Capítulo 40.2 - Unarmed

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Narra Laura

Volví al asiento de copiloto y tomé el sobre entre mis manos, mi pulso se aceleraba al observar mi nombre escrito en aquella familiar caligrafía. Me mordí los labios tratando de contener un par de sollozos mientras mi pecho subía y bajaba vertiginoso. Apoyé la cabeza en el respaldo y cerré los ojos con fuerza en tanto mis mejillas se inundaban.

-"¿Y si es algo malo?"- Con delicadeza, Abigail tomó mi rostro entre sus manos y gentilmente limpió mis lágrimas.

+"Sólo hay una forma de saber."- Su voz era cálida y pausada.

-"¿Podrías hacerlo?"- Le ofrecí la postal y la tomó un tanto insegura. El único sonido perceptible por unos instantes fue ese papel siendo desenvuelto. Respiró profundo y entrelazó nuestras manos antes de que comenzara a leer.

+" Desearía decirte tantas cosas a la cara, pero no se me permite ni mirarte, mamá se ha vuelto loca y somos parte de su enfermizo plan. Está usando todo lo que está a su alcance para controlarnos, como ya te habrás dado cuenta. No nos permitirá 'acercarnos' a menos que sigas sus estándares y dejes de ser tú. No te atrevas a hacerlo, tu pérdida sería mil veces mayor que la ganancia."- Se detuvo un momento en tanto aquellas gotas emanaron de sus ojos, tomó aire y continuó.

+"Desde que tengo memoria, has intercedido por mí. Solías adjudicarte mis errores, sólo para que nuestros padres no me lastimen. Nunca te importó recibir sus humillaciones y golpes mientras pudieras dibujar una sonrisa en mi rostro. Es por eso que hoy, quiero devolverte el favor."- Abigail guardó silencio al notar que comenzaba a llorar con más fuerza, le miré y asentí para que prosiga.

+" Mi manera de protegerte es impidiendo sacrifiques tu felicidad, piensa en ti y también en ella. Su amor es sincero y profundo, créeme, vale la pena mantenerla en tu vida."- Se le rompió la voz, alzó la cabeza y me permitió apreciar aquellos ojos marrones cristalizados. Tomó un momento y continuó.

+" Debes pretender que no existo, sin importar cuánto duela. Te ama, Lucía."- Pasé una mano por la frente y me hundí en el asiento, tratando de procesar sus palabras. Dejé que los pensamientos me absorbieran hasta percatarme de su angustia.

-"¿ Me das un abrazo? "- Mi voz le trajo de vuelta, Abigail inmediatamente me envolvió en sus brazos en tanto mis lágrimas mojaron su ropa. Me aferré a ella con fuerza, una de sus manos masajeaba mi espalda tratando de consolarme. Nos mantuvimos así unos minutos hasta que el sonido del móvil llamó mi atención.

*Llamada entrante de mamá* Respiré hondo y descolgué.

M: "¿Se puede saber dónde estás?"- Dejó salir con un claro enfado en la voz desde el otro lado de la línea.

L: " Tenía pendientes en la universidad."- Traté de sonar lo más seria posible, se aclaró la garganta antes de su siguiente intervención.

M: "Tienes 15 minutos para llegar."- Cortó la llamada antes de que pudiera responder.

Me removí incómoda en el asiento, ahora comprendía por qué mi padre quería el premio aquella tarde. Fruncí el ceño al pensar en la incómoda noche que me esperaba, la voz de Abigail llamó mi atención.

+" Déjame llevarte."- Asentí y le dí indicaciones de cómo llegar al restaurante en el que mis padres y los señores León aguardaban. Aparcó una calle atrás y antes de bajar, me despidió con un tierno beso y un reconfortante abrazo, sé que haber leído la carta le ha sentado tan mal como a mí. No necesita hablar, sus ojos lo dicen todo.

Comencé a caminar en tanto observaba la noche, la brisa fría soplaba y unas cuantas estrellas adornaban el paisaje. Me detuve para admirar el firmamento, en espacios abiertos su extensión era mucho mayor que en las grandes ciudades, permitiéndonos apreciar la bóveda celeste alzándose sobre nuestras cabezas. El sonido del móvil me sacó de aquella tarea, distinguí el nombre de mi madre en la pantalla y corté.

Prohibido (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora