Capitulo 13

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Al salir del baño, se topó con que la sala había sido de repente decorada. Un menú magnifico estaba servido en la mesa, con mantel y velas. Las velas que había comprado ella y el incienso estaban por cualquier rincón de la habitación. Estaba muy hermoso todo. De pronto le vio, estaba allí en frente de ella plantado con un gran ramo de flores. Hermione no pudo evitar sonreír.
-¿Qué te parece?-dijo Draco seductoramente.
-Es precioso.
-Pues vamos, siéntate.
Ella se acercó y se sentaron. Draco la ayudó y después la sirvió algo de vino en una copa. El también se sirvió. Después hizo lo mismo con la comida. Hermione miró la copa de vino.
-Brindemos.-dijo Draco.-Por nosotros y esta noche tan perfecta.
Se la bebió y Hermione hizo lo mismo. Comenzaron a comer. El menú era langosta con una sencilla ensalada. Un pan caliente y el vino. Por ultimo un helado de vainilla con sirope de chocolate. Mientras cenaban, Draco no paraba de mirarla y de decirla que estaba preciosa. Cuando terminaron, ya habían bebido bastantes copas de vino, pero Draco sirvió la ultima, estaba muy rico.
-Draco, ¿por qué has hecho esto?
-Es San Valentín.
-Pero eso solo lo celebran las personas enamoradas.
-¿Tu no lo estas?- la besó suavemente.-Ven.
La llevó de la mano hasta el sofá. Se sentaron y Draco comenzó a besarla primero suavemente y después apasionadamente. Hermione se sentía mareada, debía ser por el vino que había tomado. Pero no la importaba, estaba con Draco y la hacía feliz.
-Te amo, Hermione.-la susurró al oído.-Por favor si ocurre algo, perdóname...
-Draco...yo también te amo...
A Hermione se le puso la piel de gallina. ¿Qué quería decir Draco? Podía hacer con ella lo que quisiese, parecía un maestro. Se le olvidó por completo todo. Notaba sus manos por todo su cuerpo. Al final, no opuso resistencia, y se dejó llevar junto a Draco por esa noche de pasión. Lo deseaba en lo más profundo de su corazón.
* * * * *
Cuando Hermione despertó al día siguiente, sentía que el día anterior había sido especial. No recordaba muy bien por que. Se levantó de la cama y se vio desnuda. Volvió a meterse corriendo y se ruborizó muchísimo mientras se tapaba con la sabana. Se acordó de que había perdido la virginidad con Draco y algo la subió por el estomago. ¿Eso significaba que le amaba de verdad? ¿Y el? Se levantó y fue a ducharse. Se acordaba de ayer y se ponía roja mientras sonreía tímidamente. Tendría que ir a contarle a Laura que todo había salido según sus planes.
Cuando salió de la habitación, no había nadie por el castillo. La parecía extraño. Fue a preguntárselo a Dumbledore. Le encontró muy pensativo y con cara de preocupación en su despacho.
-¿Qué ocurre señor?
-Hermione, es terrible. Mi nieta Laura ha caído gravemente enferma.
-Dios mío, eso significa que al unicornio al que esta ligada su vida le pasa algo.
-Exacto, no podemos encontrarlo.
-Debe estar en el Bosque Prohibido. ¿Quién sería capaz de hacer algo así?
-Grindelwald.
-Pero señor, usted lo derrotó en 1945. No puede ser.
-Así es, no es el, es su nieto. Quiere vengarse de mí haciendo daño a mi nieta. Sabe que es algo muy preciado para mí.
-No se preocupe, yo también ayudaré. Después de todo he salido victoriosa junto con Harry y Ron durante 6 años de muchos problemas y situaciones mortales.
-Gracias, yo no puedo ir porque tengo que cuidar de los demás alumnos. Los profesores fueron a buscar al unicornio.
-Les ayudaremos. En cuanto encuentre a Harry y Ron, aceptaran ayudarle.
-Eres una bruja excelente, ¿cómo podré agradecértelo?
-No es nada, señor. Es lo menos que podemos hacer por usted, después de lo bien que nos ha tratado en estos años.
Hermione salió del despacho presurosa. Encontró a Harry y a Ron jugando al ajedrez mágico en la sala común de Gryffindor. Les explicó y fueron a llevar a cabo el plan. Con la varita en la mano, entraron al Bosque Prohibido. Aunque era de día, allí dentro siempre era de noche. Un escalofrío recorrió la espalda de Hermione. Parecía que se acercaban a un ser maligno. 
Después de un largo rato de andar y de adentrarse más y más en el bosque, llegaron a un claro.
-¡Expeliarmus!-dijo una voz fría y dio de lleno a Harry.- ¡Expeliarmus!-dio a Ron.- ¡Petrificus totalus!-dio a Hermione.
Harry y Ron cayeron inconscientes a cada lado de Hermione, ella quedó petrificada de pie. Un mago joven pero muy marchito y de aspecto mal cuidado estaba enfrente apuntándolos con la varita. Se acercó a Hermione mientras hablaba con ella:
-Vaya, vaya. ¿Vosotros habéis venido a derrotarme? Pero si solo sois unos niños.-La puso la mano en la mejilla-Eres...hermosa.
-¡Déjame! No me toques.-dijo Hermione apretando los dientes de rabia.
-Tienes carácter y veo que eres muy inteligente.
-¿Cómo sabes eso?
-Me han hablado de ti...-curvó la boca en una sonrisa maliciosa.
Hermione miró detrás de el y vio el unicornio sangrando en el suelo, atado a un árbol. Grindelwald la cogió en brazos y la ató al árbol también.
-Muy bien, ¿crees que vendrá alguien más? No me importa matar con tal de conseguir lo que quiero.
Hermione pensó en Draco. Esperaba que no viniese, no quería que le matasen, pero en el fondo de su corazón deseaba que viniese a salvarla, porque eso significaba que le importaba.
-Asqueroso, suéltame. Deja a mis amigos, no les hagas daño o te arrepentirás.
-¿Me estas desafiando? Te recuerdo que estas atada y que eres nada más que una niña contra un poderoso hechicero tenebroso, como mi abuelo.
-Cállate, no eres más que un muchacho que quiere ser mejor que su abuelo.
- Que sabrás tu...Bueno, dulces sueño, preciosa. Tengo otros planes para ti y no quiero que lo pases mal viendo lo siguiente.
-¡No!
-Desmaius.
La cabeza de Hermione cayó hacía delante. Grindelwald reía sonoramente. Salió del claro con ella y el unicornio dejando allí a sus amigos inconscientes en el suelo. ¿Dónde la llevaría? Antes de desmayarse, pensó en Draco. Estaba en peligro, al igual que Laura. Tenía que hacer algo cuando despertase.

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