"YO MATÉ A RUBÉN"

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Mis manos se congelaron, mi corazón paró de una manera muy impactante, sentí mis manos sudar. Pensé muy claro lo que iba hacer, traté de armar las piezas de una manera adecuada para no salir lastimada. Ya habían despertado a la verdadera loba que en mi habitaba.

...

Caminé, mis piernas se volvían de mantequilla y parecía que el suelo me hacía caer una y otra vez. Sentía que iba a fallecer pero al mismo tiempo no lo hacía. Miré fijamente a la casa, parecía que era una broma pésima del destino tratando de burlarse de mi inocencia, me habían investigado con mucha cautela y con una sonrisa retorcida. Me sentía como Alicia en el país de las Maravillas, que tarde o temprano iba a aparecer el gato con una sonrisa a empezar a preguntarme cosas sin sentido.

Abrí la puerta, la cerré detrás de mí, los recuerdos se vuelven de cristal, todo se vuelve de blanco y negro, como una película vieja de los setenta, esas que inician con un conteo acompañado con un viejo sonidito. Caminé un poco más y la luz de la sala se prende, y lo veo. Ese hombre de la máscara.

— ¿Te has enfrentado a un cruel destino, verdad? – hizo la pregunta del año.

— A veces... fuiste muy inteligente al enviarme aquí, había pasado tantos años que se me había olvidado la casa donde yo vivía, parece que has trabajado demasiado... ¿tú que piensas? – tragué saliva. Esperé su respuesta. Pero está vez nada pasó.

— ¿Te has enfrentado a un cruel destino, verdad? – volvió hacer esa misma pregunta.

— ¿Qué quieres de mí? – pregunté. Levantó su mano izquierda y con sus dedos empezó a hacer una señal que significaba "corre", miré a mi derecha y comencé a subir las escaleras desesperada, fui hacia mi cuarto. Me encerré, sabía donde esconderme, entré al ropero que seguía allí a pesar de que ya había pasado algunos años desde la muerte de mi madre, para mi sorpresa, aún seguía el hoyo que hice con una pequeña palita de acero, entré, y también podía caber perfectamente. En eso, escucho sus pasos. Lastimosamente, el ya había inspeccionado la casa con anterioridad. Abre el ropero y me saca agarrándome fuertemente del cabello, me arrastra por el piso, en eso, la habitación es iluminada de colores azul y rojo. Al parecer se impresiona con esto. - ¿Te has enfrentado a un cruel destino, verdad? – la puerta se abre y entra Brown.

...

Toco la puerta de aquella vieja casa, y salé con una sonrisa aquel anciano.

— Diana. – Se acerca y me abraza. – Pasa, Leo te ha estado esperando.

— Por supuesto. – Entré y vi por dentro, la decoración era muy bonita, estilo clásico con colores cafés y rojos. – Le trague esto. – Le enseño el libro de "La noche".

— ¿Mi libro? – preguntó dudoso. Al abrir la primera página. Se quedó impactado. - ¿Dónde está?

— Tiene un departamento pero la verdad es que... vaya...

— Diana. – Volteo. – Ven por favor. – Me toma del brazo y me lleva al patio, el jardín era hermoso, con diversas flores y un hermoso árbol en la esquina, y era demasiado alto. - ¿Qué te pasa?

— Tu padre debe saber de Declan.

— Declan debe buscar a mi padre.

— ¿Quién se equivocó? Declan por querer ser valorado o tu padre por preferir a Rubén.

— Ignora eso. Mejor dime que pasó ayer. – Respiré hondo.

— Había un hombre de la máscara que asesino a Zuri, una amiga mía, y quiso hacer lo mismo conmigo... Era mi profesor, quería que me olvidase de una vez por todas a de Rubén, que ya olvidase lo que pasó y... no lo entiendo.

RUBÉNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora