CAPITULO 7

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Debajo de mis dedos podía distinguir claramente la corteza de un árbol, la oscuridad que me rodeaba evitaba que viera en donde me encontraba, pero no necesitaba verlo para tener la certeza de que se trataba del bosque de Forks ya que el frio estaba logrando que mis dientes castañearan, un aullido interrumpió el silencio del inmenso bosque y busque desesperadamente el lugar del que provenía tal sonido; la imagen del bosque frente a mí se volvió intermitente, como si me encontrara viendo una película vieja y dañada, la oscuridad fue iluminada en cuestión de segundos y la imagen de Aro con su sonrisa macabra apareció frente a mi, parecía estar en medio del gran salón del castillo Vulturi, de nuevo, y una sensación de pánico me recorrió, los tres líderes frente a mí, rodeados por la guardia parecían acercarse mas a mi con cada pestañeada que yo daba, el deseo de huir me inundo y quise girarme para correr, pero mi cuerpo parecía no ser capaz de responder a mis impulso, cerré los ojos con fuerza y un chillido de pánico escapo de mis labios, abrí los ojos de nuevo y la imagen cambio de nuevo, estaba de vuelta en el bosque, pero esta vez, frente a mí, había un grupo de enormes lobos del tamaño de un oso, un lobo de color chocolate se acercó a mí y extendí mi mano temblorosa hasta el, sin miedo a ser devorada por aquel enorme lobo.

Debajo de mis dedos podía distinguir claramente la corteza de un árbol, la oscuridad que me rodeaba evitaba que viera en donde me encontraba, pero no necesitaba verlo para tener la certeza de que se trataba del bosque de Forks ya que el frio estab...

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Abri los ojos de golpe y lo primero que vi fue a Quil mirándome detenidamente desde el sofá que solía estar junto a la camilla, imagen a la cual empezaba a acostumbrarme, pues cada que abría  los ojos el estaba allí; clave mi mirada en el preguntándome cual de todos los lobos que vi la noche en que me encontraron seria el, o si acaso el iba con el grupo que me encontró, Quil se puso en pie repentinamente, parecía confundido con el hecho de que yo solo lo mirara y guardara silencio mientras lo hacía.

-¿estas bien? – cuestiono acercándose a la camilla yo asentí levemente mientras seguía sus movimientos con mi mirada.

-¿acaso no duermes? – pregunte en un susurro al momento que me sentaba sobre la camilla, sin pedirlo, Quil procedió a acomodar las almohadas detrás de mi para que pudiera recostar mi espalda sobre estas.

-no es algo que me interese hacer ahora. – explico el, quedándose a mi lado, con sus oscuros ojos clavados en mí.

-debería interesarte. – comente y Quil se sentó sobre el borde de la camilla, se veía cómodo y común actuando de una forma tan humana, como si no se tratara de un enorme lobo. – no dormir puede enfermarte. – dije al final y Quil sonrió ante mis palabras.

-creo que aun no me presento, mi nombre es Quil Ateara.

-lo sé. – respondí de forma distraída y Quil frunció el ceño con confusión. – el doctor Cullen te llama así cada que viene. – me apresure a explicar, y era verdad, pero tenia que apuntar mentalmente que hasta ahora el único que me había dicho su nombre era Carlisle Cullen y en cuanto a Quil, había escuchado al doctor llámalo así.

-Nicollette, encontramos algo de información sobre ti. – comento Quil y el miedo por haber sido descubierta me invadió, Quil extendió su brazo, había una lamina entre sus dedos, al verla pude observar una foto mía, extendí mi mano para tomar mi foto.

The Vulturi's Girl |Quil Ateara| |Libro 7| de la serie: 'improntas'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora