Al envolverme entre las sábanas, me ladeé hacia la izquierda mirando hacia la puerta y viendo como Luke cerraba la puerta.
—Luke espera— le interrumpí antes de que pudiera abandonar mi habitación. En ese instante la puerta se detuvo en un movimiento rápido y volvió a abrirla.
—Dime Matt— respondió mientras se limpiaba las lágrimas restantes de su cara.
—Gracias— contesté sonriendo feliz a pesar del dolor y el vacío que sentía por dentro. Segundos después de contestarle, Luke abrió totalmente la puerta de nuevo y se acercó al borde de mi cama, donde me dio beso en la frente.
—Buenas noches hermanito— dijo Luke con una lágrima de tristeza por mí y por Dylan.
—Buenas noches— respondí mientras me cubría con las sábanas.
Finalmente cerró la puerta y me dormí. Y así fue como cada día conseguía aguantarme mis ganas de morirme que poco a poco me consumían. Después de cuatro meses, uno no se esperaba lo mejor, e iba perdiendo la fe poco a poco de que Dylan despertase, pero por suerte mis amigos, familia y demás me ayudaban a recuperarla.
Acabado el día, viernes por la tarde, terminé las clases, y estaba muy cansado por tanto estrés, y por todo en general. Mientras salía del instituto, cogí mi mochila, abrí el bolsillo delantero de esta y recogí el carnet del autobús para realizar uno de mis rutinarios viajes de vuelta a casa en autobús.
Me senté en la primera fila del autobús y realizamos cerca de doce minutos de viaje, menos de lo normal, por lo que, por suerte para mí, llegué antes a casa. Comí en cosa de cinco minutos y me recosté en el sofá de mi casa, y decidí tumbarme un rato a echar una cabezada.
Después de que tomase una reconfortante siesta, me desperté con más fuerzas y decidí dirigirme al hospital a ver a Dylan como siempre. Veinticinco minutos de viaje después, llegué al hospital al fin, y como siempre me sentaba en el sillón que había al lado de la camilla de Dylan, y le contaba como había ido mi día pensando que podría escucharme y que podría darle fuerzas para despertar. Aquel fatídico día no debería haber sido distinta a las demás veces, pero lo fue.
Cuando le toqué, le noté caliente y tenía en el hombro aquella mancha extraña del brazo que se extendía poco a poco y cambiaba ligeramente el tono de la piel de su brazo a un color verdoso - marrón. Noté algo raro en él, y decidí llamar al enfermero más cercano que encontré. Terminé encontrando a una enfermera disponible, le conté lo que había sucedido y lo que había visto.
Y la enfermera sorprendida llamó corriendo a varios doctores, y en cosa de doce segundos la sala se llenó de médicos y enfermeras. Cuando quise ver que le sucedía y que le estaban haciendo a Dylan, era tarde, y me terminaron sacando inconscientemente de la sala a codazos. Una enfermera salió y me dijo que iban a hacerle una prueba y que tenía nada de que preocuparme, que todo iba a salir bien.
Aquella noche acabé con una extraña sensación y cuando estaba en la cama le supliqué al universo que me devolviera a Dylan, que no le dejará ir, que esta era la oportunidad. Me terminé volviendo a casa a esperar al día siguiente, me acosté en mi cama, comencé a pensar en Dylan, y acabé durmiéndome, ya que estaba agotado y había sido un día largo.
A la mañana siguiente me desperté con un poco de dolor de cabeza así que me tomé una pastilla, como casi todos los días, empezaba a pensar que tenía que ver a un médico.
Desayuné, me aseé, hice mi cama, y seguí mi día a día, al fin y al cabo, esos dolores mañaneros eran muy comunes en mí. Llegué a la cocina donde sorprendentemente no había nadie, solo Luke. Me cogió del hombro y se sorprendió.
—Oh... Ya estas despierto... Creo que deberías ir al hospital— dijo mostrando una sonrisa.
—¿Qué?— pregunté debido a que no le había oído bien la primera vez.
—Ve al hospital anda— dijo sonriendo más que antes.
Aquella respuesta me dio un buen presentimiento y salí corriendo hacia el hospital.
Cogí la línea de bus más rápida al hospital y desesperado llegué al hospital. Nada más llegar, corrí subiendo las escaleras y llegué a la 5° planta en la cual se encontraba la habitación de Dylan, llegué a su cuarto y giré el pomo, y abrí la puerta de la habitación de Dylan...
*FIN DEL CAPÍTULO*
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Hasta aquí el capítulo de hoy ¿Qué pasará a continuación? Lo averiguaremos en el siguiente capítulo. Espero que os este gustando la historia. Si te gusta o no este capitulo o la historia por favor vota o comentarlo, esos mensajes me sirven para saber en que mejorar o no. Hasta la próxima lectores, gracias por apoyar y hacer la historia posible y gracias por seguirme y darme una oportunidad, un saludo.
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Every Night ✔ (#novela juvenil)
Teen FictionDylan Stewart, un joven de 15 años, se enfrenta a su primer año en un instituto nuevo. Acostumbrado a una vida controlada y estable, su mundo cambia cuando conoce a Luke Flynn, el otro chico nuevo del instituto, con una cara bonita y una personalida...