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Amantes del Dramione, llegó su turno de disfrutar ;).

Capítulo 38: "La competencia del mejor estofado"

—¿Seguro que es comestible?— preguntó Ron cuando Draco dejó ver su bella creación; el apetito de todos cayó en picada.

—Trágatelo, Weasley.— chistó. Llevó el bocado a su boca, y en una esquina de la mesa, Molly y Arthur Weasley rezaban por la salud de su hijo, y preparaban la camilla con Madame Pomfrey por si las cosas se dificultaban.

—¿Está crudo?— preguntó el pelirrojo cuando tragó. Draco palideció.

—Está parte está calcinada— dijo George después.

—Mi tenedor se derritió— miraba Harry con asombro a su tenedor de plata, que ahora se encontraba derretido. Lucius miró con desaprobación.

—Creí que eras un Malfoy, Draco.

—¡Lo soy!

—Pues no parece. Comida mediocre, cero apetitosa, ¿así planeas mantener con vida a tu familia en el futuro?— Draco miraba con asombro a su padre. ¿Y el hombre risueño que escapaba con él de las bromas y regaños de su madre? ¿Dónde estaba aquel sujeto que lloró cuando se enteró que tendría una nieta? ¿Y él que gritó cuando se enteró de su sobrina?

—Draco, aquí está tu platillo.— todos miraron con asombro a Hermione, que iba entrando con una bandeja de plata—. Creo que tomaste el mío por accidente.

—¿Herms?— Harry y Ron la miraron.

—Aquí está, un platillo a lo Malfoy— y lo miró. Él hambre rugió con fiereza, en busca de comida. Todos miraron con deseo al platillo: un pavo cocinado, de un café apetitoso y delicioso. Algunas verduras se encontraban en el platillo, que lo adornaban ligeramente pero le daban el toque surreal. El gravy goteaba ligeramente por el rededor, lo cuál hacía que se mirara exquisito.

—Yo sí quiero probar eso— Hermione hizo desaparecer el primer plato, y colocó con cuidado el segundo; cortó una pequeña rebanada, tomó unas cuantas verduras y vertió el jugo en ellas. Ron la miró.

—Provecho— sonrió Hermione. Ron cortó un pedazo, y lo miró: aún tenía miedo por el primer pedazo tan asqueroso que había comido antes, pero ese se veía delicioso. Comió. Todos lo miraban expectantes.

—¿Qué tal?— preguntó Hermione. Ron miró asombrado a Draco.

—¡Es delicioso! ¡Los sabores son tan... la carne es tan...! ¡Riquísimo, es mi platillo favorito!— y entonces todos se abalanzaron a él. Como último detalle, aparecieron en la mesa algunas cosas extras: puré de papa, guisantes, más verduras, gravy y spaghetti.

—¡Oh, Draco! —se levantó Molly ante un anonadado Lucius—. Draco, el platillo es delicioso... Muchas gracias por...

—Siento interrumpirla, señora Weasley. Tengo que hacer algo— quitó cuidadosamente la mano de la Señora Weasley de su mejilla, y se retiró rápidamente.

Mientras caminaba, mil preguntas rondaban por su mente: ¿por qué lo había hecho? ¿Por qué se había dejado pisotear así? ¿Qué fue lo que la llevó a tomar esa decisión? Sus pasos resonaban por los pasillos desérticos del castillo, y su mente trataba de trabajar a toda velocidad; sentía que palpitaba, tratando de pensar y además, de pensar en donde se había metido la chica del cabello rizado.

Entró a la Sala Común de Gryffindor, pero no estaba ahí. Revisó La Sala de Menesteres, El Baño de Prefectos, La Biblioteca, y asomó su nariz por entre los ventanales para verificar que no estuviera fuera. Se cansó de pensar. Se recargó en la baranda de la escalera mientras sentía cómo se movía, y el sueño que había tenido la noche anterior llegó de pronto:

Dear Time-Turner || Harry Potter || » terminada « Donde viven las historias. Descúbrelo ahora