"EFECTO MARIPOSA"

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Miraba a todos lados, me sentía muerta, otra vez estoy en el bosque. Me levante lentamente y vi un gran espejo, estaba frente mío, me acerque, parecía el gran cristal como el de Blanca Nieves. Lo curioso es que no me veía, el espejo no me reconocía, era algo extraño, pero traté de ignorarlo.

— Espejito, espejito, espejito – escuche como el espejo hablaba desde una dimensión desconocida, la voz de este era distorsionada, sentía la presión subir por mis pies hasta llegar a mi cabeza. - ¿Quién es la mas bonita? – el espejo empezó a poner todas las imágenes de varias jóvenes que a poco a poco iba reconociendo, eran las chicas que estaban en el USB. Hasta que al final, pude ver mi reflejo en el espejo. No sabía si sentirme liberada o maldecirme. El reflejo se fue desvaneciendo hasta que solo se escuchaba silencio, un sudor frío recorrió por mi espalda, de pronto el la esquina del espejo se vio un pequeño punto negro, que cada vez se iba siendo mas grande hasta convertirse en un hoyo negro y poco a poco veía como miles de criaturas en forma humanoide se arrastraban hacia mí, sentía que no podía correr - ¡¿Por qué no me ayudaste Diana?! – gritaban una y otra vez la misma pregunta mientras rasgaban mis piernas con sus garras, comencé a gritar de dolor.

...

Hipócritas son todos. Criticaban a morir, odiaban hasta matar, juzgaban por pena de muerte a Zurisaddai, le decían diferentes apodos como "la gallina" por que se sentaba donde había huevos, o "3:55" ya que en cinco minutos ya estaba en cuatro. Claro, un hombre con muchas chicas es un dios místico, pero si lo hace una mujer es una prostituta, la doble moral hasta morir. Así es la vida. Compadezco de Zuri, en vida y en muerte, no pudo soltarse de las ataduras de la sociedad sexista, la amarraba, no sólo eso, si no también todos los insultos de su propia familia hacia ella.

Comía en el comedor del instituto, todos estaban vestidos de negro, había una mesa que tenían un altar con la foto de Zuri, la comida favorita de ella, sus cantantes favoritos y toda la cosa. Me dolía ver eso, a veces la veía comer allí, con una gran sonrisa, pero sé que esos momentos jamás volverán, tengo que aceptarlo.

— Hola – veía como mi maestro se sentaba con su bandeja de comida en la mesa donde estaba - ¿Cómo te sientes?

— ¿Le importa?

— ¡Que grosera! – bromeó – sé que quieres que me vaya, pero mi motivo no es social, así que no te preocupes.

— ¿Qué quiere?

— Dime todo lo que sabes acerca del "colgado del bosque" y de tu amiga.

— ¿Por qué quiere saber sobre esto? – sonrió juguetón – la curiosidad mató al gato.

— Lo sé – dijo – es meramente morbo. –Sacó su celular para enseñarme una foto en donde aparecía Abel y yo saliendo del instituto corriendo por romper el bombo. Me estaba amenazando. Di una pausa.

— Conocí a Rubén en la fiesta, hablamos, me llevo a su cabaña. Al día siguiente amaneció muerto, hay muchas inconsistencias en la mesa. Tenía una discapacidad en su pierna, no podía colgarse solo sin al menos intentarlo saltando, lo cual provocaría una caída y que no sucedió. Supe que alguien me había estado investigando, me dio una nota para que fuera al salón de música y escuche una conversación muy intima del vocalista con los demás integrantes, actuando nervioso por lo sucedido. Escuché que hablaron de él y este actuó muy sospechoso. Luego mi incidente con Zuri, terminó en el hospital, le cuento lo sucedido a Brown, el investiga y encuentra la posibilidad de que fue envenenado y mi amiga me cuenta todo. Luego antes de morir, me cuenta que la persona que la golpeó es de Los Lobos y además que le pagaron por información, también me dice unas pistas a duras penas que empieza con el bombo, lo rompí, encontré un USB.

— ¿Qué tenía el USB? – me interrumpió antes de terminar.

— Nada – mentí.

— Dime la verdad – me decía un poco más desesperado.

— Te estoy diciendo la verdad, no tenía nada, estaba vació.

— Bien – se levantó y se fue con su bandeja de comida, respiré hondo, miré hacia abajo, luego levantó la cabeza y a lo lejos veo a la chica que me dio el papel para ir al aula de música, me veía fijamente, estaba nerviosa, sus piernas temblaban, se cruzaba de brazos desesperada, me levanté, ella se puso en guardia. Debe saber algo. Caminé hacia ella, mientras tanto, corría hacia la salida, la seguí, salí.

El pasillo estaba vació, era fácil ver como corría por allí. Estaba decidida, tengo que averiguar lo que esta pasando, no me voy a cansar jamás, veo que se mete a un baño de chicas, hago lo mismo.

— Has oído hablar del efecto mariposa ¿no? – me quedé callada mientras ella se volteaba lentamente hacia mi, luego cambió de dirección hacia el espejo del baño y lo miró fijamente, sus manos posaron sobre el lavamanos. – Si una mariposa agita sus alas al ritmo justo en el lugar preciso... puede causar un huracán a miles de kilómetros. Es parte de la teoría del caos. Lo gracioso es que no habla simplemente del caos en sí. Sino en que cada pequeño cambio puede afectar otra cosa. Suena muy dramático, como una telenovela mexicana en donde todos gritan en vez de hablar, mejor dicho, aúllan por un estúpido hecho que a todos nos da risa, pero lo cierto es que no lo es. Pregúntale a un profesional o alguien que ha sobrevivido a un huracán sin pestañar... ¿alguna vez te has preguntado, que hubiera pasado si nunca hubieras conocido a Rubén? – mi corazón se frenó – ya sabes, sino hubiese ido a la fiesta y te quedaras en casa o si irías, pero no tendrías contacto alguno con él, que Rubén se haya ido con otra chica para que al final... creo que ya conoces el final. Siento que... el fue la mariposa que agitó sus alas a un ritmo como el de corazón, pequeños tambores, pequeños lugares, en el momento exacto. ¿Qué pasaría si eres ajena a lo que le paso a Rubén? ¿serías feliz? – no sabía que contestar o pensar – el sabía donde aletear, lo conocí. Tuve el privilegio, de saber quien era. Siempre fue muy inteligente donde le convenía, tal vez en la escuela no era un Tesla, pero fuera si lo era. Dentro de ella era un idiota total, apenas sabía sumar dos mas dos. El, era un pez en el mar al hablar con los demás, sabía que decir en el momento justo. Parecía el espejo de Blancanieves, ¿lo conoces? El que la bruja malvada dice quien es la mas bonita. Pues el era el maldito espejo, te torturaba con sus palabras de robot, parecía un psicópata, por eso te conquisto. Siempre supo que decir con cada persona, sería el político ideal para un país con sed de justicia.

— ¿Por qué me dices todo esto? -pregunté inocente.

— No lo sé, mis palabras no te servirán de nada, jamás lo fueron.

— Sé que me diste el papel aquel día, ¿Zuri te mando? – le pregunté.

— A mi no me gusta que me mande nadie, yo soy independiente a todos. Te lo mandé porque me gusta ver el efecto mariposa, gracioso ¿no? Un par de palabras causaron aun mas huracanes.

— No lo entiendo.

— No seré tu aliada, al menos que me diviertas. Me gusta ver el mundo arder, seré como tu comodín. – camino hacia la salida y se volteó hacia mi - ¿eres buena persona, Diana?

— Eso creo – poco a poco entendí su mensaje... las chicas del USB, otro motivo. 

RUBÉNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora