Capítulo 51.- Desiderata

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Narra Abigail

El rostro de Victoria se tensó instantáneamente, estaba habituada a aquella mirada de repulsión que ahora mismo nos dedicaba. Sinceramente no sé cuántas veces alguien me ha visto de esa forma, pero ya no me asustaba. Estaba cansada de cada uno de los convencionalismos y tabúes que sitúa la sociedad en torno a la homosexualidad. ¿Por qué hay un clóset? ¿Quien nos puso ahí? Y de la misma manera ... ¿Por qué es necesario anunciar nuestra sexualidad a los demás? Como si de un evento extraordinario se tratase o yo que sé. Las personas no traen etiquetas ni mucho menos pueden elegir de quien enamorarse. ¿Cuál es el escándalo? ¿Por qué la prohibición? Si amo a una mujer, o a un hombre... ¡Qué más da!

Laura entrelazó con más fuerza nuestras manos y asintió con la cabeza, posteriormente dirigió su atención hacia su hermana y le pidió amablemente que nos dejara a solas. Lucía, dubitativa salió de la habitación. Volví mis ojos hacia aquel rostro deformado, respiraba agitada y con su mano libre, halaba de su ropa hospitalaria luchando por contenerse así misma.

-"¿Qué fue lo que esa mujer te hizo?"- Cuestionó exasperada Victoria mientras me apuntó.

-" Abigail no me hizo nada, esto es de las dos."- Respondió en tanto bajó la mano de su madre con brusquedad.

-"Laura, no estoy para juegos."- Soltó con ímpetu cual energúmeno.

-" ¿Y quién dijo que lo es?"- De nuevo sujetó mi mano con fuerza, llenándose de valor para enfrentar a su madre.

-" ¡Basta! , no puedes caer tan bajo. - Enfatizó, alzando un poco más la voz.

-" Esto no es nada malo."- Se detuvo un momento y continuó. -" Yo estoy enamorada de Abigail."- Al instante, Victoria volteó hacia mi. No le bastó incriminarme la primera vez.

-" Laura, ¡esta mujer se aprovechó de ti! - Insistió irritada. Respiré hondo, tratando de dominar aquellos impulsos que suplicaban por gritarle todo lo que pensaba. No podía perder el control en un momento tan importante para Laura.

-" Esta mujer..."- Alzó la cabeza, permitiéndome apreciar unas cuántas gotas rodear sus mejillas. Tomó aire y miró a su madre. -" Es quien me ha enseñado cómo se siente ser amada."- Concluyó con un hilo de voz y se abrazó a mi, en tanto su madre rió sarcástica.

-"¿Feliz? , ya tienes lo que querías."- Me observó desafiante, ignorando el llanto de su hija intensificarse en mis brazos.

-" Ella es lo más importante en mi vida. Si estoy aquí, es para protegerla de gente como tú."- Mi voz sonó más serena de lo que realmente estaba. Sentía la rabia correr por mis venas; si Laura no estuviera, no sé si habría podido manejarlo.

-"No intentes algo de lo que puedas arrepentirte."- Amenazó con una ligera sonrisa, la cual le devolví.

-" Deberías seguir tu propio consejo."- Un gesto de incredulidad vino a su rostro para posteriormente exigir que desapareciéramos de su vista.

Y así lo hicimos, al salir de su habitación Lucía nos siguió angustiada. No era para menos, su hermana estaba destruida y yo no quería prolongar su estadía en ese sitio. Sin romper nuestro abrazo, me permití detenernos cuando llegamos a un pasillo casi vacío. La joven me miraba en busca de explicaciones y sinceramente, no sabía si era el mejor momento para darlas.

-" Se necesita mucho valor para hacer lo que hiciste."- Lucía tomó del hombro a Laura, tratando de llamar su atención. Sutilmente rompió nuestro contacto en tanto miró a su hermana menor, retiró un poco de cabello y besó la frente de la joven.

-" Estoy orgullosa."- Susurró Lucía en tanto Laura la envolvió entre sus brazos. Me sentí agradecida de que contara con el apoyo de su hermana en un momento así. Tal vez no lo parecía, pero este día ya era memorable. Defendió nuestro amor en frente de su madre y en verdad, no necesitaba más para saber lo mucho que me amaba.

Prohibido (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora