When our journey begins (cuando comienza nuestro viaje)

Enmascarado

¡ONI CHAN!- tan pronto como paso aquella luz la inmensa estructura comenzó a dividirse, algunos cables se tensaban pero no eran los suficientes para aguantar el peso de toneladas de metal, gon, akai y killua estaban del otro lado tratando de mantenerse de pie. Los gritos de las personas, explosiones a causa de tuberías de gas y el agua salían por varios lados, el chispeo de cables eléctricos y los automóviles se alejaban lo más pronto para que no fueran aplastados por las partes del edifico que comenzaban a descender sin aviso alguno. El pánico ya formaba parte del aire, la confusión era algo que invadía todas las mentes e incluso del grupo que se encontraban en la parte superior.

¡Alluka no te acerques más! - leorio tomo su mano apenas cuando una parte del suelo se cuarteo tan pronto dejándose caer al vacío.

Rápido pasen por aquí.- Aoi aprovecho las fugas de las tuberías hidráulicas y tomo el agua para acumularla en un punto formando un puente que solidifico en hielo.

Con pasos tambaleantes y precavidos se dirijan a la conexión del otro lado del edificio, la gigantesca estructura aún se mantenía pero los daños eran graves y no aguantaría mucho tiempo. Unas hebras de hilo se hicieron presentes en especial alrededor de la peli azul, de un tirón todos los hilos se ajustaron en todo el cuerpo de la chica que enseguida fue golpeada con la pared y elevada por los cielos, por una fuerza misteriosa.

¡Aoi!- la pelirroja dio un salto para así transformarse en un fénix e ir a la ayuda de su hermana, aleteo y aleteo sin impórtale que su magia no era suficiente no permitiría que las separaran de nuevo.

¡Akai aléjate!- la advertencia fue demasiado tarde cuando otros hilos capturaron al ave, gracias a la oscuridad de la noche eran casi imposible percibirlos.

¡AKAI!- en eso el edificio donde se encontraba con el albino comenzó a temblar al igual que su mitad, ya era hora de que se desplomara por completo en el suelo. Las columnas se doblegaron permitiendo el descanso eterno del rascacielos que sin demorarse comenzó su descenso llevándose consigo todo lo que se hallara en su interior.

¡AAAH!- los gritos se mezclaron con el ruido de los metales y escombros que se golpean unos a otros en la trayectoria de su caída, kurapika fue el primero en caer cuando el suelo donde se encontraba parado se rompió al toparse con una columna de metal. Todo paso tan rápido que el doctor no logro alcanzarlo.

¡Kurapika! - una enorme vestía alada resurgió entre los escombros, se elevó hasta llegar donde gon y killua se encontraba indicándoles que se treparan a su lomo antes de que el suelo se hundiera junto con ellos, con una de sus garras tomo a la morenita seguido de pairo con apenas empezaron a caer por los aires, leorio y hisoka aterrizaron donde ambos chicos se resguardaban.

¡Sujétense! - el dragón esquivo todos los proyectiles de metal, los cables aun electrificados, las camas, objetos domésticos hasta salir de la inmensa nube, los jóvenes pudieron respiran aire puro para tranquilizar sus corazones agitados.- los llevare hacia esa azotea.

El otro edificio no estaba lejos, eran más pequeño pero era seguro a comparación del otro que alguna vez se encontraba imponente hacia los demás, primero dejo al castaño junto a la morenita, bajo su lomo a la altura del techo permitiéndole al resto hacer lo mismo que los otros dos, se elevó un poco más alto para que sus patas y colas no golpearan el lugar.

Aun debemos encontrar a akai y Aoi.- el moreno no se había olvidado de ambas chicas y era bastante obvio que no era el único, todos e incluso hisoka se encontraban preocupados por lo ocurrido. Una cortina de humo se hizo presente alrededor del dragón para mostrar un águila no muy grande que se mantenían aun el cielo nocturno.

Me elevare un poco para así poder localizar a aka... ¡aaah!- cuatro flechas atravesaron las alas del águila, su cuerpo regreso a su forma original abandonando las alturas hasta caer el frio cemento provocando un ruido seco al hacer contacto con este. La sangre broto por las heridas de sus brazos manchando su ropa e incluso el suelo.