Dylan Stewart, un joven de 15 años, se enfrenta a su primer año en un instituto nuevo. Acostumbrado a una vida controlada y estable, su mundo cambia cuando conoce a Luke Flynn, el otro chico nuevo del instituto, con una cara bonita y una personalida...
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Un nuevo día había comenzado, y como cualquier otro me levanté con Matt a desayunar.
Aquella mañana, no podía pensar claramente en lo que hacía, Matt me miraba extraño y confundido al verme tan despistado.
—Dylan ¿Estás bien?— preguntó tocando mi hombro, mientras su rostro mostraba su preocupación.
—Sí sí, estoy bien— dije sonrojado por la vergüenza de aquel momento.
Le comenté a Matt que no me sucedía nada, pero si que me pasaba algo, solo que no quería que se enterara, porque si no se empezaría a preocupar por mí.
En cuanto al motivo de mi despiste, se trataba de Luke. No sabía que tenía que hacer con él... si perdonarle o simplemente ignorarlo. Matt podría tener razón, a pesar de que observé lo triste que se encontraba.
Cuando subí a mi habitación, mientras Matt estaba en el salón viendo la televisión, vi el papel que nos dio Percy el día anterior, con el nuevo número de teléfono de Luke.
Estuve unos 15 minutos intentando decidir que haría, hasta que finalmente decidí hablar con él, y que él mismo me contara el motivo por el cual, decidió pedir perdón.
Cogí el número de teléfono de Luke, lo apunté en mis contactos, y le envié un mensaje de texto.
—Hola Luke... soy Dylan— escribí en el teclado.
Instantáneamente a mi envío del mensaje, Luke estaba en línea esperando para contestar.
—Hola Dylan— envío un primer mensaje— gracias por querer hablar conmigo— contestó en su segundo mensaje.
—Me gustaría hablar contigo por lo que pasó ayer— dije en un primer mensaje— ¿Porque ayer? ¿Porque no antes?— pregunté en un segundo mensaje.
—Porque... —envío Luke el mensaje dejándome con intriga por su respuesta.
Tardaba bastante en contestar, es como si sintiera vergüenza por decírmelo. Así que, intentando meterle presión aparenté querer irme.
—Si no me vas a contestar, me voy— dije con intención de que contestase.
Hasta que finalmente, tras unos segundos después de mi mensaje, contestó.
—Porque yo también soy gay... Y se burlaron de mí por serlo, por eso entendí como te sentiste, y también recordé todo lo que habíamos vivido juntos, y nunca me perdonaré lo que te hice, eras mi mejor amigo... Y te desprecié como si no fueras nadie... — interrumpió triste la conversación— lo siento— contestó seguidamente en otro mensaje.
—Luke ¿Qué te pasó? Dímelo, por favor— le pedí en un primer mensaje.
—Pues...— envío aquel mensaje, y detuvo la conversación.
