CAPITULO 3

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Clave mi mirada en el lejano techo de la habitación en la que me solían confinar cuando no me encontraba con Alec, cualquiera con un mínimo instinto de supervivencia consideraría amarrar las sabanas blancas sobre las que me encontraba e intentar escapar por el pequeño espacio de la ventana que servía como tragaluz, pero esta era tan pequeña que era posible que mi cuerpo no pasara por allí, además seria en vano, ahora sabia que cada uno de los seres con aspecto humano que habitaban este lugar eran capaces de escuchar hasta el bombear de la sangre en mi corazón.

El sonido de la puerta siendo destrancada me obligo a sentarme de un salto sobre la cama, era consciente de que mi comportamiento había evidenciado que rechazaba seguir el plan de Aro, me había hecho a la idea de esperar mi muerte en aquella fría habitación, no quería parecer intranquila pero lo cierto era que el pánico se alojaba en mi y yo solo esperaba que mi muerte no fuera dolorosa, puse la mano sobre mi corazón pues este se había acelerado en el momento que escuche la puerta, tome una bocanada de aire al ver que era mi madre la que entraba en el lugar, ella camino suavemente hasta el borde de la cama, imitando los movimiento de los que ahora eran su familia, sus ojos de un tono rojo me miraron sin expresión alguna, mi boca se seco al pensar que ella podría ser la enviada a terminar con mi vida.

-los lideres están dispuestos a darte otra oportunidad. – dijo al final con una excesiva neutralidad, yo fruncí el ceño.

-¿tienes idea de lo que trata su plan? – le dije con un tono de pánico. – eso es asesinato.

-¿no puedes dejar de avergonzarme? – pregunto entre dientes, la expresión de mi madre me dio a entender que ella esperaba que mis palabras no fueran escuchadas por los demás habitantes de castillo, yo abri mis ojos con sorpresa ante su comportamiento. – estas siendo egoísta, Nicollette. – comento, sus ojos rojo escarlata no habían parpadeado ni una vez desde su llegada, aquello era escalofriante. - ¿tienes idea de lo difícil que fue para mi ganarme un puesto en la guardia? No debiste venir, tu...

-mi padre dedico los últimos años de su vida a buscarte, yo solo...

-lo sé, ¿crees que no lo vi? ¿crees que no me di cuenta de que estuvo dando vueltas por Volterra tratando de hallarme? – cuestiono y yo fruncí el ceño con confusión.

-pero el dijo que no te había encontrado.

-es porque no lo hizo, no le permití verme. – confeso. – mi error fue haberme acercado a ti, no debí haber entrado en tu habitación esa noche, yo solo quería decirte que dejaras de buscarme. – comento aquella ultima frase con desprecio y mi corazón dolió ¿Por qué parecía no estar conmovida con el hecho de que mi padre, el supuesto amor de su vida, hubiera dedicado el resto de su vida a buscarla?

-¿Por qué estoy acá? ¿Por qué esos hombres me trajeron si tu no querías? – le recrimine.

-esa noche no me percate de que Demetri y Felix estaban cerca de mí, no se me permite tener conversaciones con humanos menos si es mi hija, debiste...

-¿Por qué no me ayudas? Yo no volveré nunca más, no le diré a nadie. – mi madre negó levemente y su expresión me dio a entender que se sentía irritada.

-no es como funciona... Nicky. – me dijo y el tono que uso me conmovió, mi madre nunca había usado mi apodo para referirse a mí, por más largo que fuera Nicollette, ella siempre lo había usado en vez de hablarme de una forma cariñosa. – si te niegas vas a morir, al igual que yo. – sentencio y mis ojos se abrieron a causa de la sorpresa.

-pero ¿Por qué tu? Tu no tienes la culpa de que yo esté aquí, tu...

-son las condiciones de juego, hija. Los lideres desean venganza y harán lo que sea para conseguirla, te has convertido en la ficha mas importante del plan, hazlo por mi hija. – dijo al momento que se sentaba junto a mi sobre la cama, su gélida mano se poso en mi espalda, claro que tampoco era que yo extrañara las caricias de mi madre, pues estas nunca se habían dado. – luche mucho para pertenecer a esta familia, ahora tu tienes la oportunidad de unirte y pasaremos el resto de nuestra existencia juntas, serás preciosa cuando te conviertas y la extraña condición de tus ojos va a desaparecer, serás perfecta. – me dijo con una leve sonrisa mientras yo meditaba sus palabras, evidentemente mi madre nunca dejo de pensar que yo era un fenómeno por tener heterocromia. - ¿acaso desprecias la especie a la que tu madre pertenece ahora? – me recrimino de momento. - ¿pondrás a esas bestias por encima de nosotros? – yo me apresure a negar con confusión.

The Vulturi's Girl |Quil Ateara| |Libro 7| de la serie: 'improntas'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora