Dylan Stewart, un joven de 15 años, se enfrenta a su primer año en un instituto nuevo. Acostumbrado a una vida controlada y estable, su mundo cambia cuando conoce a Luke Flynn, el otro chico nuevo del instituto, con una cara bonita y una personalida...
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El doctor le mostró la hoja en la cuál salía el permiso de operación para poder salvar a Dylan, mientras la explicaba la gravedad de la operación y todos los métodos que iban a realizarle. Evidentemente, su madre no lo pensó ni un solo segundo, cogió un bolígrafo de marca B.I.C que le ofreció el doctor, retiró la tapa del mismo, y firmó en el documento.
—No perdamos el tiempo entonces— dijo dirigiéndose al doctor.
—Ahora, lo único que podemos hacer tras la operación... Es esperar — dijo el doctor mientras se alejaba lentamente hacia la puerta.
—Entendido... Muchas gracias doctor— expresó mientras le estrechaba la mano.
—De nada, y si necesitan algo avísenme— contestó mientras soltaba la mano de la señora Stewart.
El doctor recogió sus cosas, comenzó a salir por la puerta, y justo antes de cerrar completamente la puerta, dejó de cerrar ya que le llamé.
—¡Doctor!— exclamé con intención de llamar su atención.
—Sí Matt— dijo el doctor mientras asomaba la cabeza por el hueco de la puerta entreabierta.
—¿Cuánto durará el coma en caso de que la operación saliera mal?— pregunté sin conocimiento alguno del tema.
—Normalmente, los comas de este tipo, es decir, del caso de traumatismo como el de Dylan, rara vez suele durar más de varias semanas— explicó el doctor.
—¿Pero que pasaría si durase más de varias semanas?— pregunté en un hipotético caso de que Dylan no despertase en seguida y en ese caso, a que nos enfrentaríamos.
—Es muy raro que dure más, pero seguiría habiendo posibilidad de que se despierte. Sin embargo... A partir de un año... Comenzarían a disminuir poco a poco las posibilidades de que sobreviva, pero aun así seguiría siendo posible que despertará pasado un año de — dijo el doctor— pero... —interrumpió el doctor durante unos segundos la frase, se acercó a mí, y me cogió del hombro con sus guantes— no pierdas la esperanza Matt— dijo antes de irse.
—Entiendo, gracias doctor— sonreí agradeciéndole al doctor que fuera tan comprensivo y delicado.
—No hay de que Matt, adiós —dijo el doctor mientras se marchaba.
Y así se marchó el doctor, era nuestra única opción de saber como iba avanzando Dylan, pero sin él, carecíamos de conocimiento sobre como iría mejorando o no Dylan.
Dos días más tarde, prepararon todo para que Dylan fuera operado. Antes de que lo llevarán a operar, agarré su mano, esta estaba cálida, la levanté hasta llegar a mi altura y la bese. Volví a colocar delicadamente la mano en la cama y le susurre al oído.
—Dylan, te quiero, no lo olvides... Estoy contigo... Y siempre lo estaré— dije mientras una lágrima de amor y tristeza recorría mi rostro. Le besé en la mejilla y me alejé de él, su madre le besó y lo abrazó, y entre lágrimas, se acercó a él.
—Cariño, necesito que despiertes después de la operación ¿vale?, quiero que vuelvas conmigo, no quiero dejar de ser mamá, despierta por favor— dijo entristecida mientras se alejaba lentamente y nos abrazábamos llorando. Tras expresar nuestro amor hacia él deseando que despertase, solo nos faltaba esperar.
Fueron aproximadamente unas seis costosas y largas horas de operación, acabaron la operación finalmente, eran las tres de la madrugada en el momento en el que los doctores trajeron a Dylan a la habitación.
Yo estaba dormido y su madre igual. El ruido de las chirriantes ruedas de aquella camilla nos despertaron, cuando alcé la mirada, y me encontré a Dylan en frente, los doctores se sorprendieron.
—Ups, os hemos despertado, lo sentimos— dijo una de las doctoras mientras agachaba la cabeza en muestra de perdón.
—No os preocupéis ¿Qué tal está?— preguntó su madre mientras de nuevo, como muchas veces, cogía mi mano para esperar los resultados.
—Está bien— contestó el mismo doctor que nos atendió el otro día— La operación ha salido bien, ahora solo nos queda esperar a que se despierte— dijo mientras mostraba una leve sonrisa mostrando empatía y que él también estaba aliviado.
Y esas fueron las últimas palabras que nos dijo el doctor, lo único que quedaba por hacer como dijo el doctor... Era esperar a que despertase.
Yo tenía el propósito de quedarme a dormir con él hasta que despertase, pero el problema era que no sabíamos cuando despertaría, por lo que no lo hice a pesar de que lo desease. Su madre y yo no nos quedamos con él todo lo que pudimos, pero no duramos mucho, aun así iríamos a visitarle siempre que pudiésemos.
*FIN DEL CAPÍTULO*
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Hasta aquí el capítulo de hoy ¿Qué pasará a continuación? Lo averiguaremos en el siguiente capítulo. Espero que os este gustando la historia. Si te gusta o no este capitulo o la historia por favor vota o comentarlo, esos mensajes me sirven para saber en que mejorar o no. Hasta la próxima lectores, gracias por apoyar y hacer la historia posible y gracias por seguirme y darme una oportunidad, un saludo.
