaza hacia mi familia y espero poder tener tu ayuda cuando la precise.
-Claro, Draco, ten cuidado.
-Adiós.
Con mucho miedo por perder al ser mas amado por el, se marchó del trabajo dejando todo a cargo de sus amigos. Cuando llegó, encontró a Hermione tomando el té, sola en el jardín. Era un día precioso, el sol brillaba y los pajaritos cantaban Cuando le vio, le sonrió.
-Cariño, ¿qué haces tan pronto en casa?
-Quería estar contigo.-no se lo diría.-Después de todo te debes aburrir a causa de tu baja por el embarazo.
-Si, un poco, los criados no me dejan hacer nada.
-Es que no debes.
-Draco.-dijo Hermione en tono suplicante.
-No hay más que hablar.
-Menos mal que tu madre viene a verme.
-Pues a partir de ahora me quedó contigo. No te aburrirás más.
-Tienes que trabajar.
-No discutas.
Hermione sonrió. Aunque parecía que ella quería que Draco cumpliese con su obligación, en el Ministerio, en el fondo deseaba que estuviese con ella todo el tiempo. La besó en la sien y se sentó con ella a tomar el té con pastas.
El calor pasó y el otoño llegó. Las hojas caían y la Mansión Malfoy parecía que tenía una alfombra de hojas doradas. Draco se sentía un poco más seguro, ya que siete meses habían pasado desde que Hermione se quedó embarazada y cinco desde la nota amenazante. Esa persona no había vuelto a dar señales de vida.
Aunque a ellos les iba bien, el Ministerio seguía teniendo mucho trabajo y suplicaban que volviese Draco. El les daba negativas. Decía que podía trabajar desde casa u que su familia era más importante que un mago que atemorizaba muggles haciendo bromas pesadas. Además, Harry era también muy bueno, que le llamasen a él.
Un día estaban jugando dentro de casa al ajedrez. La chica ya tenía una gran tripa de embarazada que acariciaba todo el rato. A Draco le encantaba poner su oído en ella y acariciarla mientras hablaba suavemente. Así podía pasar las horas muertas. Una de esas veces Hermione se durmió y él siguió haciendo mimos a aquella personita que se estaba formando en el interior de su amada.
Varios días después, por la mañana, Draco estaba sentado en la cama mirando a Hermione. Estaba muy preocupado, ese día tenía que volver a trabajar, no podía seguir así, le necesitaban verdaderamente. La tendría que dejar sola.
Se marchó sin dejar de dar vueltas a su situación. Había dejado ordenes de que la vigilasen bien y de que si ocurría algo, le avisaran en seguida.
Hemione se despertó más tarde e hizo lo que un día normal. De repente el teléfono comenzó a sonar insistentemente. Hermione andando lentamente a causa de su estado llegó hasta el.
-¿Si?
-Hermione, ¿por qué tardaste tanto en contestar?-dijo Draco alarmado.
-Porque el teléfono está lejos, además, voy lo más rápido que puedo.
-Por favor, estate cerca del teléfono, te estaré llamando.
-¿Por qué?-empezaba a hartarse.
-Hazme caso.
-Está bien.-suspiró.
-Bueno, te llamaré mas tarde.
-Adiós, cariño.
Hermione cuando colgó se quedó pensativa mirando al teléfono. ¿Qué ocurría? ¿Es que necesitaba saber si estaba bien a cada momento? Un embarazo no es tan peligroso, ¿o era que estaba en peligro por algo? Inmersa en sus pensamientos volvió a sonar el teléfono. Dio un brinco asustada. Después de respirar con la mano en el pecho y calmarse algo alargó la mano para cogerlo. Una voz sonó detrás de ella.
-Hola, vendrás conmigo pequeña.
Hermione se dio la vuelta con el teléfono en la mano, muda de la impresión. Draco, al otro lado del auricular, no dejaba de pronunciar el nombre de Hermione. Ella miraba con temor la persona enfrente de ella, encapuchada y muy siniestra. A pesar de eso la había parecido escuchar una voz de mujer.
De repente la persona encapuchada saltó hacia Hermione quien gritó. Un segundo después, el cuerpo de Hermione inconsciente caía al suelo. El auricular quedaba colgando y se oía como Draco seguía llamando a gritos a Hermione. La persona encapuchada se acercó y colgó el auricular. Cogió a Hermione y se fue. Draco oyó el sonido de que habían colgado y colgó el furioso. Pero su furia se volvió temor. Salió corriendo de su despacho con dirección a su casa. Iba chocándose con la gente que trabajaba en el Ministerio, pero le daba igual. Harry y Ron le vieron y salieron detrás de él.
Al llegar a casa y ver que Hermione no estaba por ningún lado, Draco comenzó a volverse loco, gritaba y tiraba cosas para que se rompiesen. Harry y Ron consiguieron sujetarle, estaba fuera de sus casillas.
-¡Draco!, ¿qué pasa?
-¡¡¡Hermione!!!
-¡Tranquilo, la buscaremos y la encontraremos!
-¡¡¡Devolvédmela!!!
-¡Basta!
Draco cayó de rodillas sollozando. Harry y Ron se miraron alarmados. Draco les miró, entrando un poco en razón.
-Se la llevaron, no debí dejarla sola...esperaron a que no estuviese...es lista...Hermione...por favor que esté bien...
-Draco, cálmate, la encontraremos, somos aurores.-le intentó tranquilizar Harry.
-Si, te ayudaremos en todo.-aclaró Ron.
-Gracias chicos, mataré a quien quiera hacer daño a mi Hermione.
Se levantó y salió de la habitación.
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Prometidos
FanfictionHermione encuentra un álbum de fotos en las que sale de pequeña acompañada de un niño rubio que no conoce...y ocurrirán cosas que ni ellas misma se espera.