Capitulo 9

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Hermione al día siguiente recibió un paquete y una carta. Sabía que era de Narcisa. Abrió el paquete y se quedó asombrada. Dentro, muy bien doblado había un precioso vestido de color plata. El escote era de cuello barco y de manga larga. La falda también era larga. No podía creer que existiese un vestido tan bonito. Lo sacó de la caja para verlo y vio que debajo unos zapatos que iban con el vestido. Cogió la carta y la leyó:

Querida Hermione:

Este vestido quiero que te lo pongas en la cena. Estarás preciosa con el. Espero que todo os vaya bien. Cuida de mi hijo.

Narcisa Malfoy

La frase “cuida de mi hijo” la hacía eco en la cabeza. ¿Cómo lo haría? Esto era demasiado raro. Ya no sabía que hacer.

* * * * *

El día de la cena, hizo mucho frío. Hermione acababa de entrar en la sala de los prefectos anuales. Había estado paseando con la profesora Laura toda la tarde, mientras nevaba. Las mejillas las tenía rojas del frío. Había ido pronto, porque tenía que prepararse para la cena. Laura la había estado escuchando sus problemas. Se metió en la habitación a por su ropa y luego al baño. Necesitaba darse un baño caliente en esa bañera enorme. Eso la reconfortó. En ningún momento pensó en Draco. Cuando se miró en el gran espejo del baño contuvo la respiración. En verdad se veía hermosa. Con un movimiento de varita se trenzó el pelo. Miró fijamente el colgante con las iniciales de Draco. Lo había llevado todo este tiempo, pero debajo de el jersey del uniforme.

Salió del baño y se chocó con alguien. Era Draco que la miraba sorprendido. El estaba a medio arreglar, parecía que no podía colocarse la corbata. Al ver que Draco no reaccionaba y la miraba así de fijamente, Hermione rompió el silencio.

-¿Qué quieres?

-¿Eh?... ¿yo?...pues...

-Ven, te colocaré la corbata.

Estaban muy cerca. Hermione podía oler la colonia masculina de Draco. Y le estaba tocando el cuello, la temblaban las manos a pesar de haberse atrevido a decirle eso. Se la colocó y notó que el la seguía mirando y enrojeció.

-¿Qué?-preguntó.

-Nada, solo que ¿eso es el regalo de mi madre?

-Si, es precioso.

-Ya veo, te queda muy bien...-Draco se dio cuenta de sus palabras y cambió rápidamente de tema.-El traslador está preparado, nos esperan. ¿Estas lista?-Hermione asintió.-Bien, es este.

Draco la enseñó un libro viejo. Lo extendió y Hermione pudo ver el sello de oro que llevaba Draco en el dedo corazón de la mano derecha. Ella extendió su mano y sin querer la colocó algo encima de la de Draco, pero ya no pudo hacer nada. Como un gancho invisible les levantó del suelo y en un abrir y cerrar de ojos aparecieron en el salón de los Malfoy. Narcisa en cuanto les vio fue a abrazarles. Lucius sonreía. Hermione pensó que era extraño ese comportamiento. Siempre creyó que eran unas personas snob y muy malas. Se asombraba de que la estuviera abrazando tan feliz.

-Hermione, querida, estas hermosísima con ese traje. Ya sabía yo que te quedaría perfecto.-dijo Narcisa.-Bienvenidos, vamos a cenar dentro de muy poco.

Se fueron a sentar en la mesa donde Draco una vez más la ayudó con la silla. Se comportaba como un verdadero caballero, pero ¿lo sentiría? Narcisa y Lucius preguntaron a los dos que tal les iba todo. Así hasta que la cena se sirvió. Había mucha comida donde elegir: Mousse al Chipotle con Chicharrón de Perejil, Ensalada Elegante, Sopa de Hongos y Flor de Calabaza, Nieve de Sidra, Pavo con Peritas, Polenta y Chalotas Caramelizados, Mousse de Miel o Panque de Dátil. La cena fue muy relajada, a pesar de las indirectas de Narcisa en que si ya habían aceptado su amor.

-¡Madre!

-Draco, tú no te acuerdas, pero de pequeño dijiste que te casarías con Hermione. No la dejabas en paz. Ella también lo decía. Incluso una vez os casamos de mentira para que dejaseis de llorar.

Draco y Hermione se miraron y enseguida lo hicieron hacía otro lado muy rojos. Al acabar la cena, Draco estaba muy incomodo por la situación y se levantó diciendo que debían marcharse a estudiar algo antes de acostarse. Hermione le miró asombrada y se dio cuenta de que era una excusa, pero como ella tampoco quería quedarse mas, le siguió la corriente. Los dos juntos se estaban despidiendo cuando Narcisa se levantó dio una palmada y señaló algo encima de ellos. Los dos miraron y prefirieron no haberlo hecho. Una ramita de muerdago pendía del techo sobre ellos. Narcisa sonreía radiante de felicidad.

-¡Muerdago!, debéis daros un beso.

Hermione y Draco se miraron aterrados por aquella situación. Hubo un silencio incomodo. Al final Draco agachó la cabeza y Hermione puso la cara. Se habían besado en la mejilla, eso era ya increíble. Si hace años les contasen que harían esto, no se lo habrían creído. Draco notó los suaves labios de Hermione en su mejilla y se estremeció. Muy confusos los dos agarraron el libro y otra vez el gancho debajo del ombligo les hizo separar los pies del suelo. Al llegar, no coordinaron bien y ocurrió algo: Hermione había caído al suelo y Draco se tropezó con ella cayendo encima. Se quedaron mirando fijamente y el rubor les cubrió la cara por completo cuando se dieron cuenta de la situación tan embarazosa en la que se encontraban. Draco se levantó rápido y Hermione soltó un suspiro de alivio. La ayudó a levantarse, sin mirarse mucho a la cara. Después de eso, Draco se fue a su habitación. Hermione se quedó allí mirándole, magullada por la caída, y con algunos mechones pelos fuera de la trenza. ¿Por qué su corazón latía tan deprisa? Estaba muy nerviosa. Comenzó a pensar que sentía algo por Draco. ¡No!, el era su enemigo, pero...por mas que intentaba engañarse, no podía negarlo. Sin quererlo, había caído rendida a los pies de Draco Malfoy. Estaba segura, pero mas segura aún estaba en que el nunca se enteraría, ya que sería su fin. La tendría a su merced siempre. Se fue a su habitación también, donde dormiría mal.

Draco estaba tumbado en la cama boca arriba con las manos detrás de la cabeza, mirando fijamente el techo con el dejo fruncido. No podía ser verdad eso que sentía. No podía haberse enamorado de la persona que mas había odiado después de Harry Potter. ¿Por qué le ocurría eso a el? Le vino la escena de cuando se había caído al suelo y la expresión de la cara se le relajó hasta que afloró una semisonrisa de placer. Ya que el había caído en la tentación, ella también sucumbiría. Aunque no debía enterarse de que la comenzaba a amar, al final se enteraría, para no poder poner fin a esa relación. Conseguiría lo que quería. Siempre todo lo que había deseado había sido suyo, pero esta vez, sabía perfectamente que no se trataba de un capricho. La quería a ella, pero ¿cómo ganarla? El tampoco durmió bien esa noche, tenían los dos demasiado en que pensar y muchos problemas que resolver.

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